Gálatas 5:16-17
"Digo,
pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el
deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne;
y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis”.
En una ocasión
un anciano de la tribu Cherokee le hablaba a su nieto acerca de una batalla que
se lleva a cabo en el interior de las personas. Él le dijo: "Hijo mío, esa
batalla es entre dos lobos que hay dentro de todos nosotros. Uno es malvado, y
manifiesta ira, envidia, avaricia, arrogancia, odio, resentimiento, mentiras,
homicidios y egoísmo. El otro es bueno y siempre muestra paz, alegría, amor,
bondad, humildad, generosidad, verdad y compasión." El niño se quedó
callado pensando por un minuto, y luego dijo: “Abuelo, ¿cuál de los dos lobos
gana?” El viejo cherokee respondió: "Aquél al que tú alimentes".
Preciosa
enseñanza, la cual podemos aplicar a nuestra vida espiritual. La vida del
cristiano está en un estado de guerra constante. Pero esta guerra no es contra
nuestros compañeros de trabajo, nuestros vecinos, nuestros familiares o
cualquier otro ser humano. Nuestra lucha es “contra principados, contra
potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra
huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Por un
lado tenemos al Espíritu Santo recordándonos las enseñanzas de la palabra de
Dios y guiándonos según su perfecta voluntad; en el lado opuesto tenemos a esas
potestades y huestes espirituales de maldad, las cuales usan la tendencia
natural de la carne hacia los placeres del mundo para empujarnos hacia el
pecado.
Desde la caída
de Adán y Eva en el huerto del Edén, todos hemos nacido con una naturaleza
pecaminosa y egoísta que busca su propio placer. En aquellos que no conocen al
Señor no existe ningún conflicto, en ellos hay sólo una fuerza que controla sus
vidas: la carne. La lucha comienza cuando aceptamos a Jesucristo como Salvador.
En ese momento el Espíritu Santo entra a formar parte de nuestras vidas e
inmediatamente comienza a redargüirnos, a exhortarnos, a aconsejarnos y a
guiarnos en el camino que Dios quiere que tomemos. La carne, obviamente, se
opone pues en su carácter egoísta detesta la disciplina y las reglas
establecidas por nuestro Creador.
En la escritura
de hoy, el Señor nos exhorta a “andar en el Espíritu, y no satisfacer los
deseos de la carne”. Esto quiere decir que debemos seguir las instrucciones
escritas en la palabra de Dios, la cual es “la espada del Espíritu” (Efesios
6:17). De esta manera viviremos una vida de santidad en la presencia de Dios
disfrutando de sus bendiciones, su amor, su protección y su poder. Por el
contrario, si satisfacemos los deseos de la carne nos alejaremos de la
presencia del Padre y por supuesto de todas las bendiciones que de él
provienen. Ahora bien, tenemos que reconocer que no es fácil vivir una vida de
santidad en nuestras propias fuerzas pues somos débiles y solos no podemos. Por
eso tenemos que acudir al poder del Espíritu Santo para que nos ayude.
Con ese fin,
siguiendo el consejo del viejo cherokee a su nieto, debemos alimentar nuestro
espíritu con una buena dosis de la
Palabra de Dios y un tiempo de oración y búsqueda del Señor
cada día de nuestras vidas. Y al mismo tiempo alejarnos de todo aquello que
pueda alimentar los deseos de la carne. Esto requiere que seamos muy cuidadosos
al escoger los programas de televisión que vemos, y los sitios del Internet que
visitamos, y los libros que leemos, y los lugares a los que nos lleguemos en un
momento determinado. Si hacemos todo esto, estaremos asegurando la victoria del
Espíritu Santo sobre esas huestes espirituales diabólicas que sólo buscan
nuestra destrucción. Y podremos disfrutar de una vida de gozo y paz, la vida en
abundancia que Jesús vino a darnos (Juan 10:10).
ORACIÓN:
Padre santo, te
ruego me ayudes a alimentar mi espíritu con tu palabra y buscar tu rostro día
tras día. Dame las fuerzas para soportar las tentaciones y rechazar todo
aquello que no esté de acuerdo a tu voluntad. En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla
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