miércoles, 20 de febrero de 2013

MUCHO CUIDADO CON LAS FALSAS DOCTRINAS



Gálatas 1:6-12
“Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”.

Una revista británica publicó hace algunos años un artículo titulado: “Cree su propia religión”. Su autora escribió: “Yo no logro entender como la gente se puede dedicar a una sola religión y esperar que conteste todas sus oraciones y que supla todas sus necesidades. No dudo que Jesús fuera el Hijo de Dios, pero creo que también hubo muchos hijos, e hijas, de Dios”. Más adelante concluye esta autora: “Me he convertido en una especie de urraca teológica que toma trocitos de diferentes religiones, las cuales suplen mis necesidades”.

Esta mujer, sin duda alguna, estaba totalmente equivocada en su conclusión de que es necesario tomar “trocitos de diferentes religiones” para suplir nuestras necesidades espirituales. Con frecuencia escuchamos declaraciones similares a estas de personas que desconocen la verdad del evangelio, pero lo más triste y lamentable es cuando provienen de lideres cristianos, los cuales, con el fin de hacer más atractiva su predicación, alteran la pureza del evangelio y predican lo que piensan que a la gente les gusta escuchar, y no lo que deben escuchar. En relación a éstos, el apóstol Pablo escribe en el pasaje de hoy: “Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres?”

Los cristianos de Galacia conocían el verdadero evangelio, pero los falsos maestros lo pervirtieron afirmando que había que guardar la ley de Moisés para ser salvo. Pablo les dijo que esto era totalmente falso. El verdadero evangelio es el que él les enseñó, pues “no lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”, les dijo. De igual manera, en su carta a los corintios, Pablo escribió que “Cristo murió por nuestros pecados, que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15: 4). Todo aquel que lo cree de corazón y confiesa con su boca que “Jesús es el Señor” será salvo, dice Romanos 10:9. Muchos han ignorado esta verdad y han sido victimas de falsos maestros que, con bonitas palabras, los han engañado diciéndoles lo que a ellos les agrada oír.

En su carta a los Romanos, Pablo les advierte acerca de estos individuos: “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos” (Romanos 16:17-18). Y en su carta a su hijo espiritual Tito, Pablo se refiere a estos falsos maestros de la siguiente manera: “Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra”. Entonces le aconseja: “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina” (Tito 1:16-2:1).

Todas estas advertencias debemos tomarlas muy en serio, y poner sumo cuidado en aprender la sana doctrina del evangelio expresada en la Palabra de Dios, meditando en ella y orando cada día de nuestras vidas. Entonces podremos rechazar con autoridad toda falsa doctrina que se nos presente.

ORACIÓN:
Padre santo, te ruego me des el conocimiento y el discernimiento espiritual para poder rechazar inmediatamente todo aquello que difiera de la verdad y pureza de la sana doctrina que es tu Santa Palabra. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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