lunes, 4 de febrero de 2013

VIVE EL LLAMAMIENTO DE DIOS



1 Pedro 2:9-12
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,  pueblo adquirido por Dios,  para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia. Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras”.

¿Qué término describe mejor tu vida como cristiano: creyente o seguidor de Cristo? Un creyente puede creer en ciertas cosas, sin necesidad de ponerlas en práctica. Pero decir: “Soy seguidor de Jesucristo” orienta tu vida en un solo camino.

¿Cómo podemos seguir el camino al que Dios nos llama?

Primero, debemos creer en Él (Juan 14:1), porque no seguiremos a alguien si no creemos en esa persona. La fe crece a medida que permanecemos en Cristo y descubrimos la hermosura de su carácter, la profundidad de su amor y la perfección de su plan.

Segundo, seguir significa obedecer al Señor (Juan 14:15). Cuando se trata de obedecer a Dios, solo hay dos respuestas: lo haré o no lo haré. Un verdadero seguidor de Jesucristo combina la fe con la obediencia, y se esforzará en decir “Sí, lo haré”, aunque algo sea difícil. “Sí, lo haré”, cuando sea impopular, y “Sí, lo haré”, aunque eso pueda causarle dolor o sufrimiento.

Por último, seguir significa servir a Jesucristo. Como hijos de Dios, no debemos ser simplemente observadores; debemos participar activamente en la obra del Señor. Los espectadores se sientan para ver, pero hemos sido llamados a usar nuestros dones espirituales y a servir todo el tiempo. En el cuerpo de Cristo, cada miembro, hombre o mujer, está llamado a hacer su parte (1 Corintios 12:27, 18).

Jesucristo confió en su Padre por completo, lo obedeció sacrificialmente (Filipenses 2:8) y tuvo una vida de servicio (Mateo 20:28). Estamos llamados a imitarlo. ¿En cuál de estos aspectos necesitas tu seguir a Cristo más de cerca? Pídele al Espíritu Santo que te dé el corazón de un siervo obediente.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

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