Padre santo, te doy gracias por
el privilegio de poder ver la luz de un nuevo día. Te alabo por tu infinita
bondad y amor. Gracias mi Dios porque el día de hoy he amanecido un poco mejor
de mi ojo, porque tengo medicamentos para tratarme, por la hermosa gente que se
preocupa por mi y me tiene en sus oraciones. Amado Dios ayúdame a recordar, con
un corazón agradecido, tu presencia en mi
vida. Además, hermoso Padre, te ruego que hagas desaparecer de mí todo vestigio
de conformidad y pongas en mi corazón un mayor anhelo de buscarte cada día, de
servirte más y mejor y desear cada vez más tu presencia en mi vida. En el
nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
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