¿Estas viviendo la vida abundante que Jesús nos
prometió?
Juan 10:10
"El ladrón
no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan
vida, y para que la tengan en abundancia”.
¿Qué quiso decir
Jesús cuando prometió una vida abundante?
A diferencia de
un ladrón, el Señor Jesús no viene por razones egoístas. Viene a dar, no a
recibir. Viene para que las personas puedan tener vida en Él que es
significativa, útil, alegre y eterna. Recibimos esta vida abundante el momento
que lo aceptamos como nuestro Salvador.
Esta palabra
"abundante" en griego es perisson, significando "excesivamente,
altamente, más allá de la medida, más, superfluo, una cantidad tan abundante
como para ser considerablemente más de lo que uno esperaría o
anticiparía". En definitiva, Jesús nos promete una vida mucho mejor de la
que nos podríamos imaginar, un concepto que nos recuerda de 1 Corintios 2:9:
"Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le aman". El apóstol Pablo nos
dice que Dios es capaz de “hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo
que pedimos o entendemos”, y lo hace por Su poder, un poder que está obrando
dentro de nosotros si le pertenecemos a Él (Efesios 3:20).
Una vida
abundante no consiste de la abundancia de cosas materiales. Si ese fuera el
caso, Jesús habría sido el más rico de los hombres (Mateo 8:20).
¿Qué es la vida
abundante? La vida abundante es la vida
eterna, una vida que comienza en el momento que venimos a Cristo y lo recibimos
como Salvador, y continúa a lo largo de toda la eternidad. La definición
bíblica de la vida — específicamente la vida eterna — es proporcionada por
Jesús mismo: "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único
Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17:3). Esta
definición no hace mención de la longitud de los días, la salud, la
prosperidad, la familia o la carrera. De hecho, lo único que menciona es el
conocimiento de Dios, que es la clave para una vida verdaderamente abundante.
La abundancia de
la que Dios nos habla es abundancia espiritual, no material. Por otro lado, la
vida eterna, la vida por la cual un cristiano se preocupa, no se determinada
por la duración, sino por una relación con Dios. Esto es por qué, una vez que Dios
nos ha llamado, recibimos el regalo del Espíritu Santo, la vida eterna (1 Juan
5:11-13).
La vida de un
cristiano gira alrededor del principio de crecer “en la gracia y el
conocimiento de nuestro Señor y el Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18). Esto
nos enseña que la vida abundante es un proceso continuo de aprendizaje, práctica, y maduración.
Aunque, cómo seres
humanos, somos naturalmente deseosos de cosas materiales, como cristianos
nuestra perspectiva de la vida debe ser revolucionada (Romanos 12:2). Así como
nos convertimos en nuevas criaturas cuando venimos a Cristo (2 Corintios 5:17),
así debe ser transformada nuestra comprensión de la "abundancia". La
verdadera vida abundante consiste en una abundancia de amor, gozo, paz y el
resto del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23), no una abundancia de
"cosas". Consiste en una vida que es eterna, y por lo tanto, nuestro
interés está en El Eterno y lo eterno, no el temporal. Pablo nos amonesta,
"Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque
habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios"
(Colosenses 3:2-3).
“Gracia y Paz”