lunes, 2 de noviembre de 2015

“YO DECLARO, YO DECRETO, YO ESTABLEZCO”



Seguramente haz escuchado personas verbalizando oraciones que incluyen frases como “Yo declaro, Yo decreto, Yo establezco”. Tal vez te sorprenderás pero NADIE oró de esta manera en la Biblia.

¿Pero entonces de donde sale esta forma de orar? De la enseñanza de los tele-evangelistas carismáticos. Sin embargo esta forma de orar NO ES BÍBLICA.

A muchos cristianos ingenuos, se les ha enseñado que “en sus bocas hay un milagro” como dicen varios tele-evangelistas carismáticos, repitiendo este mantra continuamente antes de comenzar sus predicas.

El problema es que detrás de esa falsa creencia, está el error de creer que nosotros “somos mini-dioses” puesto que como somos hijos de Dios, entonces somos una especie de dioses, y que cuando hablamos tenemos poder para crear, tal como DIOS mismo lo hizo.

La filosofía detrás de esa enseñanza es que debemos imitar a Dios, para este punto se basan en Efesios 5:1, y dicen que siendo que Dios en la creación hablo y fue hecho, los hijos de Dios debemos imitar a Dios creando cosas por medio de nuestras palabras y entonces estas vendrán a la existencia. Sin embargo este pensamiento no solamente es ABSURDO, si no que es una BLASFEMIA.

La Biblia es clara cuando afirma: “Porque hay UN SOLO DIOS, y también un solo Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre” (1 Timoteo 2:5).

Adicionalmente, esta falsa creencia de que somos dioses es la antigua tentación que satanás vendió a Adán y Eva, “y ustedes serán como Dios” (Génesis 3:5). La cual nació primero en el corazón del diablo “Me haré semejante al Altísimo” (Isaías 14:14b).

Observemos lo que opinó el Señor DIOS, sobre el príncipe de Tiro quien también asumió la misma actitud y deseo de satanás:

“Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así ha dicho Yahweh el Señor: Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios), y has puesto tu corazón como corazón de Dios” (Ezequiel 28:2).

“Por tanto, así ha dicho Yahweh el Señor: Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios, por tanto, he aquí yo traigo sobre ti extranjeros, los fuertes de las naciones, que desenvainarán sus espadas contra la hermosura de tu sabiduría, y mancharán tu esplendor. Al sepulcro te harán descender, y morirás con la muerte de los que mueren en medio de los mares. ¿Hablarás delante del que te mate, diciendo: Yo soy Dios? Tú, hombre eres, y no Dios, en la mano de tu matador. De muerte de incircuncisos morirás por mano de extranjeros; porque yo he hablado, dice Yahweh el Señor” (Ezequiel 28:6-10).

Es claro que Yahweh DIOS no toma por inocente al que se enaltece, pensando en su corazón que es una especie de Dios, sentado en un trono con capacidad de DECLARAR, DECRETAR o DICTAR SENTENCIAS. Esa actitud irreverente, es usurpar la Soberanía absoluta de Dios. Tarde o temprano, la justicia de Yahweh Dios será manifestada sobre quien tal haga.

Como otros han notado, el pensamiento carismático-apostólico está enraizado en la enseñanza de la Ley de la Atracción y de la Confesión Positiva, esbozada en libros como El Secreto, las creencias de la Nueva Era y en la doctrina Metafísica Práctica de Afirmaciones y Decretos.

Otra declaración de metafísica afirma: “Cuando uno decreta algo, lo está haciendo con autoridad sobre sí mismo y sobre su propio mundo. Debemos tener en cuenta de que por ser hijos de Dios tenemos sus mismos poderes, y por lo tanto somos creadores. Esto significa que nosotros mismos decidimos que es lo que actúa en nuestro propio mundo”.

Así que la enseñanza carismático-apostólico-profética de las confesiones y decretos tiene su fundamento en la doctrina de Decretos y Afirmaciones de la Metafísica, No en la Biblia.

En un contraste muy marcado en la Biblia, El Único que puede Decretar, Declarar, y Establecer es el Único Dios Verdadero: Yahweh.

El mismo, hace la pregunta: “¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba como saliendo del vientre; cuando puse yo nubes por vestidura suya, y por su faja oscuridad; y establecí sobre él mi decreto, y le puse puertas y cerrojo” (Job 38:8-10).

Los creyentes en Cristo podemos orar, pedir para que su mano intervenga. Ese es el patrón Bíblico.

En el Nuevo Testamento, nadie dijo “Yo decreto”, más bien cuando fueron perseguidos clamaron a Dios.

“Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay” (Hechos 4:24).

“Para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra” (Hechos 4:28-29).

He aquí el resultado de la oración Bíblica al Único Rey Soberano:

“Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4:31).

Esa es la manera Bíblica de orar, no es “Yo declaro, Yo decreto, Yo establezco” como enseña con arrogancia la “Metafísica Carismático-Apostólica”, es apelar al Señor, Amo, Creador y Rey soberano de toda criatura, para que EL DECLARE, EL DECRETE y EL ESTABLEZCA.

La Biblia afirma:

“Solo tú eres el Señor, tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran” (Nehemías 9:6).

Solo Yahweh Dios el creador, es el Señor soberano sobre todas sus criaturas.

Dios es Dios, y nosotros somos solo humanos. El único poder está en la boca de Dios. Aprendamos a orar y a expresarnos de una manera Bíblica y abandonemos las prácticas que no lo son.


“Gracia y Paz”

Peter Citelli

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