sábado, 4 de mayo de 2013

¿CUAL ES NUESTRO COMPROMISO CON DIOS?



Un compromiso significa una obligación contraída por medio de un acuerdo, promesa o contrato, entre dos o mas personas. Cuando nos convertimos a Cristo le prometemos muchas cosas, por ejemplo cambiar, orar, ir a la iglesia. Le pedimos por la salvación de de nuestros familiares y por todas las almas que necesitan salvación, y eso esta muy bien.

Pero muchas veces nos olvidamos de lo que prometemos y dejamos de hacer nuestra parte, y nos echamos hacia atrás a esperar a que Dios nos de lo que le hemos pedido. Y cuando pasa el tiempo y vemos que nuestras peticiones no son contestadas le reclamamos a Dios, entonces El nos recuerda que nuestro pacto con El no fue solamente para El darnos a nosotros, sino para que nosotros también le demos a El.

Ana oro por mucho tiempo y lloro amargamente por un hijo, y Dios se lo dio, pero si leemos bien notaremos que ese hijo le fue dado cuando ella hizo pacto con Dios. Ana le prometió a Dios que si El le daba un hijo ella se lo iba a dedicar a El todos los días de su vida. (1 Samuel 1:11) Dios le otorgo su petición y ella cumplió lo que le prometió a Jehová. (1 Samuel 1:19-2:11)

Ya es tiempo de que comencemos a cumplirle a Dios lo que le prometemos para que podamos ver cumplido lo que pedimos. Oremos no solamente por nuestras peticiones, también oremos por las peticiones de los demás. Entreguémosle nuestros hijos a Dios y también los que no son nuestros hijos.

Dios no es hombre, para que mienta; Ni hijo de hombre para que se arrepienta: El dijo, ¿y no hará?; Habló, ¿y no lo ejecutará? (Números 23:19)

Si El nos ha prometido la salvación para nuestros hijos y seres queridos El cumplirá. Solo tenemos que esperar en El, porque El ha prometido y hará.

No hay que olvidar que el compromiso auténtico tiene dos características: sinceridad y exigencia. Sólo cuando la persona es sincera y exigente con ella misma, es auténticamente comprometida, auténticamente amante y auténticamente libre. De esta misma manera, la verdadera libertad es la que compromete, la que transforma, la que consume. Si queremos sanar nuestro corazón y los corazones de los que nos rodean tenemos que asumir un compromiso como el de Dios: serio, claro y fuerte. No nos queda otro camino más que el compromiso auténtico, sincero y exigente.


“Gracia y Paz”
Para Meditar y Compartir

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