Hechos 27:7-15
“Navegando muchos días despacio,
y llegando a duras penas frente a Gnido, porque nos impedía el viento,
navegamos a sotavento de Creta, frente a Salmón. Y costeándola con dificultad,
llegamos a un lugar que llaman Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad
de Lasea. Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación,
por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba, diciéndoles: Varones, veo
que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento
y de la nave, sino también de nuestras personas. Pero el centurión daba más
crédito al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía. Y siendo
incómodo el puerto para invernar, la mayoría acordó zarpar también de allí, por
si puediesen arribar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y sudeste,
e invernar allí. Y soplando una brisa del sur, pareciéndoles que ya tenían lo
que deseaban, levaron anclas e iban costeando Creta. Pero no mucho después dio
contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón. Y siendo arrebatada la
nave, y no pudiendo poner proa al viento, nos abandonamos a él y nos dejamos
llevar”.
La juventud es la próxima
generación que va a tomar las riendas de esta obra, aquí están los futuros
pastores, presbíteros o supervisores de esta obra. Los que vienen detrás
mantendrán el fuego encendido, no queremos que sea una generación indiferente,
que no puede alabar a Dios. Ciertamente, las señales que estamos viendo a nivel
mundial: Crisis social, crisis económica, crisis política; son parámetros inequívocos
de que ya estamos en los postreros tiempos y verdaderamente son tiempos
peligrosos, claramente indican que la trompeta está por sonar, Cristo está a la
puerta.
Vendrán tiempos difíciles y
peligrosos, pero también tenemos que reconocer que vienen tiempos muy
emocionantes para el pueblo del Señor. El pueblo que se ha mantenido en la
brecha, que sigue buscando hacer la voluntad de Dios; va a experimentar lo que la Biblia llama la gloria
postrera, vamos a ver la gloria de Jehová ser derramada sobre toda carne. Todo
aquel que está buscando al Señor y hace su voluntad va a ser revestido de esa
doble porción, una unción tan grande que el más pequeño, o el más viejito, va a
andar bajo una unción tan poderosa; Dios va a usar sus vidas para romper yugos,
para sanar enfermos, para levantar paralíticos, para echar fuera demonios, para
deshacer obras del diablo. Esta obra empezó en gloria y en pentecostés, pero
todavía no hemos visto nada de lo que Dios va a hacer. Viene la lluvia tardía,
también viene la cosecha final, Dios nos está escogiendo para meter el trigo en
el granero, ¡Gloria a Dios!
Creemos en los ángeles, hemos
visto ángeles, yo sé lo que es ver un ángel. Estaba recién convertido, ayunando
varios días, estaba en mi cuarto, y apareció un ángel con vestiduras blancas
como la nieve, un blanco resplandeciente, con ribetes como de oro aquí en el
cuello, unos ojos transparentes que lo miran a uno y lo atraviesan. Así es que
abrí más los ojos para que no se me vaya a ir el ángel y disimuladamente me pellizqué
para saber si estaba dormido, porque estaba sentado en la cama, el ángel me
sonríe y me dice: ¡No estás dormido, estás despierto y he sido enviado para
mostrarte algo! Y se sentó en la cama y yo siento cuando la cama se hunde un
poquito y abrió un álbum de fotografía donde yo estaba recién nacido, y el
ángel comienza a decirme paso a paso mi vida: Esto que te pasó cuando tenías
tal edad, por eso que tú a veces actúas así y asá…
Y comenzó por diferentes etapas
de mi vida y ahí me di cuenta que en el cielo tienen un control completo de
nuestras vidas desde antes de que naciéramos, desde antes de que estuviéramos
en el vientre de nuestra madre. Pero hermanos, los ángeles no son los llamados
para meter este trigo, somos nosotros a quienes Dios ha llamado para cosechar
el último ramillete de almas que el Señor va a hacer madurar cuando la lluvia
postrera descienda sobre todos nosotros, el mundo entero va a ser sacudido y se
dará cuenta que el Dios de este mundo no es Hare krishna, ni Mahoma, ni Buda,
ni fulano, ni mengano, sino que Jesucristo es el Rey de reyes y Señor de
señores.
Cuando usted camine por las
aceras, la gloria de Dios estará sobre su vida, y si un endemoniado pasa a la
par suya este será libertado por la unción que habrá sobre su vida; cuando vaya
por un hospital y pase por varias camas y no haya tiempo de orar uno por uno,
sólo que pase nada más y los enfermos sanarán. En el año 1950, llegó un hombre
a Costa Rica a realizar una campaña en el campo de béisbol, pero el gobierno se
lo prohibió, y entonces se fue al hospital a orar por los enfermos, y los
doctores endiablados también se lo prohibieron, entonces se sintió tan
indignado, que este hombre se paro frente al hospital de San Juan de Dios (en
Costa Rica), levantó sus manos hacia el hospital y comenzó a orar (desde
afuera) y dijo: “Sean sanados todos los enfermos”, y comenzaron a oírse gritos
en el hospital, gente que se levantaba de sus camas, se quitaban lo que tenían
y decían que estaban sanos. Sí, eso fue años atrás, ¿cuánto más vamos a ver en
estos últimos días? Por eso es importante hermanos que nosotros estemos en
obediencia y en la perfecta voluntad de Dios, y así no nos vamos a desubicar
del plan de Dios que hay sobre nuestras vidas.
Una de las viejas tretas del
enemigo cuando no puede derribar a alguien, cuando no puede hacerlo caer de la
gracia, es desubicarlo del plan de Dios. Y si él logra desubicarme del plan de
Dios, de la voluntad de Dios, me voy a meter a trabajar donde Dios no quiere
que trabaje, voy a casarme con quien Dios no quiere que me case, voy a estudiar
lo que Dios no quiere que estudie, y voy a estar donde Dios no quiere que este,
y por supuesto las cosas no van a salir bien; esta es una vieja estrategia del
diablo, desubicar a la gente. Hay personas que se casaron antes de tiempo,
otros se casaron con quien no tenían que unirse; y estos en lugar de meterlos
en el Señor, los alejaron de Él; hermano no permitas que el enemigo te
desubique del plan de Dios.
Abraham era uno de los mejores
amigos de Dios, de hecho Dios dice: “Abraham, mi amigo” (Isaías 41:8), y Dios
le dio una promesa: “Te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición”
(Génesis 12:3), luego de prometerle bendecirle y engrandecer su nombre, también
le da una responsabilidad (serás de bendición). “Hubo entonces hambre en la
tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre
en la tierra” (Génesis 12:10); nunca Dios le dijo que descendiera a Egipto,
descendió y se desubicó del plan de Dios y ¿qué ocurrió? Llegando allí se
volvió mentiroso.
“Y aconteció que cuando estaba
para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que eres
mujer de hermoso aspecto; y cuando te vean los egipcios, dirán: su mujer es; y
me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida. Ahora, pues, di que eres mi
hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti”
(Génesis 12:11-13); entonces se volvió mentiroso y hasta casi pierde su
matrimonio, “aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron
que la mujer era hermosa en gran manera. También la vieron los príncipes de
Faraón, y la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa de Faraón”
(Génesis 12:14-15).
Pero lo más terrible de todo es
que los trece años que estuvo en Egipto Dios no le hablo ni una sola vez. La
voz de Dios es alimento para el alma, Dios habla de muchas formas por la Palabra , por sueños. En el
caso mío, yo quería que me hablara en profecía, era un joven de dos años de
convertido; me acuerdo que comenzó la vigilia y Dios derramando su Espíritu, y
Dios hablando, y levantaba un vaso y hablaba aquí, y hablaba al otro, pero a
mí, nada. Entramos al receso y pensé, ‘tal vez después’, y el Señor otra vez
moviéndose y hablando y a mí, nada. Ya eran las cinco de la mañana, íbamos a
terminar la vigilia y yo dije: ‘¡Qué lástima, la aguantada de sueño que di hoy,
Dios no me habló como yo quería!’ Y me fui a la puerta y ya estaba con un pie
afuera, en tanto el Pastor iba a despedir el culto, y dijo: ‘Hermanos hay que
esperar hasta el último Amén’.
¿Quién le ha dicho que al
principio del culto Dios tiene que hablar? Dios hace como a Él le place, Él es
soberano; cuando veo que se derrama el Espíritu Santo meto el otro pie y abro
un ojo y veo que Dios levanta un vaso y comienza hablar a un hermano: ‘¿Qué
piensas, de quién te escondes, qué estabas haciendo a las siete de la mañana
fumando, qué crees que mi ojo no te vio?’ Y el hermano llorando y todo
arrepentido, y yo ‘¡Señor háblame, háblame!’ Cuando yo veo que a una hermana la
toma el Espíritu y yo estoy con los ojos cerrados y los abro un poquito y veo
que se acerca donde yo estaba, en mi espíritu le decía: ‘¡No te suelto, háblame
Señor, háblame!’ Y se detiene junto a mí para profetizar y cuando siento algo
caliente que desciende sobre mi cabeza y oigo que esa mujer me dice: ‘¡Oye muy
amado Carlos!’ Hasta ahí llegué, dos años esperando que Él me hablara y ahora
me desmayo, sólo porque oí “oye amado Carlos” y eso fue todo lo que me acuerdo
porque me desmayé, y luego tuve que levantarme y preguntar a cada uno, parecía
un reportero.
Me contaron el testimonio de un
hermano que vivía en los Estados Unidos, y que un amiguito de él le dijo que
vendiera su casa y dejara todo, y se viniera para la Florida , le pintó la luna,
el sol y las estrellas; entonces sin consultar a Dios vendió su casa, dejó
todo, él y su esposa renunciaron a su trabajo, se fueron para Florida sin
dirección de Dios. Cuando llegaron allí en lugar de por lo menos alquilar una
casa y ver cómo les iba, se pusieron a construir una casa que le costó 250,000
dólares y después de que la construyó no conseguía trabajo, se vio en
problemas, la casa perdió valor, se vino la crisis, ahora lo que le ofrecían
eran 100,000 dólares por la casa, estaba por perder la casa también, por haber
tomado una decisión sin consultar a Dios, se salieron de la voluntad de Dios.
Abraham casi pierde su matrimonio hasta que reconoció y volvió a subir al lugar
donde había edificado un altar y llegó a ese lugar y adoró al Señor y allí Dios
se le volvió a manifestar. Después de trece años Dios le vuelve hablar y las
cosas cambiaron en la vida de Abraham.
Hermano querido no te desubiques,
nos pases lo de Abraham; no pases lo de Jonás, que se fue para otro lugar donde
Dios no le había dicho; nos puede pasar lo de Pedro, que apareció siguiendo a
Jesús de lejos, y desubicado negó al Señor tres veces; que Dios nos ayude a
mantenernos en obediencia a él, en la perfecta voluntad, si lo hacemos seremos
cabeza y no cola, estaremos arriba y no abajo, seremos benditos al salir,
seremos benditos en la ciudad y lo más importante tendremos paz, ¿cuántos
quieren el cien por ciento de lo que Dios tiene para su vida?, no le deje nada
al mundo, no le deje nada al diablo, agarre todo lo que Dios tiene para su
vida, todas las bendiciones, todo el ministerio, todos los dones, todos los
talentos, todas las habilidades, todas las puertas en que hay que entrar.
Ustedes han oído de David, que
Dios le dijo: ‘¡Te di esto, te di aquello, te di palacio, te di casas, te di
ovejas, esto, aquello! Y te hubiera dado mucho más’. Cuando yo leí ese pasaje
entendí que hay mucho más para mi vida, no quiero menos ni tampoco quiero más,
pero quiero todo lo que Dios tiene para mi vida.
En el pasaje que estamos leyendo
hoy, encontramos al apóstol Pablo siendo prisionero y llevado hacia Italia, pasaron
por varios puertos de Asia, por: Sidón, Chipre, Cilicia y por otros más, y dice
la escritura que navegaron por muchos días despacio porque los vientos les eran
contrarios. La obra del Señor nunca es fácil, ser joven no es fácil, los
vientos siempre serán contrarios, ¿por qué? Porque nosotros vamos para allá y el
mundo viene para acá, los vientos siempre serán contrarios, cuesta más seguir la
sana doctrina. Pastor, me decía un hermano: ‘¿Usted conoce algún lugar que sea
suavecito, que sea fácil para empezar yo el ministerio?’ Y le dije: ‘Perdón
pero no hay ningún lugar fácil, en ningún país del mundo, pero si Dios te manda
Él te dará la victoria, si Dios te llama te capacitara’.
La obra no es fácil, por eso yo
no quería ser pastor, no es para asustarles, pero yo dije: “Cualquier cosa
menos pastor”; me gustaba ser oveja, me pegué a mi pastor, me pegué tanto que
una vez íbamos a cruzar un río, íbamos varios discípulos, jóvenes todos, y
llegamos al río, porque íbamos para predicar, veo ese río y le digo: ‘Hermano
pastor, yo lo pasaría a usted a caballo, pero como yo soy tan bajito de
estatura (aunque yo lo monte a caballo) los dos nos vamos a mojar siempre, es
una tontería que nos mojemos los dos, ¿usted que es más alto, no cree que
podría cargarme?’ Me dijo: ‘Sí, tiene
razón Carlitos, móntate’. Y me monte en la espalda de él y los demás compañeros
dijeron: ‘¡No se vale, no, qué argolla, no es justo, que se moje también…!’ Y
él no respondió nada, yo contento porque me iban pasando por el río, los demás
mojándose y yo feliz, pero cuando vamos por la mitad del rio, el Pastor me dice:
‘¿Estás listo?’ Y yo le digo: ‘¿Para qué?’ El pastor me tiró al río y me mojé
más de los que iban a pie, y ellos se rieron de mí, pero logramos llegar al
otro lado.
Lo que leíamos hermanos, es que
llegaron a un lugar que llaman Buenos Puertos, pero era un lugar incómodo, era
un lugar estrecho, sin mucho lujo y con mucha restricciones de capacidad; Dios
nos ha traído, hermanos, a una obra en donde no hay muchos lujos, nos ha traído
a una obra donde hay muchas restricciones, porque aquí no se puede hacer lo que
a uno se le de la gana, aquí no puede vestir como mejor le parezca, aquí no va
andar como usted quiera, aquí no va a decir lo que se le de la gana, ni a
meterse en los lugares que quiera; porque aquí hay restricciones y eso hace que
algunos se sientan incómodos y que se vayan para otros lugares, donde se les
permita andar como quieran, vestir como quieran, decir lo que quieran, hacer lo
que quieran; si no hay restricciones se sienten bien, hay anchura de lo que sea.
Pero en esta obra hay
restricciones, hay límites, pero benditos sean los linderos, benditos sean los
límites que nos han puesto. Cuánta gente se ha desubicado y se han ido de
nuestras iglesias porque lo que querían era hacer su voluntad, porque se sintieron
incómodos, y se expresaron: ‘¡Es que aquí señalan demasiado el pecado! ¡Es que
aquí se meten con uno!’, pues si ese es el problema saque el pecado de su vida
y no se va a sentir aludido. Dele la gloria a Dios que los pastores nos metemos
con su vida, porque nos interesa su alma; preocúpese si no nos metemos con
usted, pero si lo llamamos para exhortarle o para disciplinarle, dele gloria a
Dios que hay alguien que se preocupa tanto que le ama, para decirle la verdad,
pero no se vaya, manténgase en “Buenos Puertos”.
En la iglesia tuvimos una hermana
que cantaba como un ángel, era bajita de estatura, pero con una voz potente y
ungida, cada vez que cantaba descendía la gloria de Dios, Dios la usaba muy
lindo. Un domingo estaba llena la iglesia, afuera no había espacio para estacionar
más carros y el esposo de esta hermana parqueó el carro algo atravesado,
ocupando el espacio de dos carros; un diácono se acercó donde el hermano que
estaba en la alabanza, y le dijo: ‘Disculpe hermano la molestia, es que su carro
está ocupando el lugar de dos carros y ya no caben más, si es tan amable le
pido de favor correrlo para que entre otro ahí’. Y él se molestó y dijo: ‘¡Si
me tengo que levantar me voy del culto!’, el diácono le dijo: ‘¡No hermano, no
se moleste, si quiere me presta sus llaves y yo se lo recorro y se las vuelvo a
traer!’ Y aún molesto le contestó: ‘¡Si me levanto me voy del culto!’, y el
hermano le respondió: ‘¡No, no hermano! Y le dice: ¡Me voy! Se volvió donde la
esposa, los hijos y comentó: ¡Vieja, vámonos! La hermana y los hijos se
pusieron de pie y se fueron no sólo del culto, se fueron de la iglesia, eso es
increíble pero cierto. Se dejan desubicar por cualquier bobería del diablo, por
cualquier bobería de la carne, “porque alguien no me saludó”, “porque Juanita
es una hipócrita”, “porque el otro pasó junto a mi y qué se cree”, “porque
ponen a dirigir al otro y a mí no me dan nada”, “porque el pastor tiene su
argolla”, etc., y se van y se desubican. Lamentablemente, lo digo con dolor, esta
pareja se separó y a los pocos meses, él se fue con otra, y lo que oí de la
hermana es que andaba cantando en karaokes mundanos, un talento que era para la
gloria de Dios, pero se desubicaron del plan del Señor.
Pablo estaba en ese lugar con 246
personas entre soldados y prisioneros que iban en el barco, llegaron con dificultad,
pero lograron llegar a Buenos Puertos, allí es donde tenían que quedarse,
aunque fuera incómodo o estrecho, pero eran Buenos Puertos, ahí había paz, ahí
podían dormir tranquilos, aunque incómodos pero con la paz de Dios, ¿no es
mejor estar un poco apretados pero con la bendición de Dios? A un hermano en la
iglesia se le presentó un trabajo y me dijo: ‘Voy a ganar mil dólares más por
mes’, le contesté: ‘Pero hermano, ¿cómo es esto, mil dólares más por mes?, y
¿cuál es el gancho?’; ‘Bueno, tengo que trabajar de dos a diez de la noche y
entre semana no puedo venir a los cultos y los domingos también tengo que
trabajar’. Entonces yo me le quedé viendo, le toqué la pancita y le dije: ‘¡Oye
hermano!, has aumentado desde que te casaste, ¿verdad? Y respondió: ‘Sí, casi
veinte libras’. ‘Has aumentado de peso, casado, con una bebé, quiere decir que
no te ha faltado comida, ¿verdad? Has estado estrecho económicamente, pero
tienes la libertad de poder venir a la iglesia y de poder adorar a Dios,
hermano, no es de Dios que agarre ese trabajo, no se desubique, porque el
diablo con tal de desubicarlo, le va a enviar lo que sea, le va a ofrecer lo
que sea, por eso hay que tener cuidado. Mantente estrecho mejor, mantente con
tu mismo trabajo, que te da libertad de congregarte y alabar a Dios. Si ese
trabajo es de Dios, pues lo van a llamar y le van a dar el horario que más le
conviene, entonces entenderemos que Dios está en el asunto, y si no es una
trampa del diablo’. A los quince días, lo llamaron de la misma compañía y el
gerente le preguntó: ‘¿Cuál es el horario que a usted le conviene?’ ‘En la
mañana desde la hora que sea hasta las cuatro de la tarde’; entonces le dieron el puesto con
ese horario ¡Dios honra a los que le honran!
Así que estaban en Buenos
Puertos, ahí estaban muy incómodos, pero estaban bien y viene una advertencia
en el versículo 10, el apóstol Pablo por palabra de sabiduría, por revelación
de Dios, da una palabra profética y les dice: “Varones, veo que la navegación
va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave,
sino también de nuestras personas”, hay peligro quedémonos en “Buenos Puertos”,
no nos salgamos de la voluntad perfecta de Dios, aunque estemos incómodos,
aunque estemos estrechos, aunque haya restricciones, no nos arriesguemos.
Amados hermanos, si los dones del
Espíritu Santo no estuvieran activos y desarrollándose en nuestros cultos; la
iglesia sería una iglesia sorda, muda, ciega, paralítica, el diablo se metería,
se sentaría en la primera silla, tocaría pandereta y ni cuenta nos daríamos;
pero cuando los dones del Espíritu Santo están en un lugar, no sólo se mueve y
se manifiesta, sino que también el Señor intercepta los planes que el enemigo
tiene en contra de nosotros y nos advierte para que no caigamos en su trampa.
Estábamos orando un viernes en la
iglesia y oí la voz audible del Señor que me dijo: ‘¡Prepárate siervo, el
domingo viene al culto una bruja a querer perturbar el culto! ¡Prepárate que
viene una bruja!’ Mientras oraba le contesté: ‘¡Señor gracias!’ El domingo la
iglesia estaba bastante llena, habían como unas 700 personas, hay muchas
visitas y vienen mundanos así que cuesta ver quién puede ser, todo el mundo es
sospechoso, y pensé: “En el momento clave del culto voy a dar las
instrucciones”. Pasé adelante con el micrófono y anuncié: ‘Hermanos, el viernes
Dios me habló y como “Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para
que se arrepienta”, me dijo que hoy iba venir una bruja aquí a querer perturbar
el culto y vamos nosotros a demostrarle al diablo que más poderoso es el que
está en nosotros, que el que está en el mundo, así que vamos a tomarnos de la
mano y vamos a orar’. Y toda la iglesia se puso en plan de guerra, entonces los
hermanos se toman de la mano y comienza el clamor, comienzan a reprender; y de
repente de la última banca se levanta una mujer, (nunca se me olvida el rostro
porque tenía los ojos como desorbitados) se paró en medio pasillo y comenzó a
descender por el pasillo central hacia donde yo estaba, cuando noté que va por
la mitad y me hace señas con las dos manos, luego me dijeron que era el símbolo
satánico, entonces vuelvo a ver al ujier que estaba a la izquierda para que me
ayudara y él tenía los ojos cerrados reprendiendo, y vuelvo la mirada hacia el
ujier que estaba a la derecha y también tenía los ojos cerrados reprendiendo, y
veo a mi esposa que está con los ojos cerrados reprendiendo, y toda la
congregación con los ojos cerrados orando, y luego me acordé que yo les había
enseñado que cuando se ora se cierra los ojos, ahí cambie la ley: ¡Desde ahora
en adelante los que están en las puertas pueden cerrar un ojo, pero si cierran
el otro ojo están en disciplina, tienen que estar atentos (porque hermanos al
diablo no se le puede dar ni un centímetro, porque por ahí se mete.
La bruja va llegando al altar y
viendo que nadie me ayudaba, entendí que la pelea era entre ella y yo. La
atrevida bruja se subió a medio nivel del altar y ya venía para subirse completamente,
y cuando llegó hasta donde estoy yo, me pare firme, y me acorde de lo que me
enseñaron en karate, un pie adelante y el otro atrás para encontrar el balance
y ella se paro frente a mi, nos miramos fijamente, y yo dije: ‘¡Aquí el que
pestañea pierde!’, entonces me hablo con voz ronca diciéndome: ‘¡Te voy a
destruir en el próximo viaje que tengas, vas a tener un accidente de aviación,
quedarás paralítico, no podrás a volver a caminar…!’ En ese momento sentí que
me ardía la sangre, y se me subía el apellido de Guerra y de Batalla, pensé:
“¡Este diablo qué se está creyendo que va a venir a amenazarme!” Dije: ‘¡Un
momento! ¡Mira diablo, uno de los dos se va tener que bajar de este altar y no
voy hacer yo, así que en el nombre de Jesucristo te bajas, fuera de aquí diablo!’.
Hermanos tenemos autoridad para echar fuera demonios, autoridad para sanar
enfermos, pongan al diablo en su lugar. Escrito está: “Te he dado potestad de
hollar serpientes y escorpiones y sobre toda fuerza del enemigo y absolutamente
nada, nada, nada te podrá hacer daño”.
El apóstol Pablo les advirtió,
pero le dieron más crédito a las circunstancias, le dieron más créditos al
patrón de la nave y al capitán y entonces la mayoría; ¡ten cuidado! No siempre
la mayoría ha tenido la razón, de doce espías diez dijeron que no se podía, pero
dos que tenían otro espíritu, que se atrevieron a ser diferentes al montón, que
se atrevieron a decir: “Cómo que no se puede”, cómo que no podemos mantenernos
en Buenos Puertos, subamos y no los comeremos como pan, Jehová nos los ha
entregado. Cuidado con la mayoría; pastor, ¿si la mayoría hace esto por qué no
lo hacemos nosotros? Porque nosotros no somos la mayoría, somos un remanente,
somos una minoría, la mayoría no quiere estar incómoda, la mayoría no quiere
tener restricciones, a la mayoría no les gusta “Buenos puertos”, quieren ancho
mar, donde todo quepa, donde todo valga, donde todo se pueda.
No le hicieron caso y como vieron
que el cielo estaba celeste y que una leve brisa del sur comenzó a soplar,
pensaron que ya tenían lo que querían. Hermanos, el diablo les va a ofrecer
toda clase de brisa del sur, como le pasó a mi esposa: Cuando éramos novios, una
noche en que iban a orar por nosotros, bueno estábamos orando, pero cuando yo
le dije: ‘Hermano, estoy orando por una hermana que me lo había pedido, él me
dijo no ore más, ¡eso déjelo en manos de Dios!’ Me dijo: ‘¡Ore para que se
case!’ ‘Hoy en la noche quiero que usted vaya para que nos eche la bendición’;
y quedé de verme con la hermana que les digo, en tal lugar y no fui solo,
porque no es propio que un joven vaya solo a visitar a la persona por la que
esta orando y menos si se trata de una dama. Un hermano me acompaño. Nos fuimos
a recoger a la hermanita, ella estaba esperando en una esquina, nos contó que
antes que llegáramos se paró una limosina negra y resplandecía como salida de
agencia, se bajó un hombre alto, muy elegante, bien vestido, atractivo, alto,
rubio y llegó hasta donde estaba ella en la esquina y le dijo: Con el rostro que
tienes yo te hago famosa, yo te garantizo diez mil dólares al mes mínimo para
empezar, muchos viajes, mucho esto, mucho lo otro y mucha fama… la hermana se
le quedó viendo y respondió: ‘¡No, no, no gracias no me interesa! Le dio la
espalda, cuando llegaba yo en una humilde tortuga, que le llamamos la tortuga
misionera, a la que se le reventaba el cable del acelerador una vez al mes,
tenía que andar con un repuesto ahí. Despreció la limosina y a ese hombre
elegante, mientras llegábamos en la tortuga. Que si ella le dice que sí a ese
hombre, el diablo se la hubiera llevado. El diablo te va a ofrecer carro, casa,
condominio, te ofrece dinero, fama, Hollywood con tal de apartarte del camino
del Señor, hasta se hacen cristianos y viene a la iglesia “y alabaré, alabaré”
y vienen a ver la gloria pero a “Gloria Martínez”, no vienen a ver la gloria de
Dios, sino a contemplar la hermosura de la hermanita, se hacen cristianos,
pasan y dicen que hasta se convierten y después ya hasta se bautizan algunos,
después que ya tienen a la presa y se casan le dicen la noche de la luna de
miel: ‘¡No vuelvo a ir a la iglesia!’ Más de una ha caído en eso.
Así que hermanos, vino una brisa
del sur y ellos dijeron: ‘¡Ya tenemos lo que necesitamos!’ Se dejaron ir mar a
adentro, pero oiga que diablo más astuto, y es aquí donde vemos la astucia del
diablo que dice: Pero mucho tiempo después… porque no le lanzó el ataque
inmediatamente, porque estaban muy cerca de la orilla y el diablo no es tonto,
él le suelta brisa del sur y cielo despejado, por un poquito de tiempo, pero
cuando ya usted está bien adentro, cuando ya no hay marcha atrás en sus
decisiones, entonces viene un viento huracanado llamado Euroclidón. Hermanos,
viene la tormenta y golpea la barca y te agarra fuera de buenos puertos, fuera
de la voluntad de Dios y comienza la pérdida, la pérdida primero emocional, la
pérdida de la paz, las pérdidas económicas y materiales, la pérdida hasta del
sentido de vivir, porque dicen que perdieron toda esperanza de vida y el
apóstol Pablo en medio de esa tormenta (catorce días de tormenta), sin ver las
estrellas, sin comer nada. El apóstol Pablo se paró con una palabra profética y
les dijo: ‘Bien les hubiera sido haberme escuchado la advertencia’. Como
diciéndoles: Si nos hubiéramos quedado en buenos puertos no nos hubiera pasado
esto, pero por cuanto desobedecieron la voz de Dios, se han salido de la
voluntad de Dios y ahora absténganse a las consecuencias.
Pero gracias a Dios que el
apóstol Pablo era un predicador de fe, no era un predicador negativo, porque
hay predicadores que son negativos, pero yo los he oído por otro lado. ¡Ay
hermanos, que duro que está todo! Los hermanos vienen preocupados, algunos
vienen afligidos, endeudados y amargados, como la congregación de David en la
cueva, eran 400 afligidos, endeudados y amargados, imagínese que llegue un
predicador y diga: ¡Ay hermanos, que duro está todo esto!, ¿verdad? Imagínese
que Pablo hubiera sido un predicador negativo y en medio de esa tormenta que
estaban atravesando, se hubiera parado y les hubiera dicho: ‘¡Levanten la mano
los que saben nadar!’ Y algunos levantaron las manos porque sabían nadar;
‘Bueno, ¡los que no saben nadar prepárense para morir ahogados y los que saben
nadar prepárense para morir congelados o tragados por tiburones!’
Pero el apóstol Pablo se puso en
pie y dijo: “Pero ahora los exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna
pérdida de vida entre nosotros si no solamente de la nave. Porque esta noche ha
estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo
no temas; es necesario que comparezcas ante el César y he aquí, Dios te ha
concedido todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen
ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho” (Hechos
27:22-25).
Hermanos tengan buen ánimo,
Jóvenes tengan buen ánimo, directivas tengan buen ánimo, porque yo confío en
Dios que será así como se me ha dicho.
“Gracia y Paz”
Impacto Evangelístico