Mateo 3:11-17
“Yo a la verdad os bautizo en
agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy
digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y
fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en
el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará. Entonces Jesús
vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le
oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero
Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda
justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del
agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que
descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que
decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”.
Cristo comenzó su ministerio
público con el bautismo. En esos días, Juan el Bautista estaba llamando a la gente a confesar sus
pecados y a demostrar su arrepentimiento mediante la inmersión en el río.
¿Por qué, entonces, el inmaculado Jesús pidió ser bautizado? Al comienzo, Juan
rehusó bautizarlo sabiendo que Cristo era "el Cordero de Dios, que quita el
pecado del mundo" (Juan 1:29). Pero Jesús no estaba demostrando
arrepentimiento, sino que se estaba identificando sacrificialmente con la humanidad pecaminosa.
Como cristianos, estamos llamados
a seguir su ejemplo en todas las cosas. Es por eso que el bautismo es el primer
paso como seguidores de Jesús. Así como Él estuvo dispuesto a identificarse con
nosotros, nos identificamos públicamente con Él cuando somos bautizados y
declaramos simbólicamente que: "He puesto mi fe en Jesucristo como mi
Salvador y creo que la deuda
por mi pecado fue pagada en su totalidad por su sacrificio.
Creo que así como Él resucitó de entre los muertos, yo también seré resucitado
por medio de Él. Caminaré en la
voluntad de Dios mientras esté en este mundo y viviré con Él
por toda la
eternidad. Porque me amó lo suficiente como para identificarse
conmigo en mi pecado, le demostraré mi amor a Él siguiendo su ejemplo ahora, y
durante el resto de mis días".
El bautismo demuestra nuestra
conexión no solo con Cristo, sino también con nuestros hermanos espirituales
—pasados, presentes y futuros. Nos unimos a todos los que caminaron antes de
nosotros en la fe ,
declarando que somos miembros de un mismo cuerpo, redimidos y resucitados por
el mismo Señor.
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria