martes, 8 de mayo de 2012

DUERME CONFIADO

DUERME CONFIADO

Salmo 4:8
"En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado"

Alguien dijo una vez: "El resto de tu vida depende de cómo descanses por las noches". Sin embargo, mucha gente se siente como el muchacho que tenía problemas para dormir. Le dijo a su madre: "Mi cuerpo está acostado, pero mi mente sigue sentada".

Si te mantienes despierto debido a pensamientos ansiosos, pídele al Señor que tranquilice tu corazón y te dé la fe necesaria para poder relajarte. Deja que Él resuelva los problemas que te perturban. Eso hacía David cuando estaba en apuros, ya que escribió: "En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado" (Salmo 4:8). Cuando te das cuenta de que tu Padre celestial está cuidándote, puedes hallar un dulce descanso.

Durante la Segunda Guerra Mundial, una anciana en Inglaterra soportó con una serenidad increíble los bombardeos que destrozaban los nervios de cualquiera. Cuando le pidieron que revelara el secreto de su calma en medio del terror y del peligro, contestó: "Bueno, oro todas las noches. Y después, recuerdo que Dios siempre está observando vigilante, así que, me voy a dormir en paz. Después de todo, ¡no es necesario que ambos nos mantengamos despiertos!".

Sí, no solo puedes dormir, sino que puedes hacerlo en paz si reconoces que tu Padre celestial te observa y te cuida con ternura.

Reflexión: COMO DIOS NUNCA DUERME, NOSOTROS PODEMOS DORMIR EN PAZ.

Lectura: Salmos 3-4 (RV60).
3:1 ¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí. 3:2 Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. 3:3 Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza. 3:4 Con mi voz clamé a Jehová, Y él me respondió desde su monte santo. 3:5 Yo me acosté y dormí, Y desperté, porque Jehová me sustentaba. 3:6 No temeré a diez millares de gente, Que pusieren sitio contra mí. 3:7 Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; Los dientes de los perversos quebrantaste. 3:8 La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición. 4:1 Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; Ten misericordia de mí, y oye mi oración. 4:2 Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia, Amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? 4:3 Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí; Jehová oirá cuando yo a él clamare. 4:4 Temblad, y no pequéis; Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. 4:5 Ofreced sacrificios de justicia, Y confiad en Jehová. 4:6 Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro. 4:7 Tú diste alegría a mi corazón Mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto. 4:8 En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.

“Gracia, Misericordia y Paz”
(nuestro pan diario)

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