lunes, 22 de octubre de 2012

¿HAS EXPERIMENTADO EL PODER DE LA ORACIÓN?


Exodo 17:8-13
"Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim. Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano. E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado. Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol. Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada".

Este pasaje nos muestra al pueblo de Israel, después de haber sido liberado de la esclavitud en Egipto, guiados por su líder Moisés, cuando atravesaban el desierto que los separaba del Monte Sinaí hacia donde ellos se dirigían para encontrarse con Dios. Cuando llegan a un lugar llamado Refidím, se encuentran allí, interfiriendo en su camino, un poderoso enemigo, Amalec y su ejército que tenían todas las intenciones de destruirlos. ¿Qué hizo Moisés ante aquella situación? Reconociendo la fuerza del enemigo que tenían frente a ellos, Moisés le dice a Josué que escoja unos cuantos hombres y salga a pelear contra Amalec, mientras él, Aarón y Hur subían a la cumbre de la colina a interceder por ellos. Y dice la Biblia que mientras Moisés se mantenía en comunicación con Dios, es decir “cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía", pero tan pronto “las manos de Moisés se cansaban” y bajaba la guardia, el enemigo tomaba ventaja.

¡He aquí manifiesto el poder de la oración! Con razón el diablo tiembla cuando ve a un creyente de rodillas. Por eso la Biblia nos dice: “Orad sin cesar.” (1 Tesalonicenses 5:17). Mientras permanecemos en comunicación con Dios, estamos en victoria. “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”, dice Romanos 8:31. Pero cuando nos descuidamos en nuestra comunión con el Señor, cuando bajamos la guardia, el enemigo entonces aprovecha y nos golpea sin compasión.

Continúa diciendo el pasaje que Aarón y Hur “tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol". Aarón y Hur entendieron la necesidad de sostener a Moisés cuando sus manos se cansaban, y así los tres unidos en oración permanecieron hasta que anocheció. ¿Y cuál fue el resultado de aquella batalla? “Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada” (v.13).

Victoria total y absoluta. Así es la victoria que nos da el Señor. Fueron perseverantes en la oración, se mantuvieron firmes y el pueblo de Israel prevaleció en la batalla. “Prevalecer” es tener éxito frente a la dificultad, dominar por completo, vencer, triunfar. La oración que prevalece es aquella que se abre paso a través de todas las dificultades y obstáculos, que persevera, que hace retroceder a las fuerzas de nuestro adversario el diablo y asegura la voluntad de Dios. No hay la más mínima duda de que el poder de Dios se manifiesta plenamente a través de la oración de su pueblo. Se manifiesta en nuestras vidas como individuos, se manifiesta en nuestras familias y se manifiesta en medio de una iglesia que ora.

Hazte el propósito de orar más. Si actualmente oras 5 minutos diarios, trata de aumentarlo a 10 o 15 minutos. Si oras media hora, aumenta ese tiempo a 45 minutos o a una hora. Y si no estás orando todos los días, ahora mismo haz un compromiso con el Señor de que vas a orar diariamente de ahora en adelante. Mientras más oremos, más disfrutaremos del poder de la oración en todas las circunstancias de nuestras vidas.

ORACIÓN:
Padre santo, gracias por esta enseñanza que muestra de manera tan clara como tu poder se manifiesta por medio de la oración. Permite, oh Dios, que tu Santo Espíritu me mueva a dedicar tiempo cada día de mi vida a buscar tu rostro, y a deleitarme en una íntima comunión contigo. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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