martes, 1 de octubre de 2013

¿HAS TENIDO ALGUNA DESILUSIÓN?



Juan 11:1-6
"Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana. (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos). Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba".

Cuando María y Marta le enviaron un mensaje a Jesús para notificarle que Lázaro estaba enfermo, ellas estaban seguras de que el Señor vendría a su casa inmediatamente y sanaría a Lázaro. Este pasaje dice que Jesús amaba a esta familia. Ciertamente Jesús había demostrado a muchos su amor, pero había en él un amor especial por ellos. Era, pues, de esperar que el Señor se apresurara con el fin de sanar a su amigo. Al menos esto pensaban Marta y María. Por eso cuando pasaron varios días y Jesús no llegaba la desilusión se apoderó de ambas hermanas, y la esperanza de ver a su hermano sano desapareció totalmente al momento de su muerte. Cuando finalmente Jesús llegó a Betania ya hacía cuatro días que Lázaro había muerto. Marta salió a su encuentro y le dijo: “Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto” (Juan 11:21). Casi podemos sentir el tono de frustración y hasta cierto reproche en estas palabras de Marta. Ciertamente aprovechó el momento para expresar su desilusión.

Cuando las desilusiones llegan a nuestras vidas, es normal que sintamos tristeza y una sensación de fracaso. La desilusión es, por regla general, una respuesta emocional a la imposibilidad de lograr un deseo, una esperanza, un sueño o una meta. Esto puede llevarnos a perder la confianza en alguien de quien estábamos dependiendo, incluso alguien a quien amamos. Marta estaba desilusionada porque Jesús no vino rápidamente a sanar a Lázaro, sino que permitió que muriera. Para ella era imposible ver el propósito que había detrás de lo sucedido.

Dios siempre tiene un propósito en cada una de las desilusiones de nuestra vida. Él puede prevenirlas, pero muchas veces las usa con el fin de probar nuestra fe. Él quiere que confiemos aún en medio de las malas circunstancias. El pasaje de hoy dice que cuando Jesús escuchó la noticia de la enfermedad de Lázaro no salió inmediatamente con rumbo a Betania, sino que dijo a sus discípulos: “Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella”. Nuestra meta debe ser imitar a Jesús en todo. A medida que vamos creciendo en el aspecto espiritual podemos llegar a un punto en el que podamos decir con esta misma certeza que por encima de la desilusión por la que estamos pasando se cumplirá el propósito de Dios en nuestras vidas y su nombre será glorificado.

Cuando Jesús caminó hasta la cueva donde habían sepultado a Lázaro vio que en la entrada habían puesto una gran piedra, y les dijo a los judíos que estaban allí: “Quitad la piedra” (Juan 11:39). Entonces Marta le dijo: “Señor, hiede ya, porque es de cuatro días”. Jesús le contestó: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” Y dice el versículo 43 que Jesús “clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!” Y el que estaba muerto salió de la tumba caminando. Entonces muchos judíos creyeron en el Señor, el gozo de todos (incluyendo a Marta y María) fue indescriptible, y el nombre de Dios fue glorificado.

Nunca olvides que Dios te ama y siempre desea tu bienestar. Cuando llegue ante ti una desilusión confía en el Señor de todo corazón y espera en él. Su propósito y sus bendiciones serán una realidad en tu vida.

ORACIÓN:
Señor, hay ocasiones en que mis circunstancias son tan abrumadoras, que mi ánimo decae y está como muerto. Por favor renueva en mí la esperanza, y aumenta mi fe para que yo pueda ver tu propósito detrás de las desilusiones que vivo y pueda esperar en ti de manera que tu nombre sea glorificado en mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.


“Gracia y Paz”

Dios te Habla

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