Deuteronomio
29:14-20
"Y no
solamente con vosotros hago yo este pacto y este juramento, sino con los que
están aquí presentes hoy con nosotros delante de Jehová nuestro Dios, y con los
que no están aquí hoy con nosotros. Porque vosotros sabéis cómo habitamos en la
tierra de Egipto, y cómo hemos pasado por en medio de las naciones por las
cuales habéis pasado; y habéis visto sus abominaciones y sus ídolos de madera y
piedra, de plata y oro, que tienen consigo. No sea que haya entre vosotros
varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Jehová nuestro
Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no sea que haya en medio
de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo, y suceda que al oír las palabras
de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque
ande en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed.
No querrá Jehová perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de Jehová y su
celo sobre el tal hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita en este
libro, y Jehová borrará su nombre de debajo del cielo”.
En este pasaje,
por medio de Moisés, Dios le recuerda al pueblo de Israel el pacto que había
hecho con ellos y la encomienda de llevar su palabra a otros pueblos que no le
conocían, y les advierte acerca del peligro de desviarse del plan divino. A
pesar de las advertencias, este pueblo rebelde se desvió de los principios del
pacto y prefirieron adorar a ídolos y dioses falsos a los cuales podían ver y
tocar. Y como consecuencia de sus acciones toda una generación murió en el
desierto sin llegar a disfrutar de la tan ansiada tierra prometida.
En Mayo de 1998,
el mal funcionamiento de un procesador de control a bordo del satélite de
comunicaciones Galaxy IV hizo que éste rotara fuera de su órbita y se alejara
de la Tierra. En
un instante millones de receptores dejaron de captar las señales del satélite,
dando como resultado que miles de comercios y negocios, estaciones de radio y
televisión y muchas otras entidades se afectaran, todo porque un satélite se desvío
a una dirección equivocada.
Pocos de
nosotros nos damos cuenta de la influencia que podemos ejercer en las personas
que nos rodean, familiares, amistades, compañeros de trabajo, vecinos, hermanos
en la iglesia, etc. Cuando estamos cerca de Dios, el Espíritu Santo puede
utilizarnos para ministrar a esas personas a través de nuestro testimonio. Si
nos alejamos de Dios dejamos de ser los instrumentos que él puede usar para
llevar adelante sus planes para este mundo. Somos entonces como satélites fuera
de la órbita del amor y la misericordia de Dios. No sólo nos afectamos nosotros
mismos sino también muchos otros son afectados pues se pierden las bendiciones
de Dios.
Amado hermano y
hermana ¿Cómo te sientes tu hoy? ¿Estás fuera de órbita? ¿Estás viviendo
alejado o alejada de Dios? ¿La dirección que llevas te desvía cada vez más del
Señor? ¡¡Detente!! date hoy mismo una vuelta en U, y regresa a los brazos de
amor y misericordia de nuestro Padre celestial. Él espera por ti para darte un
abrazo como lo hizo aquel padre en la parábola del hijo pródigo (Lucas 15).
Quizás pienses que te has alejado demasiado, que has pecado
"demasiado", y que Dios no te va a perdonar. Escucha bien esto
hermano o hermana: ¡¡Nunca habremos pecado “demasiado” si nos arrepentimos de
corazón y venimos al Señor!! Dios nos habla en 1 Juan 1:9 que “si confesamos
nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad”.
Si hoy te
arrepientes de corazón y regresas a los caminos del Señor, si buscas su rostro
por medio de la oración, y la lectura de su Palabra, encontrarás sus brazos de
amor abiertos para ti. El Señor te recibirá, serás limpio en la preciosa sangre
de Jesús, y podrás vivir de nuevo en la esfera de sus bendiciones.
ORACIÓN:
Amante Padre, te
hoy te pido de todo corazón que me perdones por haberme alejado del amor y la
bondad que siempre me has ofrecido. Hoy vuelvo a ti arrepentido y deseoso de
permanecer junto a ti por siempre. Te suplico me recibas en tu amor y
misericordia. Escúchame en mis oraciones, háblame por medio de la hermosura de
tu Palabra, dame discernimiento para comprenderla, haz tu voluntad en mi vida
para que pueda yo ser de bendición a los que me rodean y te ruego me uses para
honra y gloria de tu santísimo nombre. En Cristo Jesús, te lo suplico, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla
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