La santidad proviene de la Verdad y la Palabra de Dios es
la Verdad. Jesús se Santificó a sí mismo para que nosotros pudiéramos ser
santificados en la verdad (Juan 17:19).
La Santidad es lo que nos identifica como Hijos de Dios;
como verdaderos seguidores de Jesucristo y como coherederos de su Reino. La
santidad es lo que nos distingue de todo aquel que está en el mundo, y que ama
las cosas del mundo.
¡Santidad es agradar
a Dios en todo y servirle de todo corazón!
Dios es un Dios de amor, y si vivimos en su Amor podremos
reflejarlo a nuestro prójimo, llámese: conyugue, hijos, familiares, amigos, pastores,
hermanos en la fe, y hasta para nuestros perseguidores. Dios obrará en nuestra
vida y nos dará la fuerza necesaria para vivir en Santidad. “El que dice que
permanece en él, debe Andar como él anduvo” (1 Juan 2:6). “Apartaos de toda
especie de mal” (1 Tesalonicenses 5:22).
Quien vive en santidad da testimonio a través del amor y
servicio a los demás, pues la persona que tiene a Jesucristo en su vida, ha
sido tocada y transformada, ama a quien le salvó y también a los demás, aún a
sus enemigos.
La Santidad es un arma de defensa, pues Satanás no puede acercarse,
tocar, atacar, robar, matar o destruir a un hijo de Dios que vive en Santidad,
pues la Santidad “repele” al enemigo.
“Vestíos pues, como escogidos de Dios, santos y amados,
de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de
paciencia. Soportándonos unos a otros, y perdonándonos unos a otros, si alguno
tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo nos perdonó, así también
háganlo ustedes. Y sobre todas las cosas, vestíos de Amor, que es el vínculo
perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que así mismo
fuiste llamados en un solo cuerpo, y sean agradecidos” (Colosenses 3:12-15).
También, la Santidad es el medio que une al cuerpo de
Cristo, su Iglesia, es el sello que nos caracteriza por haber sido hechos hijos
de Dios, es lo que toda iglesia y denominación cristiana debe tener, es lo que
todo Cristiano comprometido con Jesús debe practicar cada día, para poder
caminar en armonía dentro del cuerpo de Cristo; solo una persona que vive en
Santidad es capaz de escuchar la dulce voz de Jesús, y seguirla; obedecer a esa
voz y hacer la perfecta voluntad de Dios en lo individual, y en el cuerpo de
Cristo; Cuando caminamos en armonía dentro del cuerpo de Cristo, que es su
iglesia, ponen a temblar a Satanás, pues no debemos olvidar que Jesucristo vino
a DESHACER LAS OBRAS DEL DIABLO.
“Como aquel que os llamó es santo, sed también ustedes
santos en toda vuestra manera de vivir, porque escrito está: SED SANTOS, PORQUE
YO SOY SANTO” (1 Pedro 1:15-16).
“Así que amados, puesto que tenemos tales promesas,
limpiémonos de toda contaminación de carne y espíritu, perfeccionando la
santidad en el temor de Dios” (2 Corintios 7:1).
Por nuestras propias fuerzas no podemos lograr la
Santidad, pero con la ayuda de Dios todo es posible “Y el mismo Dios de Paz os
santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea
guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el
que os llama, el cual también hará” (1 Tesalonicenses 5:23-24).
“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual, NADIE
VERA AL SEÑOR” (Hebreos 12:14).
La palabra de Dios es clara. Jesucristo viene PRONTO, y quienes
no vivamos en Santidad no veremos
al Señor.
PIENSA: Si Jesús viniera por su iglesia hoy, ¿Podrías
verlo de frente a los ojos, sin nada que ocultar? Que el Espíritu de Dios nos redarguya
a quienes no estemos a cuentas con Él.
¡Gracia y Paz!