Hace algún tiempo leí en la
prensa diaria un artículo cuyo contenido lo considero mucho más importante y
trascendental que el hecho de que el hombre haya llegado y regresado de la luna
y enviar naves espaciales. El título del artículo es: “Falta un día entero
desde la formación del universo”.
Y deseo leer este interesante
artículo y citamos: La historia trata de un día que falta en el tiempo que
descubrió y narró Harold Hill presidente de “Maquinaria Curtis” de Baltimore,
Maryland, y consultor en el programa espacial (NASA). El señor Hill dijo que
una de las cosas más asombrosas que Dios puede mostrar a nosotros hoy día le
ocurrió a nuestros astronautas y científicos del espacio de los Estados Unidos
de América. Ellos intentaban determinar la posición del sol, la luna y los
planetas de aquí a cien años y de aquí a mil años, para poder determinar las
posiciones futuras tendrían que saber cuáles fueron sus posiciones en el
pasado. Averiguaron cuales fueron las posiciones durante los siglos pasados y
de momento se detuvieron, las computadoras señalaron que algo andaba mal o con
la información sometida o con los resultados obtenidos, faltaba un día en la
historia del tiempo.
Los científicos estaban
confundidos, no había una explicación. Uno de ellos se acordó de un comentario
tocante al sol en la Biblia ,
al investigar encontraron en el libro de Josué una oración bastante ridícula,
entre comillas, para cualquiera con sentido común, entre comillas. De acuerdo
con las Escrituras, Josué estaba preocupado porque estaba rodeado de sus
enemigos y al llegar la noche lo vencerían, como resultado le pidió a Dios que
hiciera que el sol se detuviera, pues el sol se detuvo en medio del cielo y no
bajó por casi un día entero (Josué 10:13); se había encontrado el día que
faltaba.
Al regresar los computadores a la
fecha que Josué había escrito la oración encontraron que sus cálculos casi
estaban correctos, el tiempo que había trascurrido para el tiempo de Josué fue
de 23 horas y 20 minutos, no fue un día completo. Volvieron a leer las
Escrituras y encontraron que la
Biblia decía: “casi un día entero”. Aún no podían explicar lo
que sucedió con los restantes 40 minutos. Tenían que encontrar los restantes 40
minutos porque al proyectar las orbitas en el espacio este tiempo se
multiplicaría.
Otra vez la misma persona, el
mismo científico, se acordó de que en algún otro sitio de la Biblia decía que el sol
caminó hacia atrás, en el segundo libro de los Reyes capítulo 20, Ezequías en
el lecho de muerte fue visitado por el profeta Isaías a quien le pidió una
señal como prueba. Isaías dijo: “¿Avanzará la sombra diez grados, o retrocederá
diez grados? Y Ezequías respondió: Fácil cosa es que la sombra decline diez
grados; pero no que la sombra vuelva atrás diez grados” (2 Reyes 20:9,10). Y
diez grados son exactamente 40 minutos, 23 horas y 20 minutos en el caso de
Josué, además de 40 minutos en el caso de Ezequías, constituyen las 24 horas
que faltan en los cálculos espaciales como el día que falta en el universo.
Hasta aquí el mencionado artículo científico.
Aquí una vez más la ciencia ha
tenido que recurrir a la Biblia ,
la Palabra de
Dios, para resolver sus problemas científicos; es que nada en la vida, en la
muerte, en la creación, en el tiempo, en el espacio, en la eternidad haya
explicación aparte de Dios y de su Palabra. En el relato bíblico sobre el
origen del universo, del mundo, del hombre y de la vida en todas sus formas la Biblia repite
constantemente una frase que es precisamente la clave del principio de todas
las cosas, esta frase es: “y dijo Dios”. Esto es: todo vino a la existencia y a
la vida por medio de la
Palabra de Dios, sobre esto mismo el apóstol Pablo escribió:
“Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la Palabra de Dios” (Hebreos
11:3).
En el artículo leído vimos cómo la Biblia resolvió el problema
científico revelado por las computadoras, sobre la falta de un día entero desde
la fundación del mundo. Es que la fuente de la verdadera ciencia es la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es exacta,
ella es fiel; 1 Timoteo 1:15 dice: “Palabra fiel y digna de ser recibida por
todos”. La Palabra
de Dios es recta, el Salmo 33:4 dice: “Porque recta es la Palabra de Jehová”. La Palabra de Dios es
sumamente pura, el Salmo 119:140 dice: “Sumamente pura es tu Palabra”. La Palabra de Dios es
acrisolada, en 2 Samuel 22:31 dice: “Y acrisolada la Palabra de Jehová”. Y el
Salmo 12:6 dice: “Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata
refinada en horno de tierra, purificada siete veces”.
Y la Palabra de Dios no
solamente resuelve los problemas de la ciencia y muchas otras clases de
problemas con una exactitud asombrosa, sino que sobre todo y antes que todo
resuelve el problema espiritual del hombre, que es el mayor de todos los
problemas que aquejan a la humanidad. Muy bien se ha dicho que la Biblia es el MAPA del
viajero, el BORDÓN del peregrino, la
BRÚJULA del piloto, la ESPADA del soldado, la CARTA MAGNA del
cristiano, es el AGUA del sediento, el PAN del hambriento, la LUZ del perdido,
CONSUELO del triste, es una MINA DE RIQUEZAS, un PARAÍSO DE GLORIA, una FUENTE
DE FELICIDAD.
Grandes pensadores, filósofos,
literatos, poetas, músicos, libertadores, estadistas, han enaltecido la Santa Biblia :
Gabriela
Mistral, escritora chilena, dijo: “la Biblia es para mí el Libro, no veo cómo alguien
puede vivir sin ella”.
Galo
Plaza Lasso, ex presidente de Ecuador y ex secretario de la OEA , dijo: “aquí le dejo la Biblia , que la haya leído
todas las mañanas para revestirme de paciencia y de virtudes cristianas”.
Domingo
Faustino Sarmiento, político y escritor argentino, expresó: “la lectura
de la Biblia
echó los cimientos de la educación popular que ha cambiado la faz de las
naciones que la poseen”.
Abraham
Lincoln, político y ex presidente estadounidense, dijo: “creo que la Biblia es el mejor don que
Dios jamás haya dado a los hombres, todo el bien que emana del Salvador del
mundo se nos comunica a través de este libro”.
William
Gladstone, político y estadista británico, dijo: “he conocido a 95 de
los hombres más grandes del mundo en mis tiempos, y 87 de ellos eran seguidores
de la Biblia , la Biblia trae el sello
distintivo de su origen, y una distancia inconmensurable la separa de cualquier
otro libro”.
George
Washington, dirigente de la independencia y primer presidente de los
Estados Unidos, dijo: “es imposible gobernar rectamente al mundo sin Dios y sin
la Biblia ”.
Napoleón,
militar y gobernante francés, dijo: “la Biblia no es un mero libro, sino una creación
viviente, con un poder que vence a todo cuanto se le opone”.
Daniel
Webster, político estadounidense, dijo: “si en mis pensamientos, su
estilo, hay algo digno de encomio lo debo a mis padres que me inspiraron desde
temprana edad el amor a las Sagradas Escrituras”.
Patrick
Henry, fue una figura prominente en la Revolución americana,
dijo: “la Biblia
vale más que todos los demás libros que jamás se hayan escrito”.
Immanuel
Kant, filósofo alemán, expresó: “la existencia de la Biblia , entendida como un
libro para el pueblo, es el mayor beneficio que la raza humana jamás haya
experimentado. Todo intento de desprestigiarla es un crimen contra la
humanidad”.
Isaac
Newton, científico inglés, dijo: “hay más señales de autenticidad en la Biblia que en la historia
profana alguna”.
Goethe,
poeta y dramaturgo alemán, dijo: “que siga avanzando la cultura mental, que
sigan progresando las ciencias naturales en extensión y profundidad cada vez
mayores y que la mente humana se ensanche cuanto quiera, más allá de la
elevación y la cultura moral del cristianismo tal como brillan los Evangelios,
no podrá pasar”.
Sir
William Crookes, físico y químico inglés, expresó: “todo descubrimiento
humano parece hecho tan solamente para confirmar más y más las verdades que
contiene la Sagrada
Escritura ”.
Ferrar
Fenton, traductor de la
Biblia , expresó: “En las Sagradas Escrituras tenemos la única
llave que abre el misterio del universo al hombre y el misterio del hombre a sí
mismo”.
Juan
Donoso Cortés, filósofo, literato, político y diplomático español,
exclamó: “libro prodigioso aquel en que el género humano comenzó a leer 33
siglos antes, y con leer en él todos los días y todas las horas aún no ha
acabado su lectura, libro prodigioso pues cuando los cielos se replieguen sobre
sí mismo como un gigantesco pergamino y cuando la tierra padezca desmayos y el
sol recoja su luz y se apaguen las estrellas permanecerá él solo con Dios
porque es su eterna Palabra resonando eternamente en las alturas”.
Hermanos y Amigos míos, si los
insensatos, los incrédulos, los ateos y los materialistas pretenden negar la
autenticidad y la autoridad de la
Biblia , nosotros seguiremos leyendo, creyendo, practicando y
proclamando la Palabra
de Dios. La negación e incredulidad de ellos les produce insensibilidad, embrutecimiento,
corrupción, pecado, violencia y miseria moral; la afirmación y la fe nuestra,
nos produce perdón, limpieza, paz, salvación y vida eterna. Gracias a Dios por
la exactitud, la autenticidad, la veracidad, la eternidad de la Palabra y por todos los
beneficios hacia nosotros. Sí amigo y hermano, lee la Biblia
para ser sabio, cree la Biblia
para ser salvo, practica la
Biblia para ser santo.
Amigo, si deseas recibir los
gloriosos beneficios de la
Palabra de Dios arrepiéntete de tus pecados y recibe a
Jesucristo en tu corazón y vida como tu gran Salvador.
“Gracia y Paz”
Aprendiendo la Sana Doctrina