miércoles, 14 de noviembre de 2012

VICTORIA SOBRE LA CULPA



Juan 3:16-17
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”.

A veces, las personas son prisioneras de la culpa, mucho tiempo después de que este sentimiento debería haber sido quitado. Algunas viven, con razón, con ese sentimiento porque se niegan a abandonar el pecado que lo ocasionó. Mientras tanto, otras sufren el peso de la falsa culpa porque albergan un sentimiento que no pertenece a ellas. Cualquiera que sea la causa fundamental de la condena, el plan de batalla sigue siendo el mismo.

La victoria sobre la culpa comienza cuando se entiende que Jesucristo llevó nuestra vergüenza a la cruz, y recibió nuestro castigo. No hay manera de que podamos pagar el precio de nuestro pecado. Pero sí necesitamos honestamente identificar la fuente de nuestra culpa y confesarla delante de Dios. Eso significa aceptar nuestro pecado. El arrepentimiento da un paso más: nos aparta de lo que está mal, y nos ayuda a hacer lo bueno.

Confrontar la culpa de esta manera quita el peso de la vergüenza en nuestro corazón, y pone paz y gozo. Además nos  brinda sabiduría para compartir. La franqueza en cuanto a nuestros errores del pasado, las consecuencias de nuestros errores, las cargas de culpabilidad, y el perdón, revelan al Señor a quienes están a nuestro alrededor. Dios puede llegar a otros que necesitan que sus cadenas de culpabilidad sean rotas, por medio nuestro.

La batalla para vencer la culpa no debe aplazarse. La culpa no se irá por sí sola. Ya sea que su sentimiento de condena sea verdadero o falso, necesita ser enfrentado rápidamente. Deje de huir, y enfrente el origen de su culpa. Póngale fin a su cautiverio, y comience a andar en el gozo.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

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