sábado, 16 de agosto de 2014

ORACIÓN



Es curioso como muchos de nosotros solemos compararnos con Job, a raíz de las pruebas que estamos viviendo. Lo cierto es que aunque nuestros sufrimientos no se comparen a los de Job, nuestro comportamiento en esos momentos de tribulación nos induce a imitar a ese hombre justo. Volteamos a ver a Dios y lo cuestionamos con preguntas llenas de ignorancia, y lo peor de todo es que creemos tener la razón. ¿Dónde estabas tú...? Ese es el punto. Ninguno de nosotros podemos conocer la mente de Dios. El tiene un plan perfecto, trazado desde la eternidad, para ti y para mí. Permitámosle que se haga realidad en nuestras vidas; aún cuando, en ocasiones, no podamos entenderlo.


¡Gracia y Paz!

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