¿TÚ TE HAS LLEGADO A COMPARAR CON JOB?
Job 38:4
"¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la
tierra?"
¡Cuántas veces nos dirigimos a Dios con ignorancia...!
Job era un hombre especial. La narrativa bíblica dice que Dios lo veía como un
varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Todo lo tenía en
abundancia; hasta que un día Satanás pidió permiso a Dios para probarle. En
unos breves momentos, lo perdió todo: sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus
asnas, sus ovejas, sus camellos, propiedades, etc. Su cuerpo fue herido con una
sarna maligna desde la punta del pie hasta la coronilla de la cabeza. Justo en
esos momentos difíciles, sus "mejores amigos" vinieron a
"consolarle". Al presenciar el cuadro de su amigo, pensaban que Job
había fallado al Altísimo. En medio de su crisis, Job, se acercó a Dios con
ignorancia, pero fue confrontado con su propia realidad: "¿Dónde estabas
tú cuando yo (Dios) fundaba la tierra?" Dios le hizo ver su humanidad y su
fragilidad. Su cuerpo había sido expuesto a una prueba difícil y dolorosa, pero
su alma había sido guardada irreprensible para su Señor y Redentor. Este suceso
marcó la vida de este gran hombre de Dios.
Es curioso como muchos de nosotros solemos compararnos con
Job, a raíz de las pruebas que estamos viviendo. Lo cierto es que aunque
nuestros sufrimientos no se comparen a los de Job, nuestro comportamiento en
esos momentos de tribulación nos induce a imitar a ese hombre justo. Volteamos
a ver a Dios y lo cuestionamos con preguntas llenas de ignorancia, y lo peor de
todo es que creemos tener la razón. ¿Dónde estabas tú...? Ese es el punto.
Ninguno de nosotros podemos conocer la mente de Dios. El tiene un plan
perfecto, trazado desde la eternidad, para ti y para mí. Permitámosle que se
haga realidad en nuestras vidas; aún cuando, en ocasiones, no podamos
entenderlo.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla