miércoles, 28 de noviembre de 2012

¿HAS PERDIDO ALGO? DIOS PUEDE RESTAURARTE



Joel 2:21-25
“Tierra, no temas; alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas. Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos. Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en el Señor vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio. Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite. Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros”.

A través de nuestras vidas pasamos por infinidad de situaciones que tienden a afectar negativamente nuestro estado de ánimo, frustrándonos y desalentándonos. Cuando estamos en medio de una mala situación es muy fácil que nos decepcionemos y pensemos que no va a haber mejoría, sino todo lo contrario, que la situación va a empeorar. Quizás en estos momentos tú estés sufriendo por causa de alguien que te engañó en un trato de negocios; o una persona decidió romper contigo después de años de relación; o una enfermedad te ha estado afectando por mucho tiempo; o quizás estás teniendo problemas económicos, o a lo mejor tenías un sueño que no se convirtió en realidad.

Cualquiera sea la situación piensa que no es el final. No camines con una actitud de derrota y negativismo. Dios quiere darte un nuevo comienzo. Pon en él tu confianza pues él tiene un precioso plan para tu vida. Él es Dios de amor y misericordia, y quiere sanar heridas, reparar lo que ha sido roto y restaurar lo que ha sido robado. El pasaje de hoy nos trae este mensaje por medio del profeta Joel.

Y lo maravilloso de nuestro Dios es que cuando él restaura algo no lo trae al nivel que estaba antes, sino a un nivel mejor que el anterior. La restauración de Dios es para aumentar, para mejorar, para perfeccionar. Isaías 61:7 dice: “En vez de vuestra vergüenza tendréis doble porción, y en vez de humillación ellos gritarán de júbilo por su herencia. Por tanto poseerán el doble en su tierra, y tendrán alegría eterna”. No importa todo lo que hayas pasado. Si te mantienes con una actitud de fe, Dios hará que todo eso redunde en tu beneficio, y te dará el doble de lo que tenías.

Job era un buen hombre, amaba a Dios y era obediente. La Biblia lo describe como un “hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (Job 1:1). Sin embargo, esto no lo hizo inmune a las dificultades y aflicciones de la vida. En un período de varias semanas Job perdió todas sus propiedades, su familia y hasta su salud. Incluso su propia esposa llegó a decirle: “Maldice a Dios, y muérete” (Job 2:9). Ciertamente Job pudo sentirse amargado y haberse resentido ante tanta calamidad. Pero él tenía la seguridad de que Dios estaba en control y podía restaurarlo todo. Por eso declaró: “Aunque él me matare, en él esperaré” (Job 13:15). Poco tiempo después, Dios restauró doblemente todo lo que Job había perdido. Le dio el doble de las ovejas que tenía, el doble de los camellos, el doble de los bueyes y las asnas. Restauró su familia y también su salud. Y Dios bendijo su postrer estado más que el primero (Job 42:12-13).

Ese es el sueño de Dios para cada uno de nosotros. No importa todo lo que hayas pasado hasta el día de hoy, no importa cuantos sufrimientos e injusticias hayas tenido que sufrir, Dios quiere que el resto de tu vida sea mucho mejor, más bendecida y más próspera de lo que tú eres capaz de imaginar. En verdad, Dios te está diciendo hoy: “Lo mejor está por venir”. Pon tu confianza completamente en el Señor, vive tu vida con una mentalidad de restauración, esperando siempre cosas muy buenas, porque Dios está en control. Y él te dará el doble de paz, el doble de gozo, el doble de felicidad.

ORACIÓN:
Amante Padre celestial, te ruego pongas en mi corazón una actitud de esperanza aún en medio de mis aflicciones y mis pérdidas. Ayúdame a confiar plenamente que tú estás en control y siempre puedo esperar que tu poder restaurador me devuelva con creces aquello que he perdido. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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