Un águila no pelea contra una serpiente en
la tierra. La atrapa y la sube a los aires y la deja caer. Una serpiente no
tiene aguante, poder o balance en el aire. En el aire es vulnerable, inútil y
débil a diferencia de cuando está en la tierra que es peligrosa y poderosa.
No luches tus batallas con herramientas
humanas. Ni caigas en la trampa de bajar de nivel. Remóntate a las alturas en
las alas del Espíritu y deja que Dios pelee tus batallas.
¡Gracia y Paz!
Osman Florian