Colosenses 1:10
“Para que andéis como es digno
del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo
en el conocimiento de Dios”.
Al llegar la época navideña, para
muchos cristianos comienzan los dilemas de “lo que se puede hacer” y “lo que no
se puede hacer”.
Muchos, en estas fechas, no
logran comprender que la navidad va mucho más allá que una tradición, o el
reunirse con familiares y amigos para pasar juntos un momento agradable. La Navidad, es el momento
exacto para reconocer que Jesús es el motivo de nuestra celebración y de
nuestra redención.
Muchos, en esta época, celebran
la navidad con algarabía y gozo, pero jamás han invitado a Jesús a ser parte de
dicho festejo, ya que en los últimos años, y a lo largo de todo el mundo, se ha
tenido más memoria de un personaje inventado llamado Santa Claus, que del mismo
Hijo de Dios, el cual se hizo hombre y se dio a sí mismo en sacrificio en la
cruz solo por amor hacia toda la humanidad.
Millones de personas, celebran
estas fechas, sin llegar a comprender que Santa Claus solo es una historia
inventada, mientras que Jesucristo es El Dios que vive y reina por los siglos
de los siglos.
Pero veamos un poco de donde
viene esta creencia…
Santa Claus no solo no es un
personaje cristiano o bíblico, sino que además, ha sido el personaje escogido
por satanás para tratar de reemplazar a Cristo en esta época, o al menos para
tratar de suplantarlo, haciendo olvidar a las personas de quien realmente es el
autor de la verdadera Navidad.
La leyenda de San Nicolás, surgió
con un obispo de Myra, en Asia Menor, en el siglo IV, que se hizo famoso por su
generosidad hacia las personas. La gente llegó a creer que cualquier donación
hecha por sorpresa venia de parte de él.
El pueblo de Holanda, tomó a San
Nicolás como santo patrón de los niños, y su fama se extendió poco a poco. En
muchos países de Europa los niños creían que él era quien traía los regalos que
recibían en la Navidad.
Si a todo esto le sumamos la
creencia del pueblo Noruego, de que la diosa Hertha aparecía sobre las
chimeneas de las casas trayendo suerte para el hogar, tendremos como resultado
la historia de Santa Claus, entrando por las chimeneas para dejar sus regalos a
todos los niños que se portan bien durante el año.
La leyenda de “Satán Claus” se
fue armando poco a poco a lo largo del tiempo, hasta llegar a estos días, en
donde la imagen de un viejo gordo, con barba, bigote, con su cabello
completamente blanco, y un enorme traje rojo, que viene volando por el cielo,
guiando un trineo tirado por dos equipos de renos, proveniente del Polo Norte,
llamado san Nicolás, Papa Noel, o Santa Claus, es usada por los grandes centros
comerciales del mundo entero, tratando de fomentar el consumismo, y
representando la época navideña y todo lo que tiene que ver con ella, en lugar
de ser Jesucristo el centro y razón de este festejo.
Hoy en día, cuando los niños aun
son pequeños, sus padres los engañan diciendo que es Papa Noel quien le trae
regalos, y se los deja entrando por la chimenea. Estos mismo niños, más tarde,
al crecer y descubrir que todo ha sido una vil y despreciable mentira dicha por
sus padres, rápidamente asocian el hecho con la fiesta del nacimiento de Jesús
y toman a la navidad como una de las mayores mentiras aplicadas en la infancia.
Por estos días son más los que
prefieren creen en Santa Claus que los que deciden creer en Jesucristo, por lo
cual, en esta época, muchos hombres cambian sus caracteres, y se ponen
totalmente sensibles, amando a todos aquellos que tanto han odiado en sus
vidas, pero una vez pasadas estas fiestas, vuelven a retomar sus rencores y
ofensas, supuestamente olvidadas, volviendo a ser todo exactamente igual a como
era antes, o en algunos casos aun peor.
La mayoría de la humanidad,
celebran estas fiestas con regalos, comidas, bailes, alcohol, droga, y todo
tipo de excesos, sin llegar a comprender que la verdadera navidad, se disfruta,
se entiende, y se celebra, solo cuando Jesús ha entrado en nuestros corazones,
y le hemos dado la oportunidad de que gobierne nuestras vidas.
Multitudes de personas se
preocupan más por buscar regalos, por hacer una buena fiesta, o por un arbolito
lleno de luces, que por llegar a comprender bien el verdadero significado de la
navidad y la gran bendición que ello encierra.
Dios nos dio el regalo, que es
sobre todo regalo, y permítame que le diga que dicho regalo no es la navidad,
sino más bien, Aquel que es el motivo de la navidad: “Jesús”.
Sin Jesús no hay navidad; y
precisamente por este motivo, en muchos hogares donde todo es fiesta en esta
época, hay como un vacío, el cual solo puede ser llenado por aquel a quien le
pertenece ese lugar: Jesucristo. Sin embargo cuando ese espacio lo ocupa una
fabula llamada “santa Claus”, el vacío se vuelve mucho más profundo, ya que
ningún ser humano, cuento, o historia, puede hacer lo que el Hijo del Dios
viviente hace en nuestras vidas, cuando decidimos invitarlo a nuestros
corazones, hogares y/o familias.
Tal vez, año tras año usted ha
celebrado y vivido esta época con un sentido totalmente opuesto a lo que es la
verdadera esencia de la navidad, pero hoy es el día en el que puede comprender
que Santa Claus esta tan lejos de reemplazar a Jesucristo, o de ser el
representante de la navidad, como el polo norte lo está del polo sur.
Cuando nacemos de nuevo y le
permitimos a Jesús que gobierne nuestra vida, es allí cuando nuestra
personalidad comienza a cambiar realmente, de modo que estamos más interesados
en dar que en recibir, en servir que en que nos sirvan, en que vean a Cristo,
que en que nos vean a nosotros, y en morir a nosotros mismos que en vivir “la
vida loca”.
Muchas personas, toman estas
fechas para tirar la casa por la ventana, hacer locuras y para tomar decisiones
de las cuales luego se arrepienten, pero hoy sería muy bueno que comprendamos
que en estos tiempos, más que nunca, debemos andar como es digno del Señor,
agradándole en todo, buscando solo hacer su voluntad, y que ese fruto sea
duradero, y no solo conformarnos con regalar algo y pasar tiempo con nuestra
familia, sino creciendo en el conocimiento de la verdad y siendo totalmente
libres del pecado y las mentiras del viejo y engañoso “Satán Claus”.
“Gracia y Paz”
Sal y Luz