martes, 21 de agosto de 2012

FE EN LUGAR DE TEMOR


Isaías 41:8-13
“Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo. Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo. Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra. Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo”.

Hoy día, hay muchas razones para sentir temor. Nuestro mundo parece estar en un estado permanente de guerra y de crisis. El mercado de trabajo es deprimente, los desastres naturales causan estragos y los relatos de crímenes son noticias de primera plana. Sabemos, como cristianos, que el temor no debe tener lugar en nuestras vidas, pero ¿cómo podemos ignorar lo que está pasando a nuestro alrededor?

Básicamente, hay dos caminos que usted puede transitar: el de la fe o el del temor. Es imposible confiar en Dios y no confiar en Él, simultáneamente. Otra forma de decir esto es que usted no puede obedecer y desobedecer a Dios --la obediencia a medias es desobediencia.

Sin embargo, algunos cristianos deciden vivir con temor. Al ver que otros experimentan dificultades, comienzan a preguntarse si lo mismo pudiera sucederles a ellos. Alguien de mi oficina perdió su empleo, ¿seré yo el próximo? Alguien falleció en un accidente --yo podría morir también. Pero esta clase de "lógica" coloca sus circunstancias por encima de su relación con Dios.

Si Satanás logra hacerle pensar de esta manera, habrá ganado la batalla por su mente. Pero cuando usted pone sus ojos en Dios antes que en sus circunstancias, usted gana. La Biblia nos dice: "No nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio" (2 Timoteo 1:7).

Nuestro Padre celestial entiende nuestras frustraciones, sufrimientos, dolores y temores. Él siempre está allí para alentar nuestro corazón y ayudarnos a entender que Él es suficiente para satisfacer todas nuestras necesidades. Esta verdad es la única que puede ayudarnos a superar todos nuestros temores.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

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