martes, 16 de septiembre de 2014

¿CUENTAS CON UN BUEN SEGURO?



¿CUENTAS CON UN BUEN SEGURO?

Job 11:18
“Tendrás confianza, porque hay esperanza; mirarás alrededor, y dormirás seguro”

Los tiempos en que vivimos son tiempos de mucha inseguridad en todos los aspectos. Esta inseguridad se refleja no sólo en los altos índices de violencia, robo y criminalidad que amenazan constantemente la vida de las personas, sino también en la inestabilidad económica que reina en todo el mundo. Personas que pensaban que tenían un hogar estable han tenido que pasar por el dolor de perderlo y muchos que creían que tenían un empleo seguro han recibido la triste noticia de que han sido despedidos. También otros que gozaban de perfecta salud de momento han recibido la mala noticia del resultado de los análisis. Incluso la vida misma puede perderse en un segundo de la manera más inesperada, a través de un accidente automovilístico, o de un loco que entra a un lugar público disparando un arma, o un fenómeno natural como un repentino tornado, o un rayo, o por cualquier otro medio.

Ciertamente, es imposible garantizar la seguridad en ningún aspecto en este mundo en que vivimos. Muchas veces, con el fin de crear una sensación de seguridad a nuestro alrededor, nos llenamos de “seguros” de todo tipo: seguros de vida, seguros médicos, seguro para la casa, para el automóvil, etc. Hacemos todo tipo de planes para “asegurar” que nada va a faltarnos en el futuro; pero nada de esto puede traer absoluta y total seguridad a nuestras vidas. Sabemos que hoy estamos aquí, ¿y mañana? ¡Sólo Dios lo sabe!

La seguridad absoluta no existe en este mundo, a menos que vivamos bajo el amparo y protección de Dios. La Biblia nos dice en el Salmo 91:1 que “el que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente”. Dios es el único que puede garantizarnos seguridad en cualquier situación que se nos presente en la vida, porque él es omnisciente y es omnipotente. Todo lo sabe y todo lo puede. Y la seguridad que él nos ofrece nos cubre, no solamente en esta vida sino por toda la eternidad.

Si Cristo es el Señor de nuestras vidas podemos vivir tranquilos y confiados, pues aún en el caso de que nuestra economía, nuestra salud, o cualquier otra área sea afectada contamos con la seguridad de que él es fiel para reponernos lo que se ha perdido y aún más, como sucedió en el caso de Job, el cual lo perdió absolutamente todo, posesiones, familia, su salud, pero al final, dice la Biblia, Dios “aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job” (Job 42:10). ¡Que seguro tan maravilloso que nos devuelve más de lo que perdimos, conforme a la misericordia de nuestro Padre celestial!

Únicamente Dios puede darte un seguro que cubre absolutamente todas las circunstancias imaginables en la vida y cuyo reembolso excede todo entendimiento humano. Y lo mejor de todo es que es absolutamente gratis, pues Jesucristo hizo el pago completo en la cruz del Calvario hace más de 2,000 años. Sólo tienes que reclamarlo acercándote a él con un corazón humilde y arrepentido e inmediatamente estarás cubierto. Cuando estamos “bajo la sombra del Omnipotente” podemos vivir tranquilos, pues todo lo que suceda en nuestras vidas (bueno o malo) tiene un propósito y al final recibiremos la recompensa de Dios, como nos asegura Romanos 8:28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”. ¡Esta es la verdadera seguridad!

El apóstol Pablo entendió este concepto perfectamente, de manera que estando preso en una cárcel romana, teniendo que enfrentarse a la incertidumbre sobre su destino de vida o muerte, demostró su absoluta seguridad al manifestar: “Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21). Es decir, mientras él estaba vivo disfrutaba cada día del amor y la gracia de Cristo, y además sabía que su muerte significaría estar aun más cerca del Señor. ¿Tienes tú esta seguridad?

Un anuncio de una compañía de seguros dice: “Una llamada de 15 minutos puede ahorrarte hasta un 15 por ciento en tu seguro de automóvil”. Pero la Palabra de Dios nos dice que “15 minutos diarios de comunión con el Señor pueden ahorrarte el 100 por ciento de tus ansiedades, afanes, temores y preocupaciones”. Si no lo has hecho, comienza a hacerlo desde hoy mismo.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

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