¡Cuidado con las falsas doctrinas!
Gálatas 1:6-12
“Estoy maravillado de que tan pronto os
hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un
evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y
quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del
cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea
anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica
diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pues, ¿busco ahora el
favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si
todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. Mas os hago saber,
hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo
recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”.
Una revista británica publicó hace algunos años un
artículo titulado: “Cree su propia religión”. Su autora escribió: “Yo no logro
entender como la gente se puede dedicar a una sola religión y esperar que conteste
todas sus oraciones y que supla todas sus necesidades. No dudo que Jesús fuera
el Hijo de Dios, pero creo que también hubo muchos hijos, e hijas, de Dios”.
Más adelante concluye esta autora: “Me he convertido en una especie de urraca
teológica que toma trocitos de diferentes religiones, las cuales suplen mis
necesidades”.
Esta mujer, sin duda alguna, estaba totalmente equivocada
en su conclusión de que es necesario tomar “trocitos de diferentes religiones”
para suplir nuestras necesidades espirituales. Con frecuencia escuchamos
declaraciones similares a estas de personas que desconocen la verdad del
evangelio, pero lo más triste y lamentable es cuando provienen de lideres
cristianos, los cuales, con el fin de hacer más atractiva su predicación, alteran
la pureza del evangelio y predican lo
que piensan que a la gente les gusta escuchar, y no lo que deben escuchar.
En relación a éstos, el apóstol Pablo escribe en el pasaje de hoy: “Si alguno
os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pues,
¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los
hombres?”
Los cristianos de Galacia conocían el verdadero
evangelio, pero los falsos maestros lo pervirtieron afirmando que había que
guardar la ley de Moisés para ser salvo. Pablo les dijo que esto era totalmente
falso. El verdadero evangelio es el que él les enseñó, pues “no lo aprendí de
hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”, les dijo. De igual manera,
en su carta a los corintios, Pablo escribió que “Cristo murió por nuestros
pecados, que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las
Escrituras” (1 Corintios 15: 4). Todo aquel que lo cree de corazón y confiesa
con su boca que “Jesús es el Señor” será salvo, dice Romanos 10:9. Muchos han ignorado
esta verdad y han sido victimas de falsos maestros que, con bonitas palabras,
los han engañado diciéndoles lo que a ellos les agrada oír.
En su carta a los Romanos, Pablo les advierte acerca de
estos individuos: “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan
divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido,
y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor
Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan
los corazones de los ingenuos” (Romanos 16:17-18). Y en su carta a su hijo
espiritual Tito, Pablo se refiere a estos falsos maestros de la siguiente
manera: “Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo
abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra”. Entonces le
aconseja: “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina” (Tito
1:16-2:1).
Todas estas advertencias debemos tomarlas muy en serio, y
poner sumo cuidado en aprender la Sana Doctrina del evangelio expresada en la
Palabra de Dios, meditando en ella y orando cada día de nuestras vidas.
Entonces podremos rechazar con autoridad toda falsa doctrina que se nos
presente.
ORACIÓN:
Padre santo, te ruego me des sabiduria y discernimiento
espiritual para poder rechazar todas esas doctrinas que difieran de la verdad y
pureza de tu Santa Palabra. Igualmente te pido Señor me des el conocimiento necesario
para compartir con denuedo la Sana Doctrina que es todo lo que tu nos has
dejado plasmado en tu preciosa Palabra. Todo esto te lo pido en el glorioso nombre
de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla