viernes, 24 de mayo de 2013

50 MANERAS DE AMAR A SU PAREJA



1 Corintios 13:4-8
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser….”

1. Ámese cada uno a sí mismo.
2. Empiecen el día abrazándose.
3. Desayunen en la cama.
4. Díganse te amo cada vez que se separen.
5. Elógiense en forma espontánea y sincera.
6. Reconozcan y festejen sus diferencias.
7. Vivan cada día como si fuera el último.
8. Escríbanse cartas de amor inesperadas.
9. Planten una semilla juntos y cuídenla hasta su madurez.
10. Salgan juntos una vez por semana.
11. Envíe flores sin razón alguna.
12. Acepte y ame a los amigos y la familia del otro.
13. Escríbanse notas que digan te amo y colóquenlas por toda la casa.
14. Deténganse e inhalen el aroma de las rosas.
15. Bésense sorpresivamente.
16. Disfruten hermosas puestas de sol juntos.
17. Sean sinceros al disculparse.
18. Sean indulgentes.
19. Recuerden el día en que se enamoraron, y reconstrúyanlo.
20. Tómense de las manos.
21. Díganse te amo con los ojos.
22. Permita que ella llore en sus brazos.
23. Exprésele que lo comprende.
24. Brinden por su amor y compromiso.
25. Hagan algo que los anime.
26. Permítale que ello lo dirija cuando esté perdido.
27. Ríanse de sus chistes.
28. Aprecien su belleza interior.
29. Hagan las tareas de la otra persona por un día.
30. Alienten sueños maravillosos.
31. Exprésense muestras de afecto en público.
32. Dense masajes amorosos sin restricciones.
33. Escriban un diario de su amor y registren momentos especiales.
34. Tranquilice los temores del otro.
35. Caminen descalzos juntos por la playa.
36. Pídale a ella que se case de nuevo con usted.
37. Responda con un sí.
38. Respétense el uno al otro.
39. Sea el mayor admirador de su pareja.
40. Dé el amor que su pareja desea recibir.
41. Dé el amor que usted desea recibir.
42. Muestre interés en el trabajo del otro.
43. Trabajen juntos en un proyecto.
44. Constrúyanse una fortaleza con mantas.
45. Colúmpiense tan alto como puedan en un columpio a la luz de la luna.
46. Hagan un día de campo dentro de casa en un día lluvioso.
47. Nunca se acuesten enojados.
48. Ponga a su pareja primero en sus oraciones.
49. Dense un beso de buenas noches.
50. Duerman muy juntos.

Efesios 5:33
“…cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido”.


“Gracia y paz”
Edificando Matrimonios
conforme al propósito de Dios


LA MAYOR NECESIDAD DEL ESPOSO: EL RESPETO



Efesios 5:33
“Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido”.

La clave para tener un esposo feliz: EL RESPETO.

Según el diccionario el respeto es: “Considerar, reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades de una persona, que se acompaña de obediencia y una especie de admiración profunda hacia ella”.

El respeto es una de las mayores necesidades del varón y toda esposa debe satisfacerla si quiere tener a su lado un esposo feliz. El respeto comienza cuando una esposa honra el liderazgo y la autoridad de su esposo, no porque él sea superior, si no porque es la persona a quien Dios vistió de autoridad para el hogar. En otras palabras, el respeto no está dirigido al hombre sino a la autoridad que hay en él. Cuando una esposa entiende esto, respetará y se sujetará a su esposo de buen agrado, porque su mirada está puesta en Dios y no en su esposo.


Practicar el respeto

Puede que poner en práctica el respeto varíe de una persona a otra, pero he aquí algunos ejemplos. Léalos y añada otros de acuerdo con la personalidad de su esposo:

·      Apoye, levante y fomente la autoridad y el liderazgo de su esposo con palabras y acciones.

·      Respalde su autoridad delante de sus hijos, respetando sus decisiones; Sea una aliada de su esposo.

·      Valore y resalte sus capacidades, talentos y dones; Aliéntelo constantemente para que las pueda desarrollar.

·      Acepte sus decisiones y sugerencias, siempre y cuando estén de acuerdo a la palabra de Dios; Pero deje claro su punto de vista.

·      Acéptelo como es, aprecie lo bueno y ore por su debilidad; No lo critique ni quiera controlar todo lo que hace.

·      Muestre Interés por sus proyectos y ayúdelo a realizarlos.

·      Acompáñelo para que haga lo que le gusta.

·      Trátelo con la mayor cortesía y delicadeza.

·      Escuche con atención sus inquietudes y aconséjelo de acuerdo con la palabra de Dios.

·      Compréndalo en momentos de debilidad, angustia o tristeza.

·      Atienda sus necesidades sexuales, emocionales y físicas.

·      Perdónelo.

·      Admírelo, para que él sienta que es su héroe.


Aunque es una corta lista, muchas veces no es fácil hacer todas estas cosas porque no existe el esposo perfecto, es por eso que debe tomar la decisión de obedecer a Dios y hacerlo aunque su esposo no lo merezca; se requerirá una buena dosis de oración para adquirir sabiduría y buena voluntad. La Biblia habla de que si una esposa adopta una “conducta integra y respetuosa” atraerá a su esposo hacia Dios.

“Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos;  para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa” (1 Pedro 3:1-2).

Son muchas las ventajas que se logran, cuando en un hogar hay un esposo respetado, la más importante es que se establece el orden de Dios y esto traerá bendición a la familia. Si la esposa practica el respeto, sus hijos también lo harán. El estará complacido y podrá ser un mejor esposo, padre y hombre, habrá un ambiente de buena convivencia, protección, seguridad y confianza.


Reflexión:

El respeto incondicional debe ser una decisión de toda esposa. Para lograrlo hay que buscar y recibir el amor de Dios Padre, porque en Él encontrará la dirección y la fuerza para hacerlo con docilidad y lealtad.

En un hogar reina el orden y la armonía cuando lo lidera un esposo respetado, amado y feliz.


“Gracia y Paz”
Edificando Matrimonios conforme el propósito de Dios.




¿RECONOCEN LOS DEMÁS QUE ANDAS CON CRISTO?



Hechos 4:5-13
“Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas, y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes; y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto? Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado, sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús”.

El camaleón es un pequeño animalito que tiene una gran capacidad para cambiar el color de su piel de acuerdo al lugar donde se encuentre. Esto hace que se confunda tanto con el medio ambiente que le rodea, que resulta prácticamente imposible diferenciarlo de sus alrededores. Las personas a menudo también adoptan el “color” de su medio ambiente. Pueden llegar a ser como aquellos con quienes se relacionan, y adoptar sus hábitos y costumbres, ya sean éstas buenas o malas. De ahí el dicho popular, “Dime con quien andas y te diré quien eres”.

En el pasaje de hoy, los líderes religiosos judíos, viendo la manera de actuar y de hablar de Pedro y Juan, observando la firmeza y la autoridad con que defendían ante sus acusadores el acto de haber sanado a un hombre enfermo, tuvieron que reconocer que estos hombres, a pesar de carecer de educación e instrucción, realmente estaban impactando al pueblo de la misma manera que su Maestro lo había hecho. Dice que Pedro, “lleno del Espíritu Santo”, se dirigió a los gobernantes y los ancianos del pueblo exponiéndoles las razones por las que el hombre fue sanado, y a la vez les predicó el evangelio de Jesucristo. Entonces ellos, “viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús”.

Recordemos ahora la ocasión, justo antes de la crucifixión de Jesús, en la que Pedro fue reconocido como uno de los seguidores del Maestro (Mateo 26:69-73). Allí le dijeron: “Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre”. Pero en aquella ocasión, Pedro actuó de manera contraria a la que nos cuenta el pasaje de hoy, pues negó a su Señor. Después de la resurrección de Jesús, su ascensión al cielo, y la manifestación del Espíritu Santo en Pentecostés (Hechos 2), Pedro se convirtió en un hombre totalmente diferente, que no solamente se parecía a su Maestro en su manera de hablar, sino que con sus acciones manifestaba plenamente el carácter de su Señor.

Los discípulos habían llegado a ser como Cristo porque habían pasado mucho tiempo con él, lo habían escuchado enseñar, habían experimentado su amor y su compasión por los necesitados, habían compartido íntimamente con él, y habían seguido su ejemplo. Finalmente, cuando fueron llenos del poder del Espíritu Santo, pudieron ser testigos ejemplares del Señor, tal y como él les prometiera (Hechos 1:8). Nosotros también adoptaremos el carácter de Cristo cuando pasemos tiempo en comunión con él cada día de nuestras vidas, meditando en su Palabra, orando, y poniendo en práctica sus enseñanzas. A medida que el Espíritu Santo vaya tomando control de las diferentes áreas de nuestras vidas, más nos pareceremos a nuestro Señor Jesucristo.

Reflexiona en esta enseñanza y contesta esta pregunta: En tu centro de trabajo, en tu vecindario, en el mercado, dondequiera que te encuentres, ¿reconocen los demás que tú andas con Cristo? ¿O crees que es necesario que hagas algún cambio en tu manera de actuar?

ORACIÓN:
Mi bendito Padre y Señor, te ruego me ayudes a ser un testimonio que glorifique tu nombre, y que, a través de mis actos, todos puedan ver en mí el carácter de tu Hijo Jesucristo. En su santo nombre yo te lo pido, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla