¿Tienes protección contra el virus del pecado?
Romanos 3:10-12
"No hay justo, ni aun
uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a
una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera
uno."
La computadora personal (o
computador) es un instrumento del que nuestra sociedad no puede prescindir
actualmente. Convenientemente programada, recibe información, la analiza, la
compara con la información que tiene en su memoria, hace cálculos y finalmente
entrega los resultados a una velocidad extraordinaria. Sus aplicaciones son
prácticamente ilimitadas. Cuando funciona de la manera en que fue programada
originalmente puede resultar en grandes beneficios para la humanidad. Sin
embargo si, por maldad, alguien crea e introduce un “virus” en una computadora,
los datos en la memoria se destruyen, los registros internos se afectan, la
máquina deja de hacer lo que se suponía que hiciera y comienza a actuar de
manera impredecible, por regla general ocasionando daño a todo lo que entra en
contacto con ella. ¿No es ésta una verdadera parábola de los tiempos modernos?
El hombre es la obra maestra
del Dios Creador. De acuerdo al diseño original, somos capaces de reflexionar, escoger, obedecer, construir,
amar. Pero, desgraciadamente, el pecado de Adán y Eva cambió todo, y al
igual que una computadora infectada por un virus electrónico nuestro ser
interior ya no está programado con lo que agrada a Dios, lo que está bien, lo
que es verdadero y hermoso, sino más bien con la maldad, el egoísmo, el orgullo, la codicia. Nosotros, que fuimos
hechos para servir y honrar a nuestro Creador, estamos contaminados por el
virus del pecado y ya no actuamos de la manera que Dios planeó. Por eso, en el
pasaje de hoy, el apóstol Pablo escribió: "Todos se desviaron, a una se
hicieron inútiles."
Así como la computadora que ha
sido "infectada" con un virus sólo podrá volver a ser útil si pasa
por las manos de un técnico competente que la repare, la única solución para
cada uno de nosotros, pecadores, consiste en confiar nuestra vida a Jesucristo.
El es el único que puede volver a poner todo en orden según el plano original y
en conformidad con su propio modelo. En su segunda carta a los Corintios, Pablo
escribe: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2 Corintios 5:17).
Sólo Jesucristo, por medio de su sacrificio en la cruz, tiene la capacidad de
perdonar y lavar nuestros pecados, y restaurar nuestra mente y nuestro corazón,
resultando verdaderamente en una nueva criatura. Su sangre derramada elimina la
infección causada por el virus del pecado, y comienza en nosotros el proceso de
regeneración con el fin de que lleguemos a ser conformes a su imagen (Romanos
8:29), como al principio de la Creación.
Con el fin de evitar que esos
virus electrónicos afecten las computadoras, se han creado programas llamados
antivirus, cuya función es detectar y eliminar los virus antes que ocasionen
daño en el interior de la máquina. En el aspecto espiritual, el antivirus por
excelencia es la Palabra de Dios. En ella encontramos las instrucciones para
mantenernos libres de contaminación, viviendo una vida en el Espíritu de Dios,
apartados de la inmundicia de este mundo, y al hacerlo recibiremos el favor de
Dios y seremos grandemente bendecidos, nos promete el Señor. Dice 2 Corintios
7:1: “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda
contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de
Dios."
Mantengámonos limpios y
protegidos contra todo virus que intente contaminar nuestras almas. Apartémonos
del pecado y acerquémonos a Dios, buscando su rostro en oración cada día,
escudriñando su Palabra y aplicándola a nuestras vidas. De esta manera nuestros
espíritus estarán fortalecidos y listos para rechazar cualquier virus que
intente afectarnos.
ORACION:
Padre amado, una vez más te
doy gracias por la sangre redentora de Jesucristo, que me limpia de pecado y de
toda contaminación inmunda. Pon en mi corazón un deseo intenso de leer y
meditar en tu palabra y buscarte en oración cada día de mi vida, para poder
vivir una vida de santidad. En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla