¿POR QUÉ LOS CRISTIANOS NO CELEBRAMOS LA SEMANA SANTA?
Porque la “semana santa” es un ritual y tradición de la
Iglesia Católica. Según la religión católica es el periodo sagrado que abarca desde
el Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección (En este período, se vive
intensamente el “cristianismo” Católico, ya que en estas fechas ellos conmemoran
la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo).
Dios no quiere una Semana Santa, las sagradas Escrituras
nos enseñan a vivir una vida santa
todas las semanas del año:
Lucas 1:74-75
“Que, librados de nuestros enemigos, Sin temor le serviríamos
en santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días”.
1 Pedro 1:15-16
“sino, como aquel que os llamó es santo, sed también
vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: “Sed
santos, porque yo soy santo”.
2 Pedro 3:11-12
“Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo
no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y
apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos,
encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!”
Estas palabras son del apóstol Pablo a los Gálatas:
“Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíamos a los que por
naturaleza no son dioses; mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo
conocidos por Dios, ¿cómo es que muchos se vuelven de nuevo a los débiles y
pobres rudimentos, a los cuales varios de ustedes se quieren volver a
esclavizar? Guardas los días, los meses, los tiempos y los años. Temo por
vosotros, que haya trabajado en vano” (Gálatas 4:8-11).
Nosotros los cristianos no festejamos ni Cuaresma ni
Semana Santa, ya que esto es una tradición creada por las religiones. La Biblia
no establece estos festejos, es parte de las costumbres y concepciones
religiosas de los pueblos. Creemos que el sacrificio de Cristo nos trae gozo,
redención y bendición a nuestra tierra, y sostenemos que la expiación de Jesús,
por medio de su sacrificio en la Cruz del Calvario, entró la salvación para el
ser humano; Jesús tenía un propósito muy claro en la Tierra, él conocía su
misión en la Tierra. Para él no era ninguna tragedia mucho menos dolor alguno,
sino por el contrario sabía que su sacrificio representa la salvación para la
humanidad.
La mal
llamada “Semana Santa”, merece cualquier calificativo menos el de semana santa,
porque es la semana donde hay más accidentes, más tragedias. La gente aprovecha
esta temporada para ir a la playa a beber y lo que menos hace es ir a la
iglesia. Indudablemente Dios hizo los días, y todos los días son santos, y a
Dios no se le busca por temporadas, si no todos los días y bíblicamente no hay
nada establecido con esta semana.
Tengamos en cuenta las palabras de Jesucristo cuando
dijo: “Antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:3).
Vale la pena destacar que unas de las primeras y últimas palabras dichas
públicamente por Cristo mientras estuvo en la tierra fueron acerca del
arrepentimiento (Mateo 4:17; Lucas 24:47). Siendo que “el alma que pecare, esa
morirá” (Ezequiel 18:4), sabemos que un pecado en el alma significa muerte
eterna. “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros
pecados...” (Hechos 3:19).
Cristo murió y resucitó a fin de “que se predicase en su
nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones” (Lucas
24:47). Una vez que nos arrepentimos de nuestros pecados entonces Dios estará
dispuesto a borrarlos (1 Juan 1:9).
La santidad es y debe ser resultado de la obediencia
inicial a la salvación y no
producto de practicar ritualismos como es el de darse fuete en el cuerpo y
tratar de obtener la santidad por medio de promesas que solo conducen a la
perdición del alma, etc.
La santidad se obtiene por gracia a través de la fe en
Jesucristo, y no por las obras (Tito 3:5), pero la fe sin obras está muerta
(Santiago 2:24-26). Definitivamente ningún ser humano podrá "ganar"
su salvación por tratar de "vivir" el evangelio, sin OBEDECER primero
la salvación que está ordenada para todos los hombres, debajo del cielo:
1 Pedro 1:15-19
"Siendo como aquel que os llamó es Santo, sed
también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está:
Sed santos porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin
acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo
el tiempo de vuestra peregrinación, sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra
vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosa
corruptible como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un
cordero sin mancha y sin contaminación".
La santidad que vive el creyente se debe reflejar
interior y exteriormente, pues todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, debe
ser guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo (1
Tesalonicenses 5:23).
La verdadera doctrina, así como la santidad, caracterizan
al verdadero pueblo de Dios:
1 Timoteo 4:16
“Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en
ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren”.
La santidad del creyente está unida al acontecimiento
maravilloso de la promesa del Señor Jesús, de que un día vendrá por su iglesia.
Hebreos 12:14
"Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la
cual, nadie verá al Señor..."
LA VERDADERA SANTIDAD… NO ES SOLO UNA SEMANA, ¡ES TODOS
LOS DÍAS!
"Gracia y Paz"