miércoles, 25 de julio de 2012

RECORDAR LA RAZÓN POR LA QUE HACEMOS TODO

Marcos 10:45
“Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.

José Morris sazona sus helados con ingredientes que van desde el chocolate y las frutillas hasta el té verde y los pimientos chipotle secos. Es uno de los tres fabricantes de helados de una exitosa compañía tejana conocida por su calidad, creatividad e innovación. Pero José no se ha olvidado de por qué lo hace.

Le contó al reportero Ricardo Gándara que uno de los antiguos empleados siempre les recordaba: «¿Por qué hacemos helados? Es un alimento delicioso. Estamos aquí para dar gusto a la gente». Y por eso, José Morris hace helados.

Sabemos que es sumamente importante recordar por qué hacemos las cosas como seguidores de Cristo. Si lo olvidamos, nos parecemos a los discípulos que se enojaron y se dividieron al discutir sobre quién era el más importante. Jesús les recordó que «el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Marcos 10:35-45).

Si nuestro objetivo es compartir con otros la buena noticia del amor de Dios, no perderemos de vista lo que buscamos ni seremos ásperos si alguien resiste nuestra invitación o se burla de ella. A medida que seguimos el sendero de nuestro Señor, caracterizado por un servicio entrañable y sacrificial, se nos recuerda que Él vino para servir y para salvar.

Este es el motivo de todo lo que hacemos.

Mantén la mirada en el Señor y no perderás de vista el propósito en la vida.

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LEA: Marcos 10:35-45
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Biblia en un año: Cantar de los Cantares 1–4
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“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario

POR POCO…..

Jeremías 10:23.
“Conozco, Señor, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos”.
 
Salmo 37:23
“Por el Señor son ordenados los pasos del hombre. Él aprueba su camino”.
 
Isaías 40:31
Los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
 
 
El creyente no está libre de tener una caída moral. En el Antiguo Testamento vemos que David, quien estaba a punto de matar para vengarse por haber sido ofendido, fue detenido gracias a la intervención oportuna de una sabia mujer (1 Samuel 25). ¡Cuántas veces hemos estado a punto de alejarnos o de caer, y Dios, en su gracia, ha detenido nuestros pasos! Cuando comparezcamos ante el tribunal de Cristo (2 Corintios 5:10), Dios nos mostrará todas las intervenciones de su gracia en el momento en que, seducidos por Satanás, íbamos a caer. ¿Quién no podría apropiarse de la confesión de Asaf y decir: “En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos”? (Salmo 73:2).

Con un corazón contrito y agradecido a la vez, digamos también: “Él… no permitió que nuestros pies resbalasen” (Salmo 66:9). Pero eso no nos autoriza a ser negligentes y a no velar. La exhortación sigue siendo actual: “El que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12). Para resistir a la tentación no debemos contar con nuestras propias fuerzas, sino acercarnos confiadamente al Señor, quien sabe “librar de tentación a los piadosos” (2 Pedro 2:9).

“Gracia y Paz”
La Buena Semilla

¿SIENTES MIEDO POR ALGO?

1 Samuel 21:10-15
“Y levantándose David aquel día, huyó de la presencia de Saúl, y se fue a Aquis rey de Gat. Y los siervos de Aquis le dijeron: ¿No es éste David, el rey de la tierra? ¿no es éste de quien cantaban en las danzas, diciendo: Hirió Saúl a sus miles, Y David a sus diez miles? Y David puso en su corazón estas palabras, y tuvo gran temor de Aquis rey de Gat. Y cambió su manera de comportarse delante de ellos, y se fingió loco entre ellos, y escribía en las portadas de las puertas, y dejaba correr la saliva por su barba. Y dijo Aquis a sus siervos: He aquí, veis que este hombre es demente; ¿por qué lo habéis traído a mí? ¿Acaso me faltan locos, para que hayáis traído a éste que hiciese de loco delante de mí? ¿Había de entrar éste en mi casa?”
 
Todo ser humano siente miedo en algún momento de su vida. Es un sentimiento natural, producto de nuestra naturaleza pecaminosa. El miedo no proviene de Dios. La Biblia dice que "Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2 Timoteo 1:7). El miedo surgió después que Adán y Eva pecaron al comer de la fruta prohibida. Cuando ellos oyeron la voz de Dios, que se paseaba en el huerto, por primera vez se escondieron de su presencia, y cuando el Señor le llamó en voz alta, Adán respondió: “Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.” (Génesis 3:10). A partir de aquel momento, el miedo ha sido parte intrínseca de nuestra naturaleza. Desde pequeños empezamos a sentir temor por la oscuridad, o los animales, o la altura, o cualquier otra cosa y acudimos a nuestros padres en busca de protección y de consuelo.
 
Aun David, un “hombre conforme al corazón de Dios”, y siervo fiel del Señor, sintió miedo cuando el rey Saúl lo buscaba para matarlo, y huyó despavorido de su presencia. El pasaje de hoy nos cuenta que David se fue hasta Gat, nada menos que la tierra de sus enemigos, adonde fue reconocido inmediatamente y llevado delante del rey Aquis. La fama de David era conocida en todas partes, pues había matado a miles de filisteos. Ahí el rey Aquis tenía una oportunidad de vengarse. Entonces David, aterrorizado, "se fingió loco entre ellos, y escribía en las portadas de las puertas, y dejaba correr la saliva por su barba." Aquis lo echó de allí con desprecio diciendo: “He aquí, veis que este hombre es demente; ¿por qué lo habéis traído a mí?” Quebrantado y sumamente humillado, David huyó a Adulam en Judá. Había cerca una colina llena de cavernas. Y allí se metió en una de aquellas cuevas para esconderse de sus enemigos.
 
El miedo había llevado a David al punto más bajo de su vida. Entonces tuvo la oportunidad de reflexionar en lo que había hecho. Y comenzó a sentir la ternura y el fiel amor de Dios. Así lo expresó en el Salmo 56: “Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre: Me oprime combatiéndome cada día. Apúranme mis enemigos cada día; porque muchos son los que pelean contra mí, oh Altísimo. En el día que temo, yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra: En Dios he confiado, no temeré lo que la carne me hiciere”. Finalmente David reaccionó de la manera en que debió haberlo hecho desde el principio.
 
El espíritu de temor puede llevarte a la destrucción si no reaccionas rápidamente en contra de él. Cuando sientas miedo, inmediatamente acude a Dios en busca de su ayuda. ¿Sientes miedo por algo? ¿Alguna situación difícil, ya sea económica o emocional? ¿Alguna enfermedad? ¿Algo que crees te va a hacer daño, y no sabes cómo evitarlo? En este momento, arrodíllate y clama a Dios. Declara por fe, como David en el Salmo 23:4: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.” Supera tu desánimo y alaba al Señor con cánticos; reprende el espíritu de temor; y aférrate a la promesa de que “si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31). Con toda seguridad la paz y el gozo del Señor llenarán tu corazón, y todo temor desaparecerá de tu vida.
 
ORACION:
Padre celestial, un espíritu de temor está afectando mi vida, pero hoy yo declaro que tú eres mi Pastor, que cuidas de mí y que no tengo que temer a nada, pues si tú eres por mí nada ni nadie podrá contra mí. En el nombre de Jesús, Amén.
 
“Gracia y Paz”
Dios te Habla

CONSAGRADOS A DIOS

Salmo 62:1, 2
“En Dios solamente está acallada mi alma; De él viene mi salvación. El solamente es mi roca y mi salvación; Es mi refugio, no resbalaré mucho”.



Al ser salvos por la fe en Cristo, expresamos nuestro amor y gratitud mediante nuestra consagración a Él. El estudio regular de la Biblia y la oración serán parte integral de nuestra vida diaria. Además, nuestra consagración al Señor se evidenciará por nuestra pasión a obedecerlo, y nuestro espíritu de humildad y servicio.

1. OBEDIENCIA. David buscaba siempre obedecer a Dios. Siendo un joven pastor, se ocupaba fielmente de los animales de su padre. Siendo rey, puso de lado su deseo de construir el templo, y dejó que Salomón lo hiciera, tal como Dios lo había ordenado. Aunque David no vivió de manera perfecta, su deseo era hacer lo que el Señor le pidiera. Vemos por las palabras de Jesús en Juan 14.15, que la obediencia debe ser también nuestra prioridad más importante. Él dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos”.

2. HUMILDAD. Después que David mató a Goliat, la multitud lo alabó a gritos. Sin embargo, no se volvió orgulloso, sino que siguió al servicio del rey Saúl y esperó que Dios lo convirtiera en el gobernante de Israel. Pero aun siendo rey, se mantuvo humilde. Sabía que lo que había logrado era por lo que había hecho el Señor, no él (2 S 7.18).

3. SERVICIO. Ya fuera como un humilde pastor o un poderoso rey, la meta de David fue obedecer a Dios y servirle.

Este hombre conforme al corazón de Dios estuvo consagrado a su Señor. Buscaba conocerlo, y anhelaba hacer su voluntad. Las acciones de David reflejaban su humilde actitud de siervo y su anhelo de complacer a su Padre celestial. Dé usted los pasos necesarios para vivir consagrado al Señor Jesús.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

LA OBEDIENCIA A DIOS

Hechos 5:29
“Y respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es menester obedecer á Dios antes que á los hombres”.

Las autoridades prohibieron a los discípulos de Cristo enseñar las doctrinas del evangelio, y esto evocó la respuesta que encontramos en el versículo de hoy, “Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres”. La doctrina de Cristo Crucificado como la única manera de ser salvo y tener los pecados perdonados no es una enseñanza muy popular, y desde el principio han habido tentativas de callar a aquellos que enseñaban que Jesucristo es el único Salvador, y no hay salvación en ningún otro nombre.

Gracias a Dios por aquellos guerreros de la cruz que escogieron la persecución antes que desobedecer a Dios. Los cristianos debemos ser ciudadanos que obedecemos la ley, pero cuando hay un conflicto entre la ley de los hombres y la voluntad de Dios, nuestra respuesta tiene que ser la de los discípulos en el pasaje de hoy: “Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres”.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Dí