Cuando el Espíritu del Señor está en nosotros se produce
un estado de libertad, porque el fruto del Espíritu es Amor, Paz, Gozo, Fe,
Paciencia, Bondad, Benignidad y Dominio Propio. De tal manera, la presencia del
Espíritu de Dios nos da la capacidad de vencer las debilidades humanas.
Necesitamos vivir en la libertad que nos da el Espíritu de Dios para amar por
decisión a pesar de todo. Eso no es fácil, y precisamente por esa razón, lo
necesitamos a EL.
Para que el Espíritu del Señor esté en nosotros, tenemos
que vivir en obediencia a su palabra. Si no vivimos en obediencia, es imposible
que el Espíritu de Dios y por supuesto tampoco su fruto esté en nosotros. Toma
la decisión de vivir en obediencia a la palabra de Dios y pídele a Dios que te
ayude en tu debilidad. Suelta ya esa atadura que impide que el Espíritu del Señor
venga a tu vida. Suelta esa falta de perdón, suelta esa adicción, suelta tus
ataduras materiales. Deja todo lo que te estorbe para que el Espíritu del Señor
establezca su señorío sobre tu vida.
2 Corintios 3:17
“Porque el Señor es el Espíritu; y donde
está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”