miércoles, 1 de agosto de 2012

JEHOVÁ, ROCA MÍA Y CASTILLO MIO


Salmos 18:2
Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fuerte mío, en él confiaré; Escudo mío, y el cuerno de mi salud, mi refugio.

David da una comparación tras otra para darnos una idea de la seguridad que el creyente encuentra en el Señor: y si podríamos añadir otras mil ilustraciones, todas resultarían inadecuadas. Hay muchas personas que dicen, “Me gustaría entregarme a Cristo, pero siento que a lo mejor yo no podría seguir firme en el camino”. Esto es un pretexto. Jesús dijo: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera” Juan 6:37. No hay nada aquí de caerse para atrás.

Sería contra la voluntad del Padre si Jesús perdiera un alma que ha venido a él, porque el verso siguiente dice: “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió” Juan 6:38. La verdadera razón que alguien no vendrá a Cristo se encuentra en Juan 10:26;27 “pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día

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