Mateo 12:28-32
“Si yo por el Espíritu de Dios
echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.
Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus
bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa. El que no es
conmigo, contra mí es, y el que conmigo no recoge, desparrama. Por tanto os
digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia
contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna
palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra
el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero”.
Jesús acababa de sanar a un
hombre endemoniado que era ciego y mudo, “de tal manera que el ciego y mudo
veía y hablaba”, dice Mateo 12:22. Y toda la gente que estaba alrededor de
ellos estaba asombrada. Pero los fariseos, celosos y molestos por la manifestación
de poder del Señor, dijeron: “Este no echa fuera los demonios sino por
Beelzebú, príncipe de los demonios” (Mateo 12:24). El pasaje de hoy nos muestra
la respuesta de Jesús a esta declaración de los religiosos judíos. Así les dijo
el Señor: “Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la
blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada”.
Jesús les habla de un pecado que
no sería perdonado. Esto, a simple vista, parece una contradicción a la
enseñanza que dice que Dios está dispuesto a perdonar a todo aquel que viene a
él arrepentido, cualquiera haya sido el pecado cometido. Pero, entendamos bien
las palabras del Maestro. Muchas veces Jesús había sido ofendido, humillado y
maltratado y aún estando clavado en la cruz clamó al cielo diciendo: “Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Por eso dijo a los
fariseos: “A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le
será perdonado”. Y entonces añadió: “Pero al que hable contra el Espíritu
Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero”.
Cuando se aproximaba el momento
de su muerte, Jesús habló largamente a sus discípulos acerca de lo que pasaría
después (Juan capítulo 16). Allí les dijo que cuando él se fuera vendría el
Espíritu Santo. “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia
y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy
al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo
ha sido ya juzgado” (Juan 16:8-11). Entre las funciones del Espíritu Santo, la
principal es convencer al mundo de las consecuencias de sus pecados y de la
necesidad de arrepentirse y creer en Jesucristo para obtener el perdón y la
salvación de sus almas.
Romanos 6:23 dice: “Porque la
paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús
Señor nuestro”. No existe un pecado que pueda separarte por siempre de Dios, si
te arrepientes y aceptas el sacrificio de Cristo. Solamente una decisión
conciente de rechazar la invitación del Espíritu Santo a la salvación puede
resultar en que pases la eternidad separado de Dios. No esperes más para
aceptar su invitación. Recibe a Jesucristo como tu salvador y disfruta el
regalo de la vida eterna.
ORACIÓN:
Dios de amor y de misericordia,
te doy gracias por el precioso regalo de la vida eterna en Cristo Jesús. Te
ruego que me des sabiduría y discernimiento espiritual para reconocer aquellas
actitudes que me separan de ti, y ayúdame a rechazarlas para poder vivir una
vida de comunión contigo. En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla