Cuando se nos presenta una necesidad todos queremos
encontrar a toda costa una puerta de salida ¡Ojalá así fuera cuando enfrentamos
una tentación! La tentación es el impulso
a hacer algo que no es correcto delante de Dios y, como se caracteriza por ser atractiva
e irresistible, es difícil negarnos, por lo cual muchos cedemos a la invitación.
"No os ha sobrevenido ninguna prueba
que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo
que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida,
para que podáis soportarla" (1 Corintios 10:13).
Es alentador saber que Dios proveerá una salida cuando
enfrentemos un momento de tentación, una forma de escapar; lo que indica que
aunque tengamos deseos o estemos a punto de fallar, Él continúa pendiente de nosotros.
Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los
reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo
Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en
Jerusalén. Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho
y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una
mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. Envió David a preguntar
por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de
Urías heteo. Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con
ella (2 Samuel 11:1-4).
David fue tentado al ver desde su terrado a una mujer
hermosa bañándose y no pudo resistir la tentación de preguntar por aquella mujer.
En ese momento recibió una advertencia: “es esposa de uno de tus servidores”
¡Esta era la puerta de salida que Dios le dio! Betsabé era casada y por lo tanto era prohibida; además,
era mujer de uno de los siervos que se
encontraban luchando en la guerra por su nación, por consiguiente, había un
mayor motivo para respetar a la esposa de Urías. Lamentablemente David ignoró
la puerta de salida.
En la Biblia dice: "Velad y orad, para que no entréis en
tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil"
(Marcos 14:38).
Israel se encontraba en guerra y David estaba durmiendo,
mandó a todos a la batalla pero él no fue. Después de dormir todo el día se le
presentó la tentación a la que no pudo resistir. Es por este motivo que Jesús
nos pide que estemos despiertos y oremos porque nuestra carne es débil; David
olvidó que se encontraba en una guerra y por tanto fue un blanco fácil del
enemigo.
Si estás enfrentando situaciones de tentación, debes
estar alerta a las advertencias o puertas de salida que te brinda Dios. Ponte de
rodillas y dedica un tiempo considerable a la oración, porque somos débiles
pero la oración nos fortalece.
Si eres tentado ¡ora! Porque si eres débil con Jesús
serás fortalecido.
¡Gracia y Paz!
Shirley Chambi