lunes, 24 de marzo de 2014

“Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia".


Efesios 4:31-32
“Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”.

Jesús nos dice que debemos perdonar a quienes nos hacen daño, orar por quienes nos persiguen y bendecir a quienes nos maldicen (Mateo 5:44). Esto es difícil. Pero hay algo más difícil: vivir lleno de odio, amargura y resentimiento.

La falta de perdón ha saqueado el mundo. Es la causa de guerras, asesinatos y divorcios. La consecuencia emocional de la falta de perdón es fatiga nerviosa (tensión), enojo, odio y celos. La falta de perdón ocasiona a heridas emocionales y espirituales. Invariablemente, la falta de perdón roe nuestro cuerpo físico y nos saquea con enfermedades — incluso hacia la muerte.

El más gran asesino de la tierra no es cáncer, no son las enfermedades del corazón, tampoco las enfermedades cerebro vasculares, o alguna otra enfermedad física, el más gran asesino de tierra es el odio, la amargura y la falta de perdón.



“Gracia y Paz”

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