viernes, 16 de noviembre de 2012

EL VALOR DEL DISCERNIMIENTO



Proverbios 2:1-11
“Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti, Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia, Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. El provee de sana sabiduría a los rectos; Es escudo a los que caminan rectamente. Es el que guarda las veredas del juicio, Y preserva el camino de sus santos. Entonces entenderás justicia, juicio Y equidad, y todo buen camino. Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, Y la ciencia fuere grata a tu alma, La discreción te guardará; Te preservará la inteligencia”.

Si usted hiciera una lista de las cosas que más quiere en la vida, ¿sería un espíritu de discernimiento una de ellas? El Señor da un gran valor a este atributo, y quiere que todos lo tengamos. Si no lo tenemos, tomaremos decisiones equivocadas. El discernimiento es la capacidad de hacer buenos razonamientos al darse cuenta de lo que no es obvio con facilidad. Por ejemplo, ¿puede usted señalar la diferencia entre el legalismo y la libertad? Dios nos llama a vivir de acuerdo con nuestras convicciones personales, pero no todas ellas son mandatos morales para todos los creyentes. Debemos ser capaces de reconocer la diferencia que hay entre ambos.

El discernimiento es necesario para distinguir lo bueno de lo mejor. Dios tiene el plan perfecto para cada uno de nosotros; sin embargo, hay una multitud de opciones buenas frente a nosotros. Por ejemplo, suponga que le han ofrecido dos empleos. Ambos parecen prometedores, pero solo uno de ellos es lo mejor que Dios tiene para usted.

Es obvio, considerando estos dos ejemplos, que nuestra gran necesidad en cuanto a discernimiento implica ser capaces de comprender lo que Dios nos está diciendo. Cuando usted enfrente una decisión, ¿cómo sabe si Dios le está hablando, o simplemente está escuchando sus propios deseos o razonamientos?

El tiempo para desarrollar discernimiento es ahora mismo. No espere hasta que tenga que tomar una decisión crítica. Comience hoy a llenar su mente con la Palabra de Dios. Pase tiempo con el Señor en compañerismo íntimo. Cuando más lo conozca, mejor podrá discernir su voz.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

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