lunes, 9 de septiembre de 2013

¿HAS ACEPTADO EL PERDÓN DE DIOS?



Hechos 13:37-39
“Mas aquel a quien Dios levantó, no vio corrupción. Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree”.

Este pasaje es parte de unas palabras que dirigió el apóstol Pablo a un grupo de judíos en una sinagoga en Antioquía de Pisidia. Pablo les habla de la muerte y resurrección de Jesucristo como parte fundamental del plan de Dios para perdonar y justificar a “todo aquel que cree”. Para entender lo que significa el perdón de Dios, tenemos que remontarnos al principio de la creación, cuando Adán y Eva decidieron desobedecer a su Creador y dejarse guiar por las sugerencias de Satanás. Así el pecado entró a este mundo y con él la muerte eterna para la humanidad. Dice Romanos 5:12: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. La palabra griega que se traduce “muerte” significa realmente “separación”. Los pecados nos separan de Dios. Al pecar, el hombre se condenó a sí mismo a estar separado de Dios por la eternidad.

Se plantea entonces ante Dios un dilema entre su perfecta justicia y su infinito amor. Debe llevar adelante el castigo por el pecado cometido, que es la muerte, pero al mismo tiempo el amor por su creación le impulsa a hacer algo por salvarla. La respuesta divina fue el perdón mediante el sacrificio de Jesucristo “para que todo aquel que en él cree no se pierda, más tenga vida eterna” (Juan 3:16). Este es el plan de salvación de Dios para la humanidad: A través del sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario nuestros pecados son perdonados, nuestra deuda es pagada, la condenación es anulada y en lugar de la muerte tenemos la vida eterna.

Ahora bien, esto es sólo la parte que corresponde a Dios. Él nos ofrece el perdón. Nuestra parte consiste en aceptar ese perdón. ¿De qué manera? Creyendo, y aceptando a Jesucristo como nuestro Salvador. Esta es una decisión completamente personal. La Biblia dice en Romanos 10:9-10 que “si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. La persona que cree y confiesa es liberada del poder de la muerte; la persona que no cree y no acepta el perdón por fe continúa bajo el poder de la muerte.

Siendo Andrew Jackson presidente de los Estados Unidos, un hombre llamado George Wilson descubrió a un ladrón que robaba algo en una oficina de correo. Wilson le disparó al hombre y lo mató. Fue arrestado, declarado culpable y sentenciado a muerte. Pero por causa de las circunstancias del delito, el presidente Jackson firmó un perdón especial que lo libraba de toda responsabilidad. Entonces sucedió algo imprevisto: Wilson se negó a aceptar el perdón y como consecuencia se produjo un problema legal.

Posteriormente hubo apelación en la Corte Suprema de Justicia donde John Marshall, el juez principal, dio un famoso veredicto que es el siguiente: “La declaración de perdón es sólo un pedazo de papel, pero tiene el poder de perdonar si lo acepta la persona que es objeto del perdón. Si esta persona se niega a aceptar el perdón, no puede ser absuelta. Por tanto, debe ejecutarse la sentencia de muerte dictada contra George Wilson”.

George Wilson fue perdonado, pero por haberse negado a aceptar el perdón fue ejecutado. El mundo se encuentra en una situación similar a la que se encontraba Wilson. Dios ha perdonado los pecados de la humanidad a través del sacrificio de Jesucristo. Cada uno de nosotros tiene la oportunidad de aceptar o no este perdón.

Si tú creíste y has abierto tu corazón a Jesucristo aceptándolo como tu Salvador, puedes tener la seguridad de que tus pecados han sido perdonados y pasarás la eternidad en compañía del Señor. Si aún no lo has hecho, y de corazón crees que Jesús es el Hijo de Dios, que murió en la cruz por tus pecados y que Dios lo resucitó de los muertos, lo único que tienes que hacer es confesarlo con tus labios, pidiendo al Señor que entre en tu corazón. De esta manera recibirás el perdón de Dios y el regalo de la vida eterna.

ORACIÓN:
Bendito Dios, te doy gracias por el perdón que me ofreces a través del sacrificio de tu Hijo. Hoy abro mi corazón y acepto tu perdón. En el nombre de Jesús, Amén.


“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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