jueves, 2 de mayo de 2013

SALMO 23




El hermoso salmo 23, que todos conocemos, esta lleno de maravillosas promesas de Dios para nosotros. Te invito a que juntos las analicemos:

Salmo 23
“Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días”.

Jehová es mi pastor: ¡ESO ES RELACIÓN!

Nada me faltará: ¡ESO ES PROVISIÓN!

En lugares de delicados pastos me hará descansar: ¡ESO ES SERENIDAD!

Junto a aguas de reposo me pastoreará: ¡ESO ES OPTIMISMO!

Confortará mi alma: ¡ESO ES SANIDAD!

Me guiará por sendas de justicia: ¡ESO ES GUÍA!

Por amor de su nombre: ¡ESO ES PROPÓSITO!

Aunque ande en valle de sombra de muerte: ¡ESO ES PRUEBA!

No temeré mal alguno: ¡ESO ES PROTECCIÓN!

Porque tú estarás conmigo: ¡ESO ES FIDELIDAD!

Tu vara y tu cayado me infundirán aliento: ¡ESO ES DISCIPLINA!

Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores: ¡ESO ES ESPERANZA!

Unges mi cabeza con aceite: ¡ESO ES CONSAGRACIÓN!

Mi copa está rebosando: ¡ESO ES ABUNDANCIA!

Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida: ¡ESO ES BENDICIÓN!

Y en la casa de Jehová moraré: ¡ESO ES SEGURIDAD!

Por largos días: ¡ESO ES ETERNIDAD!

“Gracia y Paz”
Verdades Bíblicas

¿SIRVES AL SEÑOR CON HUMILDAD?



Efesios 3:8-10
“A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales”.

Leslie Weatherhead, conocido teólogo y predicador inglés del siglo pasado, narra una conversación que sostuvo con un joven estudiante que había decidido ingresar en el ministerio de la iglesia. Le preguntó cuando se había sentido movido a tomar esa decisión. El muchacho respondió que después de un servicio en la capilla de la escuela. Weatherhead le preguntó quién había sido el predicador, y el joven respondió que no tenía idea de quien fue; sólo sabía que Jesucristo le había hablado esa mañana. Esa fue una verdadera predicación, pues el que sirve a Cristo, nunca debe constituirse en el centro de las miradas, sino debe hacer que las miradas se dirijan al Señor.

En el pasaje de hoy el apóstol Pablo les dice a los efesios que a él le ha sido dada la gracia de “anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo”. Pero Pablo no se enorgullecía de haber recibido este privilegio, al contrario, se sentía movido a una profunda humildad. Por eso dice: “Soy menos que el más pequeño de todos los santos”. Lamentablemente esta cualidad va resultando cada vez más difícil de encontrar entre los predicadores, pastores o líderes cristianos en los tiempos actuales. Los que más abundan son aquellos que, envanecidos y llenos de orgullo, modifican la verdad de las Sagradas Escrituras con el fin de predicar sutilmente sus propias ideas y conclusiones o aquellas que ellos piensan van a ser mejor recibidas por la audiencia.

El verdadero líder es imitador de Cristo en todo: sus pensamientos, sus palabras, sus acciones, todo lo que hace va encaminado a darle la gloria a Dios. Este era el objetivo principal en la vida de Pablo. Por eso, con toda autoridad, él exhortó a los corintios de la siguiente manera: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1). Un líder confiable siempre hablará conforme a lo que dice la Biblia, que es la Palabra de Dios y nos muestra claramente su voluntad; mostrará a todos el único camino, la verdad y la vida, que es Cristo Jesús, y no hablará de sí mismo. Un pastor que actúe de esta manera no tiene que preocuparse por decir sus “buenas cualidades” pues el Espíritu Santo se encargará de hacerlo saber a todos.

Algo que debemos entender es que ningún ser humano está capacitado para ser este tipo de líder. Hay personas que poseen el arte de hablar con elocuencia, y son capaces de persuadir a multitudes a seguir en una cierta dirección. Sin embargo esto no los hace el tipo de líder que puede servir a Dios de la manera que él espera. Es necesario que sea el Espíritu Santo quien guíe a esa persona. El Espíritu Santo es nuestro Consolador, nuestro Maestro, nuestro Consejero y nuestro Guía. En Juan 14:26, poco tiempo antes de su partida, Jesús dijo a sus discípulos: “El Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. El poder del Espíritu Santo está a nuestra disposición de la misma manera que estuvo a la disposición de aquellos primeros discípulos que predicaron la sana doctrina del evangelio de Cristo. Ese poder nos ayuda a discernir la voluntad de Dios, nos da fuerza y valor para obedecerla y nos capacita para predicar con denuedo la palabra de Dios, si decidimos ser humildes y dejarnos guiar por él.

Es nuestra responsabilidad desarrollar una íntima comunión con Dios por medio de la lectura de la Biblia y la oración diariamente, de manera que el Espíritu Santo tome control de nuestras vidas.

ORACIÓN:
Amante Padre celestial, yo anhelo ser un instrumento en tus manos y servirte de manera que tu nombre sea siempre glorificado. Te ruego me capacites por medio de tu Santo Espíritu para poder ser ese siervo humilde y útil que tú deseas. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

¿CUÁNDO LEES LA BIBLIA LA ENTIENDES?



1 Corintios 2:12−3:3
“Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo. De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”.

“No entiendo la Biblia”, es un comentario que oigo con frecuencia, incluso de creyentes. No es ningún misterio que quienes no tienen a Cristo, sean incapaces de comprender los conceptos bíblicos, pero ¿por qué los que sí le conocen tienen problemas para entenderla? Algunas personas piensan que la respuesta es haber estudiado en un seminario, pero he conocido a pastores y maestros que no entienden realmente la Palabra de Dios. Conocen los hechos, pero carecen de interés por la Biblia o por el Señor.

La clave no es la educación sino la obediencia. Cuando nos dejamos guiar por lo que leemos, el Santo Libro cobra vida, y comenzamos a escuchar y entender la voz de Dios. Pero si no hemos obedecido lo que Dios nos ha revelado anteriormente, ¿por qué habría de darnos sus verdades más profundas? “Los secretos del SEÑOR son para los que le temen” (Salmo 25:14). ¿Quiénes son “los que le temen”? Los que obedecen sus mandamientos, a quienes se les ha prometido “buen entendimiento” (111:10).

Un estilo de vida carnal significa desobediencia ante el Señor. Esto nubla nuestros ojos, oídos y manera de pensar. No obstante que, como creyentes, tenemos pleno acceso a la mente de Cristo, el apego a nuestras actitudes pecaminosas puede impedirnos aprovechar los ricos tesoros de la sabiduría que se encuentran en su Palabra.

Al leer la Biblia diariamente, examina lo que Dios dice. Luego, bajo la dependencia del Espíritu Santo, comprométete a hacer lo que Él te pida. Si tu escuchas su voz, Él te dirá verdades más profundas, y tu entendimiento crecerá.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

ORAR A DIOS EN EL NOMBRE DE JESÚS



Juan 16:23-27
“De cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará… pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido… pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios”.

En Juan 16, el Señor anunció a sus discípulos que iba a dejarlos para regresar al cielo después de haber dado su vida en sacrificio por nuestra salvación. Como es comprensible, la tristeza llenó el corazón de los discípulos cuando se dieron cuenta de que iban a quedarse solos en la tierra. Fue entonces cuando el Señor les reveló los recursos de la oración. Como esta promesa concerniría igualmente a todos los creyentes, salvos por haber creído en el Señor Jesús, nos fue transmitida mediante la Palabra de Dios.

¡Es una promesa extraordinaria! Estemos en donde estemos, sea cual sea nuestra situación, podemos pedir a nuestro Padre celestial que nos ayude, que nos enseñe el camino y que nos dé una salida. Cuando oramos en el “nombre” de Jesús, es como si dijésemos a Dios: «Vengo a pedirte esto de parte del Señor Jesús». Esto supone, por supuesto, que él hubiese podido hacerlo en nuestro lugar, es decir, que nuestra petición sea de acuerdo con su voluntad. ¡Qué seguridad nos da esto para acercarnos a nuestro Dios! Él nos escucha, así como escuchaba a Jesús cuando estaba en la tierra. Jesús dijo: “Yo sabía que siempre me oyes” (Juan 11:42).

¡Tengamos plena confianza en la misericordia de nuestro Padre, quien llenará nuestro corazón de paz y alegría! De este modo no olvidaremos darle las gracias.

“Gracia y Paz”
La Buena Semilla

LA SABIDURÍA QUE VIENE DE LO ALTO



Santiago 1:5
“Y si alguno de vosotros tiene falta de SABIDURÍA, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”.

Cuentan que, en la Edad Media, un hombre creyente fue injustamente acusado de asesinar a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona influyente y por eso buscaron a un “chivo expiatorio” para encubrir al verdadero culpable.

El hombre fue llevado a juicio, conociendo que tendría poca oportunidad de escapar al veredicto: ¡LA HORCA!

El Juez, también cómplice, cuidó de que pareciera un juicio justo y le dijo al acusado:

- “Conociendo tu fama de hombre devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Dios tu destino. Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras culpable e inocente. Tu escogerás uno de ellos y será la mano de Dios la que decida tu destino”

Por supuesto, el juez corrupto había preparado dos papeles con la misma leyenda: “CULPABLE” y la pobre víctima se dio cuenta que era una trampa.

No había escapatoria.

El Juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados.

El hombre inspiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados pensando, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa, escogió y agarró uno de los papeles y, llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente.

Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon airadamente.

- “Pero… ¿qué hizo?… ¿Y ahora?… ¿Cómo vamos a saber el veredicto?”

- “Es muy sencillo” respondió el acusado. “Es cuestión de leer el papel que queda y sabremos qué decía el que yo escogí”

Con rezongos y disgustos mal disimulados, tuvieron que liberar al acusado, y jamás volvieron a molestarlo.

En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento. Y la aplicación del versículo de hoy en el devenir de nuestra vida y el caminar día tras día nos dejará buenos dividendos.


“Gracia y Paz”
Palabra de Miel

¿TIENES LA PAZ DE JESUCRISTO?



2 Corintios 4:8
“Estando atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperamos”.

Tenemos problemas en todos lados, mientras que sufrimos por el paso en este mundo. Jesús nos dijo que esto nos sucedería. Pero como dice nuestro versículo de hoy, no estemos desesperados; al contrario, regocijémonos en el Espíritu, porque sabemos que tendremos nuestro galardón en el cielo y tendremos la paz que sobrepasa todo entendimiento mientras que no nos fijemos en las cosas de este mundo pasajero, sino mirando sólo hacia Jesucristo, el autor y consumador de nuestra fe.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día