jueves, 2 de mayo de 2013

¿CUÁNDO LEES LA BIBLIA LA ENTIENDES?



1 Corintios 2:12−3:3
“Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo. De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”.

“No entiendo la Biblia”, es un comentario que oigo con frecuencia, incluso de creyentes. No es ningún misterio que quienes no tienen a Cristo, sean incapaces de comprender los conceptos bíblicos, pero ¿por qué los que sí le conocen tienen problemas para entenderla? Algunas personas piensan que la respuesta es haber estudiado en un seminario, pero he conocido a pastores y maestros que no entienden realmente la Palabra de Dios. Conocen los hechos, pero carecen de interés por la Biblia o por el Señor.

La clave no es la educación sino la obediencia. Cuando nos dejamos guiar por lo que leemos, el Santo Libro cobra vida, y comenzamos a escuchar y entender la voz de Dios. Pero si no hemos obedecido lo que Dios nos ha revelado anteriormente, ¿por qué habría de darnos sus verdades más profundas? “Los secretos del SEÑOR son para los que le temen” (Salmo 25:14). ¿Quiénes son “los que le temen”? Los que obedecen sus mandamientos, a quienes se les ha prometido “buen entendimiento” (111:10).

Un estilo de vida carnal significa desobediencia ante el Señor. Esto nubla nuestros ojos, oídos y manera de pensar. No obstante que, como creyentes, tenemos pleno acceso a la mente de Cristo, el apego a nuestras actitudes pecaminosas puede impedirnos aprovechar los ricos tesoros de la sabiduría que se encuentran en su Palabra.

Al leer la Biblia diariamente, examina lo que Dios dice. Luego, bajo la dependencia del Espíritu Santo, comprométete a hacer lo que Él te pida. Si tu escuchas su voz, Él te dirá verdades más profundas, y tu entendimiento crecerá.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

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