lunes, 29 de octubre de 2012

LA INDESTRUCTIBLE PALABRA DE DIOS



Deuteronomio 4:1-2
"Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da. No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno".

La Biblia no fue escrita en Atenas o en Alejandría, los grandes centros de la cultura antigua, ni es obra de filósofos ni de científicos. La redactaron hombres y mujeres que, en su mayoría, no tenían estudios pero fueron inspirados por la misma fuente de sabiduría y poder: Dios mismo. Dice 2 Timoteo 3:16: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia". La mayoría de los escritores fueron hebreos, pueblo que por tradición, educación y sentimientos es muy cerrado al contacto exterior; sin embargo, la Biblia ejerció una preponderante influencia sobre las naciones de Occidente.

Durante toda la historia se han hecho muchos esfuerzos para destruir y deshacerse de la Biblia. Reyes, gobernadores, dictadores, autoridades religiosas, y ateos han tratado de quemarla, enterrarla, refutarla, matar a los que la leían, confiscarla, prohibirla, y esconderla, pero la Biblia ha vencido en toda batalla. En el año 303 Diocleciano, el emperador romano, decretó la más terrible de las persecuciones contra "el Libro" y sus lectores. Miles de cristianos perecieron e innumerables Biblias fueron destruidas. Se erigió una columna de triunfo con esta inscripción: "Extinto nomine cristianorum" ("El nombre de los cristianos ha sido extinguido"). Pero la Palabra de Dios resurgió y en el año 325 el emperador Constantino la reconoció como la Palabra de la Verdad.

En el siglo dieciocho, Voltaire, el incrédulo francés, profetizó que dentro de cien años después de su muerte la Biblia sería un libro desusado. Actualmente es Voltaire a quien se ha echado al olvido, y la casa que era de él es usada por la Sociedad Bíblica para poner en circulación cientos de miles de ejemplares de la palabra de Dios. La Biblia es el libro de mayor venta en todas las épocas. Se ha traducido a más de dos mil lenguas y dialectos, y se han distribuido millones de copias del sagrado libro por todo el mundo. Sus enseñanzas se remontan a miles de años pero todavía están vigentes en nuestros tiempos. Es poderosa y verdadera, y se eleva sobre todo el escombro y las ruinas de sus enemigos. ¡Y así será para siempre! Así lo afirma 1 Pedro 1:25: "La palabra del Señor permanece para siempre." Nada ni nadie podrá destruir jamás la poderosa palabra de Dios.

En Mateo 24:35 Jesús declara: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán." Podemos vivir totalmente convencidos de que estas palabras del Señor se cumplirán a cabalidad. Y, mientras estemos en el cuerpo, debemos alimentar nuestras almas cada día de nuestras vidas con el poder que emana de la indestructible palabra de Dios. Al mismo tiempo no debemos olvidar que, como ejército de Jesucristo, tenemos que estar prestos a pelear contra las huestes satánicas que dirigen todos los movimientos ateos y anticristianos que están surgiendo por todo el mundo, manteniéndonos en constante oración y levantándonos sin temor frente a todos aquellos que, conciente o inconcientemente, blasfeman contra la santa palabra de Dios.

Por último, Efesios 6:17-18 dice: “Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu.” Por medio de la lectura de la Biblia y la oración constante llegamos a tener un profundo conocimiento de Dios, y podemos usar su poder de la manera en que lo hacían Jesús y sus discípulos para llevar a cabo milagros y proezas que glorificaban el nombre de Dios.

ORACIÓN:
Querido Padre celestial, te doy gracias por tu palabra, que es alimento y consuelo para mi vida. Hoy me uno en espíritu a tu pueblo para proclamar la soberanía de tu palabra sobre todas las cosas existentes. Te ruego, Señor, que me capacites por medio de tu Espíritu para ser un soldado eficiente en tus filas y que mi testimonio y el testimonio de mis hermanos a través de todo el mundo sirvan para glorificar tu nombre en estos momentos tan críticos. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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