miércoles, 10 de julio de 2013

EL DIVORCIO Y NUEVO MATRIMONIO



Deuteronomio 24:1-4
“Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa. Y salida de su casa, podrá ir y casarse con otro hombre. Pero si la aborreciere este último, y le escribiere carta de divorcio, y se la entregare en su mano, y la despidiere de su casa; o si hubiere muerto el postrer hombre que la tomó por mujer, no podrá su primer marido, que la despidió, volverla a tomar para que sea su mujer, después que fue envilecida; porque es abominación delante de Jehová, y no has de pervertir la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad”.

De acuerdo con esta porción Bíblica, vamos a estudiar todo el consejo de Dios al respecto:   

1.- El Divorcio en el Antiguo Testamento:

a. El divorcio esta reglamentado.

b. No se debía ofrecer ningún sacrificio ni se le ve como un pecado.

c. Sólo el esposo podía repudiar a su esposa y podía ser por alguna cosa torpe, «asunto de desnudez» que había visto en ella. Es interesante que no aparece la «cláusula de excepción» como dice el Señor Jesús «a no ser por causa de adulterio» porque este pecado era pagado con la muerte (Deuteronomio 22).

d. Al divorciarse el esposo le daba una carta de divorcio, así ella tenia un documento que avalaba su separación y podía casarse con otro sin ser acusada de adulterio. Se la entregaba en la mano.

e. La mujer podía casarse de nuevo.

f. Una vez casada con el segundo no podía volver con el primero. No se podía “rehacer” el primer matrimonio. La ley del divorcio en Israel funcionaba por lo menos desde hacia 14 siglos. Por el mal trato que tenían algunos con sus esposas, Dios les permitió el divorcio por cualquier causa (Mateo 19). Así los hombres se divorciaban por cualquier capricho: desde una comida mal hecha hasta la banalidad mas grande. Sencillamente les daban una carta de divorcio en presencia de dos testigos. En Deuteronomio 14:1-2 vemos como era la carta de divorcio. Y no era por infidelidad porque por esta causa las lapidaban, era por cualquier otra cosa. Jesús dijo que era por la dureza del corazón. Así se divorciaban y se podían volver a casar con otro pero no volver con el primero (Deuteronomio 23:3, 4).


2. Circunstancias por las cuales no se aceptaba el Divorcio:

a. Si el esposo la acusaba falsamente de infidelidad antes del matrimonio, no podía divorciarla nunca. Deuteronomio 22:13-19.

b. Si se casaba con una virgen a quien él había seducido no podía divorciarla. Deuteronomio 22:28-29.

c. El sumo sacerdote o un sacerdote no podía casarse con una divorciada. Levítico 21:14; Ezequiel 44:22; Esdras 10: ¡Dios mismo aquí dice que se divorcien! de sus esposas paganas; son ¡113!, aquí vemos un mal menor frente a un mal mayor. Malaquías 2:10-16: El odio de Dios hacia el divorcio se debe a que el pueblo «se divorció» para CASARSE CON PAGANAS (v.11), y más jóvenes. Dios buscaba su descendencia (v.15), así al estar unidos con paganas no podían cumplir este ideal de Dios. Lo que más molestó a Dios no era el divorcio, sino «el matrimonio» hecho con paganos. El v.16 dice que Dios «odia el divorcio» «y al que cubre de iniquidad su vestido». Él odió ese divorcio de sus esposas de su misma tierra para casarse con personas que Dios prohibía. Había un abuso, no se separaban por «alguna cosa indecente», sino sin motivo para casarse con ellas. Dios no odia todos los divorcios, sino algunos.


3. El Divorcio en el Nuevo Testamento

Motivos Bíblicos para obtener el divorcio

a. POR MUERTE

Romanos 7:1-3
“¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? Porque la mujer casada está sujeta por la ley del marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera”.

No habla del divorcio, sino del matrimonio. Aquí nos da otro elemento; cuando hay muerte también la mujer queda libre para contraer matrimonio. Es otra excepción a nuevo matrimonio.  Para el nuevo matrimonio, hay que estar libres del compromiso anterior desde el plano legal y haber sanado su vida pasada. Deben agotarse todos los medios y recursos para sanar ese matrimonio herido. Desde la ayuda pastoral, el consejo, la sanidad interior, la psicoterapia, terapia de pareja, etc. Ambos deben buscar en oración y clamor soluciones que vengan del trono de Dios a su favor.


EL DIVORCIO NO ES UN PECADO IMPERDONABLE

Es grave porque es pecado, pero Dios lo perdona, esto no significa que el cristiano debe pensar «bueno, me separo, pido perdón y listo» porque la gracia no es barata, y la libertad no es libertinaje, no es «juego con Dios porque estoy dolido y luego de separarme pido perdón”.

Ante la presencia de Dios estar separado no lo hace de segunda categoría. Es el mal menor cuando la pareja no puede ya reconstruir su vida. Nosotros oramos por bendición.

El divorcio es una experiencia dolorosa, trae consecuencias en los hijos, trae consecuencias de dolor para los cónyuges, aun cuando separarse parecería un «alivio».


b. EL ESPOSO INCRÉDULO REHÚSA SEGUIR CASADO

Hay un texto explícito en las epístolas de Pablo que dice: "Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer. Y a los demás yo digo, no el Señor: si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos. Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamo Dios. Porque ¿qué sabes tu, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O que sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?» (1 Corintios 7:10-16).

Pablo dice en los versículos 10 y 11 «manda el Señor» y en 12-16 dice «no dice el Señor sino yo». Para algunos esto es como un enigma, piensan bueno, es claro en los versículos 10 y 11 lo dijo Jesús y en los siguientes es una opinión de Pablo, es decir no inspirada. Pero esta interpretación es equivocada. Lo que el apóstol señala es que lo primero es dicho por Jesús directamente, mientras que lo otro fue dado a él personalmente por el Espíritu Santo, lo mismo dice en el versículo 25 «yo os doy mi parecer», es cuando Pablo se presenta en las cartas y dice: «Pablo apóstol a...» ¿escribe Pablo o el Espíritu Santo a través de Pablo? o Jesús dice en Mateo 19:8 «por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió» como, fue Dios el que lo dijo o Moisés. Dicen los versículos 10 y 11 «Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido y que el marido no abandone a su mujer. 1) versículos 12-14: Si el no creyente «consiente» en no dejar a su cónyuge, el cristiano no lo debe dejar. Por su conducta puede ser ganado. 2) versículo 15: Si el incrédulo se quiere separar, “sepárese”. La palabra usada en el griego es “chorizo” que significa “separación total”. Así si el incrédulo se quiere separar (totalmente), entonces no se lo debemos impedir. La expresión «bajo servidumbre» eran términos legales que se usaba en el comercio de esclavos; cuando un amo compraba a un esclavo, al soltarlo lo dejaba «sin servidumbre», se le daba un certificado de entrega. Así entonces el cristiano «queda libre». El pacto se ha roto. Ya no está bajo las obligaciones que el pacto implica. En el versículo 27b habla de «estar libre» la palabra es «luo» que es la contrapuesta a «deo» atar, ligar. Habla de divorciarse. Así puede volver a casarse no esta en adulterio. Porque hemos sido creados a vivir en paz (16).

Dios anhela que vivamos en paz, y como no sabemos si el incrédulo va a conocer o no al Señor no debemos basar nuestra esperanza en esto. Así que si el incrédulo se quiere separar, firmen los papeles. Es verdad que 1 Pedro 3:1-5 nos da consejos de como ganarlo por la conducta al incrédulo, pero también Pablo dice que si el desea separarse no debemos resistir eso.

Hace un tiempo conocí a un hermano que al convertirse llevo las buenas nuevas a su esposa, ella no solamente no quería saber nada con Dios, sino que el matrimonio se tornó en una atmósfera violenta e insoportable. Así la esposa no cristiana solicitó a su esposo cristiano el divorcio, éste no sólo se negó sino que oró, oró, oró y ella cada vez más se resistía y cada vez más violenta se volvía; me dijo «no se, como hacerle entender que no quiero estar más con él, que no lo amo, y no lo voy a amar nunca, pastor, por favor, dígale que me dé el divorcio porque yo ya amo a otro hombre».

El cristiano no solo no se lo dio, sino que han pasado los años y todo sigue de mal en peor. El cristiano ha desobedecido un mandamiento de dar divorcio al incrédulo que así lo desea. Además de quedar libre doblemente por el adulterio de ella con su nuevo amante.


c. EL DIVORCIO EN JESÚS

El pasaje esta en Mateo 19. Los fariseos se le acercan para tentarle, no querían saber lo que Jesús pensaba al respecto, sino «para tentarlo» (versículo 3), por eso Él da lo mínimo indispensable para responder a ese ataque, no les estaba dando un «estudio sobre el divorcio» sino una respuesta sencilla a una pregunta capciosa.

La pregunta apunta a si se podía separar por “cualquier cosa”. Jesús contesta con el ideal, ser uno, por eso el hombre no debe separarse «chorizo» (separación total), pero la realidad del pecado hizo traer otra realidad. NO es lo que Dios quiere pero por el pecado esta permitido. En el versículo 9 dice de fornicación (Marcos 5:32). Digamos con claridad que en el tiempo de Jesús el divorciado tenía la posibilidad de volver a casarse; la palabra «repudiar» significa «dar libertad» quedar libre del contrato. Es decir, un hombre que se divorcia de su mujer y se casa con otra, el tal comete adulterio. La causal que da para el divorcio es «fornicación». La palabra es «porneia» significa toda clase de irregularidades sexuales, y es importante tener en claro todo su alcance. Es una palabra que integra pecados como: adulterio, fornicación, homosexualidad, lesbianismo, perversiones de todo tipo, incesto, bestialismo, etc. (Mateo 19:9; 5:32 y 1 Corintios 5:1. Ver Números 25:1-2; 1 Corintios 10:8; Apocalipsis 2:14). Este pecado puede aparecer y disolver el matrimonio si así lo deciden los cónyuges o perdonarse, sanar esa herida y seguir adelante. Nosotros como consejeros empujamos a que exista el perdón, pero si el cónyuge herido decide divorciarse no debe verse como un pecado. El adulterio antes era considerado con la pena de muerte (Levítico 20:10); en el Nuevo Testamento el adulterio mata el pacto, y la parte inocente queda libre para rehacer su vida. Algunos dicen que esta enseñanza está para cuando ambos son parte del Reino de Dios. Sucede también que este pecado ocurre luego de que ambos se separaron «oficialmente». Dice Marcos 10:11, 12 «Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.» Así que separarse y casarse sin que exista fornicación se comete adulterio. Dice Mateo 5:31, 32 «También fue dicho: cualquiera que repudie a su mujer, déle carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio». Se le daba una carta de divorcio que era una carta de libertad. Jesús no abolió el divorcio, sino que le puso los motivos justos. Y ese «repudio» significa rompimiento, corte. ¿Cuál es el sentido del texto? Jesús habla del pecado del hombre no de la mujer inocente, él cometió adulterio por medio de su re-casamiento. H. Hendriksen lo traducirá así: «Pero yo les digo, que cualquiera que se divorcia de su mujer salvo por fornicación, hace que ella sufra de adulterio (no que lo cometa) y el que se case con la divorciada, se hace culpable de adulterio. Ella sufre lo malo que él hace».

Había en la época de Jesús dos escuelas de pensamiento, la de Hillel y Shammai (1 a.C.) Y la discusión se basaba en Deuteronomio 24; los que seguían al rabino Hillel creían que cualquier motivo era válido; los de Shammai enfocaron en la frase “cosa indecente” cuya traducción literal es “la desnudez de una cosa” haciendo referencia al adulterio. Si no había un motivo de fornicación ambos pueden caer en el adulterio. Sí, el tema era el más candente en toda Palestina. Ambos aceptaban nuevo matrimonio pero estaban separados en el motivo del porqué. Jesús se identificó con Shammai, aunque lo mas creído era la otra opinión. En Lucas 16:18 y Marcos 10:2-12, Jesús dice que si alguien se separa para casarse con alguien que le gustó más, no porque hubo fornicación, es incorrecto, es adulterio casarse con la otra persona. El pasaje de Marcos y Mateo 19:3-12 deben verse en conjunto.


d. POR HABERSE CONVERTIDO A CRISTO

Creemos que si alguien conoce a Cristo estando separado de su conyugue, lo viejo ha quedado en el pasado y de allí cuenta un nuevo camino. Su nueva vida en Cristo lo hace libre para elegir, por supuesto de buscar la reconciliación y nuevamente la unión, si esto es posible. Dicho sea de paso, en 1 Timoteo 3:2 habla de “ser marido de una sola mujer”, al respecto creemos que esta escritura se refiere a la poligamia.


“Gracia y Paz”
Edificando matrimonios
Conforme al propósito de Dios
Editado por Carlos Martínez M.
Bernardo Stamateas 

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