viernes, 2 de noviembre de 2012

¿HAS REEMPLAZADO A DIOS CON ALGO?



Jeremías 2:4-8
“Oíd la palabra del Señor, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel. Así dijo el Señor: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos? Y no dijeron: ¿Dónde está el Señor, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre? Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad. Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está el Señor? y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha”.

En este pasaje, Dios lamenta la actitud del pueblo de Israel a los que él bendijo tan abundantemente. Empezando con la liberación de la esclavitud en Egipto, donde por muchos años sufrieron y clamaron a Dios. Después los condujo por el desierto donde los protegió, los alimentó, los mantuvo saludables y suplió todas sus necesidades durante cuarenta años hasta llevarlos a una tierra de abundancia, para que comiesen “su fruto y su bien”. ¿Y como respondió aquel pueblo rebelde y malagradecido? Se alejaron de Dios y “se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos”, dice el Señor. Contaminaron la tierra buena e hicieron abominable su heredad. Y aún los sacerdotes los pastores y los profetas se rebelaron contra Dios y se inclinaron ante dioses falsos y “anduvieron tras lo que no aprovecha”.

Bien pudieran estas palabras estar dirigidas a la generación actual. Es muy común ver personas que le dan la espalda a Dios, y se alejan de él, y se van en busca de cosas que no pueden llenar el vacío que queda sin la presencia de Dios. En el hombre hay un vacío que sólo puede ser llenado por Dios. El ser humano fue creado para adorar a Dios. Cuando una persona se aleja del Señor, experimenta un vacío que intenta llenar de alguna manera e inevitablemente recurre a un sustituto de Dios. Puede ser el trabajo, los deportes, el arte, o quizás las drogas, el alcohol, el sexo, la televisión o incluso otra persona. Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda en la Alemania Nazi, menospreció la enseñanza cristiana en la que fue educado y se convirtió en uno de los más fieros defensores de la ideología nazi. En una ocasión declaró: “No importa lo que creamos con tal de que creamos en algo”. Para Goebbels ese “algo” fue nada menos que el dictador y asesino Adolfo Hitler. Cuando Hitler finalmente cayó derrotado, Goebbels mató a su familia y después se mató él mismo.

Dios declara en Jeremías 2:11: “Mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha”. Es inconcebible como una persona puede estar disfrutando de la presencia de Dios, de su paz, de su gozo, de sus bendiciones, y que decida alejarse de esa preciosa fuente de felicidad, y dirigir sus pasos hacia la orilla opuesta donde la desgracia y la infelicidad esperan. No tiene sentido, pero lamentablemente sucede con mucha frecuencia. La semilla de pecado y rebeldía que traemos dentro de nosotros nos hace tomar estas decisiones tan absurdas.

Continúa diciendo el Señor a través del profeta Jeremías: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.” (v.13). El primer mal es dejar a Dios, el segundo mal es reemplazarlo con algo que, inevitablemente, traerá malas consecuencias. Abandonar a Dios significa cambiar la felicidad verdadera por algo que, en principio puede parecer muy atractivo, pero que siempre terminará en desdicha y tristeza.

Busca cada día de tu vida una relación íntima con Dios, lee la Biblia, medita, ora. No te alejes del Señor. Rechaza toda tentación que te impulse a ello y más bien acércate a la fuente de agua viva. No cambies Su gloria por algo que te traerá desgracia y sufrimiento.

ORACIÓN:
Padre santo, te ruego me ayudes a acercarme más a ti cada día en busca de tu amor y tu misericordia. Ayúdame a rechazar toda tentación de alejarme de tu presencia, sabiendo que solamente en ti puedo encontrar una vida llena de paz y esperanza. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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