lunes, 20 de octubre de 2014

Mateo 7:13-14



Mateo 7:13-14
"Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan".

EL AMOR NO ES UN SENTIMIENTO, ES UNA DECISIÓN



El amor no es un sentimiento, es una decisión. No seas INDIFERENTE, no seas motivo de una DESILUSIÓN.

Según la Santa Palabra de Dios, el verdadero amor incluye por lo menos estas cuatro cosas:

1. DECIDIR— Debo decidir que amaré a la otra persona (no importa lo que yo sienta hacia él/ella), sencillamente porque esa persona tiene una necesidad y yo puedo satisfacer esa necesidad. El verdadero amor comienza con un acto de VOLUNTAD.

2. DAR— Tengo que darme a mí mismo por el bien de la otra persona. Mi preocupación no es lo que puedo obtener de la otra persona, sino lo que yo puedo darle.

3. SACRIFICIO— Dar siempre involucra un sacrificio y un costo. Mi amor por otra persona me puede costar dinero, puede costar mi tiempo, puede costarme energía. Pero estoy dispuesto a gastarme y ser gastado por el bienestar de la otra persona. El costo vale la pena (Hechos 20:25).

4. BUSCAR—Tengo que buscar lo mejor para la persona amada. No quiero nada menos que lo mejor que Dios tiene para esa persona.

Gálatas 5:14
“Porque toda la ley en una palabra se cumple en el precepto: AMARAS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO”.


¡Gracia y Paz!

¿ESTAREMOS LISTOS PARA EL DÍA DEL JUICIO?


Romanos 2:12-16
“Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio”.

La Biblia establece que todos los seres humanos somos pecadores y por lo tanto estamos “destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Y dice también que “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23a). Pero inmediatamente nos muestra una preciosa esperanza producto de la misericordia y la gracia de Dios: “…mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23b). Leemos en la Palabra de Dios que Jesucristo es el único camino para ir al cielo (Juan 14:6); que Dios mandó a su Hijo para que “todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16); y que “el que en él cree, no es condenado” (Juan 3:18a). Pero también leemos que “el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18b).

En Juan 12:48 Jesús dice: “El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero” Es decir, los que han tenido la oportunidad de escuchar las buenas nuevas de salvación tienen dos alternativas: o rechazan las palabras de Jesús y su invitación a la vida eterna, o creen en él y reciben la salvación de su alma y la seguridad de vivir en el cielo por toda la eternidad.

Ahora bien, ¿cuál es el destino eterno de aquellos que mueren sin haber tenido la oportunidad de conocer las buenas nuevas de salvación? El pasaje de hoy trata de este asunto refiriéndose a los gentiles, los cuales no estaban bajo la ley, mientras que los judíos conocían la ley. Acerca de esto Pablo escribe que no hay diferencia en el hecho de que tanto unos como los otros serán juzgados. Si no conoció la ley, será juzgado como quien no conoció la ley. Si conoció la ley, será juzgado de acuerdo a la ley. Pero aun estos (los que no conocieron la ley), dice el pasaje, tienen una “ley escrita en sus corazones”. Un conocimiento instintivo del bien y del mal implantado por Dios en cada ser humano, una conciencia que dará testimonio a ellos, “acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos”. Este “sistema de alarma interno” nos da un sentido del bien y el mal, porque fuimos creados a imagen de Dios. Y con seguridad Dios tuvo un propósito al ponerlo en nosotros.

Una cosa es cierta: Todo ser humano algún día comparecerá “ante el tribunal de Cristo” y recibirá “según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”, dice 2 Corintios 5:10. Cuando ese momento llegue para alguien que jamás escuchó hablar de Jesucristo y su sacrificio redentor, Dios, en su justicia e infinita misericordia, lo juzgará de acuerdo a lo que tuvo oportunidad de conocer. El Señor es soberano y él emitirá juicio conforme a sus principios y a su voluntad, la cual es perfecta. Mientras más luz llegó a esa persona mayor es su compromiso, pero el hecho de que no le haya llegado la luz del evangelio no quiere decir que no tendrá responsabilidad ante Dios.

Si tú has entendido que Jesucristo murió por pagar tus pecados, y aun no lo has aceptado como tu único y suficiente Salvador, arrepiente ahora mismo de todos tus pecados y eleva una oración a Dios pidiéndole perdón. La Biblia dice que “si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9). Si lo haces, puedes tener la completa seguridad de que cuando llegue el día en el que tengas que comparecer ante el tribunal de Cristo, serás absuelto de toda culpa, “pues ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1) ¡Amen!.

Oración:
Padre santo, gracias te doy por el precioso regalo de la salvación que me has dado a través del sacrificio de Cristo, el cual me da la seguridad de que cuando llegue el día en que tenga que partir de este mundo, tendré entrada libre al cielo donde moraré contigo por toda la eternidad. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

ORACIÓN


¿SABES USAR LOS TALENTOS QUE DIOS TE DIO?



Todos tenemos talentos y habilidades que podemos utilizar para la gloria de Dios. En Mateo 25:14-28 dice que a tres siervos les fueron dados talentos: a uno cinco talentos, a otro dos y a otro un talento. En aquellos días los talentos equivalían a dinero.

Esta parábola dice que los dos primeros hombres usaron sus talentos y los duplicaron. Pero el tercero, sin embargo lo enterró en la tierra y por eso su amo se disgusto. Fue llamado “malo” y “perezoso”. ¿Qué lección nos deja esta historia? Dios nos ha dado a cada quien diferentes talentos, y lo hizo para que los pongamos por obra. No para que los enterremos en la tierra como lo hizo el tercer siervo.

Podemos ver también la historia de David, el era un joven pastor de ovejas. Nadie se imagino lo importante que llegaría a ser en aquella época. David tenía dos talentos: sabía tocar el arpa y utilizaba muy bien su honda, habilidades que había desarrollado como pastor, peleando con osos y leones.

1 Samuel 16:17-18.
“Y Saúl respondió a sus criados: Buscadme, pues, ahora alguno que toque bien, y traédmelo. Entonces uno de los criados respondió diciendo: He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y Jehová está con él”.

David, un humilde pastor, sin expectativas importantes, pero con dos sencillos talentos que mejoró cada día, lo llevaron a ser ungido por el Señor para posteriormente ser el Rey de Israel.

Así como estos ejemplos hay otros en la Biblia. Lo importante es saber que Dios nos ha dado talentos especiales a TODOS. Absolutamente TODOS tenemos talentos de Dios, lo verdaderamente triste es que la gran mayoría esperamos que esos talentos sean: tocar un instrumento musical, tener buena voz para cantar, predicar con poder, sanar enfermos y levantar muertos. Si concretamente no tienes estos talentos, eso no significa que Dios se haya equivocado contigo y que no te haya dado ningún talento.

Recuerda, Dios es soberano y él puede usarte como menos te lo imagines. Dios actúa en cada uno de nosotros de manera muy particular, es por esta razón que te animo a que desarrolles los talentos que Dios te ha dado, sean cualesquiera que sean; posiblemente sea “tocar el arpa”, pues entonces practica y practica porque quizás ese talento te lleve al reino; posiblemente sea “la honda”, pues entonces practica y practica porque quizás algún día tendrás un “gigante” que destruir y ese talento será utilizado por Dios en ese momento. Probablemente te cueste mucho trabajo saber cómo utilizar tus talentos, pero toma en cuenta que Dios tiene múltiples maneras de actuar y nosotros los seres humanos no tenemos la capacidad de comprender el potencial que Dios tiene para nosotros.

David jamás se imagino que saber tocar el arpa, tan bien como lo hacía, lo llevaría al palacio a tocarle a Saúl; igualmente nunca le paso por la mente que un día su habilidad con la honda lo ayudaría a derrotar al gigante. Así es Dios, él utiliza nuestros talentos para llevarnos a lugares insospechados.

Probablemente te hagas esta pregunta: ¿Cuales son mis talentos? Pues yo te digo que cualquier cosa que te guste hacer, piensa en que eso es lo que lo puedes utilizar para honrar a Dios. Puede ser que te guste el arte, o escribir poemas, etc. etc. Lo que sea, si pones por obra ese talento y le das al Señor un poco de lo que tienes, el Señor te va dar más (Mateo 25:21). Si en ti no vez el talento que deseas, no te desesperes pues Dios te puede usar de manera inimaginable. Así es nuestro Dios, creativo y misericordioso.

Deja que el Señor te use. Hoy en día las iglesias están muy necesitadas de personas con creatividad. Desarrollar nuestros talentos en la iglesia no necesariamente es tocar música, cantar, saber predicar, etc. Nuestra misión como cristianos es llevar el evangelio de Nuestro Señor Jesucristo hasta lo último de la tierra. Y eso lo podemos hacer utilizando los talentos que tenemos. Expresa el amor de Dios por medio de tu creatividad, usa tus manos, tus píes. Usa los talentos que Dios te dio porque algún día Él te pedirá cuentas, y te va a preguntar ¿Que has hecho con lo que te di? ¿Y tú, que le vas a responder?


¡Gracia y Paz!