viernes, 20 de septiembre de 2013

ORACIÓN



Jeremías 29:11
“Porque yo sé los planes que tengo para vosotros, declara el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza”.

ORACIÓN:
Bendito Padre celestial. Te doy gracias por los planes que tú tienes para mí. Dame un oído fino y un corazón receptivo para escuchar y obedecer tus instrucciones, y que esos planes se hagan realidad en mi vida, pero no solo que sean para bendecirme, sino para servirte mejor y más cada día de mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.


¿SABES QUE DIOS TIENE UN PLAN PARA TU VIDA?



Jeremías 29:11
“Porque yo sé los planes que tengo para vosotros, declara el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza”.

Dios tiene un plan general para toda la humanidad. Él desea que todas las personas sean salvas, dice 1 Timoteo 2:4. Con ese fin envió a su Hijo Jesucristo. Así dice Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

El pasaje de hoy es parte de una carta del profeta Jeremías a los cautivos que fueron transportados a Babilonia. Es sin duda un mensaje de esperanza para aquellos que están pasando por circunstancias difíciles. Los planes de Dios para sus hijos son siempre planes de bienestar y seguridad, pero no se desarrollan de la misma manera para todos. Todos cometemos errores, por lo tanto la voluntad de Dios para una persona determinada se lleva a cabo conforme a las decisiones que ha tomado esa persona y las circunstancias que la rodean en un momento determinado. Si nos apartamos de la voluntad del Señor, él trabaja dentro de nuestras vidas, moviéndonos a marchar por el camino que él tiene preparado, pero en última instancia nuestras decisiones afectarán la manera en que se desarrollen nuestras vidas.

Pero no sólo tiene Dios un plan para ti, sino que está muy interesado en que tú sepas cuál es ese plan. En su carta a los efesios, el apóstol Pablo les dice: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (Efesios 5:15-17). Es tu responsabilidad entender cual es la voluntad de Dios, cual es su plan en tu vida. Para ello, debes andar como sabio, no como necio o insensato, haciendo buen uso del tiempo. Debes buscar la sabiduría que viene de Dios por medio de una vida de comunión con él, leyendo su palabra y pasando tiempo en oración diariamente. Si has estado orando por mucho tiempo y no has tenido respuesta, debes reflexionar y mirar a tu vida para descubrir la fuente del problema. Quizás sea una de estas causas:

Primero: Tu propia voluntad puede estar estorbando la voluntad de Dios para tu vida. Si tú decides hacer lo que deseas que debe ocurrir, es posible que le estés diciendo a Dios con tus acciones que no te interesa su plan.

Segundo: La influencia negativa de otras personas puede estar afectando tu comunión con Dios. Así le sucedió a Job. Debemos ser precavidos de los que parecen bien intencionados pero realmente son “amigos” terriblemente equivocados que nos ofrecen orientación totalmente errónea.

Tercero: El pecado no confesado en tu vida puede estar endureciendo tu corazón hasta el punto de la sordera y la ceguera espiritual. ¿Hay algo que se interpone entre tú y Dios hoy, que necesita ser eliminado?

Cuarto: La simple duda puede filtrarse en la vida del creyente y hacer morir la fe hasta hacerla inefectiva. Cree de todo corazón que Dios quiere revelarte sus planes para tu vida.

Quinto: El afán es uno de los enemigos más fatales del crecimiento espiritual. ¿Estás demasiado ocupado para tener un momento a solas con el Señor? No oirás su voz si no apartas tiempo para escucharle tranquilamente.

Analiza bien estas cinco razones, y trabaja en aquellas que están afectando tu vida. No permitas que haya obstáculos en el desarrollo del plan de Dios para tu vida.

ORACIÓN:
Bendito Padre celestial. Te doy gracias por los planes que tú tienes para mí. Dame un oído fino y un corazón receptivo para escuchar y obedecer tus instrucciones, y que esos planes se hagan realidad en mi vida, pero no solo que sean para bendecirme, sino para servirte mejor y más cada día de mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.


“Gracia y Paz”

Dios te Habla