No hagamos lo mismo que hizo
Pedro en la noche del arresto de Jesús —fuerte en la presencia de sus amigos y
débil en la presencia de los enemigos—. Seamos prontos a compartir nuestra fe
con "gentileza y respeto" (I Pedro 3:15). Seamos abiertamente
identificados como uno de los discípulos de Jesús, demostrándolo en palabra y
hecho. Confesemos que Jesús es nuestro Señor con nuestras vidas y labios para
que el mundo entero lo vea.
Lucas 12:8
“Y les digo, que a todo el que me confiese delante de los hombres, el Hijo del Hombre le confesará también ante los ángeles de Dios”.
Oración
Eterno y amado Dios, dame la sabiduría
y el carácter para demostrar que Jesús es mi Señor frente a mis amigos,
compañeros de trabajo y familiares, de una manera que honre a Jesús y que sea,
a la vez, respetuoso de ellos. En el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
La luz del Alma