sábado, 20 de octubre de 2012

¿ESTÁS FINGIENDO SER LO QUE NO ERES?


Mateo 23:23-28
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad”.

John Philip Sousa era el nieto del gran compositor y director de orquesta norteamericano del mismo nombre. Cuando era joven, este hombre recibió grandes sumas de dinero por aceptar invitaciones para dirigir orquestas. Sin embargo, llegó un momento en que su conciencia comenzó a perturbarlo. Sabia que esas invitaciones se debían a su relación familiar con su famoso antepasado, no a su propia habilidad, pues el joven Sousa apenas podía leer una nota musical. Un día decidió abandonar su lucrativa farsa y comenzar a ganarse la vida honestamente.

El pecado que Jesús censuraba más frecuentemente era la hipocresía de los fariseos. Estos estaban desempeñando el papel de personas temerosas de Dios, pero no vivían en obediencia santa a Su voluntad. En el pasaje de hoy, Jesús los llama “hipócritas”, y les dice que mientras limpiaban “lo de fuera del vaso y del plato”, dejaban sucio lo de adentro, por lo que estaban “llenos de robo y de injusticia.” Eran, afirmaba el Señor, “semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia”.

¿Has fingido alguna vez ser alguien que no eres? No tiene que ser un personaje famoso. Quizás en tu iglesia todos creen que eres un consagrado cristiano, pero en tu vida personal no sigues las enseñanzas de la Palabra de Dios. O tal vez te estás haciendo pasar por un piadoso discípulo de Jesús cuando en realidad eres un impostor espiritual. Sin duda estas son palabras fuertes y tan impactantes como una ducha de agua fría, pero la experiencia demuestra que el autoengaño es posible. Probablemente no todos los fariseos estaban concientes de su hipocresía religiosa, quizás algunos habían llegado a creerse que estaban haciendo lo correcto ante los ojos de Dios, hasta que Jesús los confrontó.

Muchos de los falsos profetas de nuestros tiempos comenzaron su labor de engaño concientes de lo que estaban haciendo y diciendo. Pero a medida que repiten una y otra vez sus mentiras, ellos mismos se las van creyendo hasta que llega un momento que se engañan a sí mismos y algunos concluyen que Dios les habla directamente y los dirige en lo que hacen. Algunos creen que son apóstoles, otros profetas, e incluso algunos dicen ser el mismo Jesucristo encarnado. Por eso es bueno que con frecuencia nos hagamos un auto análisis espiritual a la luz de la palabra de Dios, en actitud de oración pidiendo al Señor que nos ayude en el examen, así como David clamaba: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (Salmo 139:23-24).

Es en el corazón donde reside la hipocresía y la maldad que mueve a los hombres a actuar como los fariseos. Al profundizar en tu corazón, pide al Señor que te limpie de toda impureza, no por fuera, sino allí dentro de ti, como imploraba el mismo David: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmo 51:10).

ORACIÓN:
Mi amante Padre celestial, me acerco a ti en esta hora para pedirte que examines mi corazón, y saques de allí todo aquello que me hace actuar hipócritamente, fingiendo algo que en realidad no soy. Ayúdame a ser limpio tanto por dentro como por fuera, para agradarte a ti en todo lo que haga. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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