jueves, 4 de octubre de 2012

¿CÓMO TRATAS TÚ A LOS NIÑOS?


Mateo 19:13-15
“Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron. Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos. Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí”.

Muy raro es el día en el que no leemos en los periódicos o vemos en la televisión alguna noticia de abusos cometidos en niños. Es como una epidemia diabólica de abusos sexuales y de maltrato físico perpetrados en inocentes criaturas, en ocasiones bebitos de apenas unos meses de nacidos. La corrupción y la degeneración del ser humano han llegado a tal punto que cada vez son más los casos de personas que encuentran placer al ejecutar este tipo de abusos en los niños.

En el pasaje de hoy, Jesús hace una pausa mientras lo rodea una gran multitud para recibir a unos niños que le trajeron y los bendice, y muestra su amor poniendo sobre ellos las manos. En tan grande estima tiene Dios a los niños que Jesús declara que “de ellos es el reino de los cielos”. Y en Marcos 9:36-37 dice que Jesús “tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dijo: El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió”. Cuando miramos a un niño, realmente estamos mirando a Jesús, nos dice este pasaje. Cuando actuamos con un niño estamos actuando con Jesús. Cuando recibimos con amor a un niño, estamos realmente mostrando amor a Jesús. Hacer lo contrario traerá siempre horribles consecuencias. Así lo expresa el Señor en Mateo 18:6: “Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar”.

Constantemente tenemos algún tipo de contacto con niños. ¿Cómo actuamos? ¿Nos resultan molestas sus “malacrianzas”? ¿O somos pacientes y tratamos de ayudarlos y mostrarles amor? Nuestras palabras y nuestras acciones pueden quedarse grabadas para siempre en la mente de un niño, sea para bien o para mal.

Hay muchas maneras en que podemos ayudar a un niño. Un matrimonio norteamericano, Larry y Betty Bartells, tenían una buena vida. Tenían seis hijos, una buena casa, buenos empleos. Podían haber pasado el resto de su vida viviendo cómodamente, esperando el momento en que el último hijo se graduase de la universidad para disfrutar esa época de la vida en que los hijos se hacen adultos. Pero el Señor tenía otros planes para ellos. Dios puso en sus corazones amor por los niños desamparados. Les puso una carga por el número cada vez mayor de niños para quienes cada día es una pesadilla de hambre y peligro. Así, a una edad en que la mayoría de las personas se preocupa por sus inversiones y sus planes de jubilación, los Bartells partieron hacia Sur América con el fin de abrir un orfelinato. En Lima, Perú, hay miles de niños que no conocen la palabra “hogar”. Larry y Betty encontraron una casa suficientemente grande como para albergar muchos niños, y abrieron sus puertas. Sus responsabilidades de padres se desarrollaron al máximo al recibir veinte niños en su casa y hacerlos parte de la familia.

No todos podemos hacer lo que hicieron los Bartells. Pero todos podemos ayudar de alguna manera. Podemos apoyar financieramente a algunos ministerios de buena reputación que se ocupan de cuidar y alimentar niños de todas partes del mundo. Podemos participar de diferentes maneras en actividades para niños en áreas cercanas a donde vivimos. Podemos prometer mantener en oración a esos niños. Y sobretodo pongamos especial atención en hacer llegar a ellos la Palabra de Dios, pues de esta manera estamos creando una base sólida para sus vidas que va a tener influencia en ellos aún cuando sean adultos, y en sus hijos y en los hijos de sus hijos. Dice Proverbios 22:6: “Instruye al niño en Su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.

ORACIÓN:
Padre santo, te ruego que envíes tus ángeles a cuidar de tantos niños indefensos que en estos momentos están siendo abusados de una manera u otra. Ayúdame a ser un instrumento de tu amor cada vez que tenga algún contacto con un niño. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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