¿SABES CUAL ES TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO?
1 Corintios 6:19-20
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo
del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no
sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a
Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
A medida que el momento de su muerte se acercaba, Jesús
se refirió con frecuencia al Consolador que él enviaría. Los discípulos
recibían esa noticia con mucha tristeza, pues amaban al Señor y no podían
aceptar que él no estuviese más junto a ellos. Sin embargo Jesús los alienta
diciéndoles: “Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador
no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (Juan 16:7). Esta
promesa se cumplió el día de Pentecostés en el cual el Espíritu Santo se
manifestó de manera poderosa (Hechos capítulo 2). Ese día miles de judíos aceptaron
a Jesucristo como salvador, y así surgió la iglesia de Cristo, es decir un
grupo de creyentes que se reúnen para alabar y adorar al Señor,
independientemente de cuál sea el lugar de la reunión. En Hechos 2:46-47
leemos: “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en
las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y
teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los
que habían de ser salvos”. Han pasado más de dos mil años, y aquellos que han
creído en Cristo continúan congregándose, sabiendo que el Señor está siempre
presente en la persona del Espíritu Santo.
En 1 Reyes 8:27-30, después de la construcción del nuevo
templo en Jerusalén, el rey Salomón manifestó: “He aquí que los cielos, los
cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he
edificado?” Salomón afirma que Dios es demasiado grande para ser contenido
dentro de un edificio. No obstante, clamó al Señor diciendo: “Que estén tus
ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa”, para que cuando un israelita
orase en ese lugar, Dios escuchara en los cielos y contestara la oración. Unos
cinco siglos después, como resultado de la muerte de Jesucristo en la cruz del
Calvario, su posterior resurrección y la venida del Espíritu Santo, aquel
templo de piedra fue reemplazado por uno de carne y hueso. Este es el cuerpo de
cada persona que ha aceptado a Jesucristo como salvador. Así lo afirma el
apóstol Pablo en 1 Corintios 3:16-17: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y
que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de
Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros,
santo es”.
En resumen, “la iglesia de Cristo” es un grupo de
creyentes que se reúnen en un local o edificio para adorar a Dios. El “templo”
es el cuerpo de cada creyente, en el cual reside el Espíritu Santo. Por eso, en
la escritura de hoy, Pablo dice: “Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y
en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. Es responsabilidad de cada
cristiano cuidar de ese templo (su cuerpo), glorificar a Dios con su
comportamiento y vivir una vida de santidad que honre su presencia en nosotros.
La manera de cuidar de este templo es manteniendo una vida de oración constante,
leyendo la Biblia, meditando en ella y aplicándola a nuestro diario vivir.
ORACIÓN:
Amante Padre celestial, gracias por haber establecido que
tu Santo Espíritu viniese a morar en el corazón de los que han creído en tu
Hijo Jesucristo. Te ruego me ayudes a estar consciente de este privilegio, y
que mi testimonio siempre honre la presencia de tu Santo Espíritu en mi vida.
En el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
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