¿Estás
viviendo en santidad?
Hebreos 12:14
“Seguid la paz con todos, y la
santidad, sin la cual nadie verá al Señor.”
Una vida de santidad debe ser la
meta fundamental de todo cristiano. A través de los siglos la humanidad ha
intentado alcanzar la santidad por muchos medios. Muchos han pensado que la
clave para alcanzarla es apartándose de la sociedad y encerrarse a vivir
“piadosamente” en un monasterio o convento, sin embargo la historia nos dice
que aún en estos lugares el pecado abunda. Santidad no es salirse de la
realidad del mundo, sino ser fieles a Dios en medio de una sociedad infiel y
corrupta. Ser santos significa "apartados por Dios para Dios". Vivir
en santidad implica un estilo de vida, un estado mental y espiritual que
refleje una constante disposición del corazón a agradar y obedecer al Señor,
independientemente de las condiciones que haya a nuestro alrededor.
La verdadera santidad es
agradable y llena de gozo, contraria a la manera de pensar del mundo que
relaciona la santidad con privaciones, caras tristes, personas frustradas y sin
ilusión, etc. En el Salmo 96:9 el salmista nos exhorta a adorar al Señor
"en la hermosura de la santidad.” Ciertamente es una experiencia maravillosa
adorar a Dios en una vida de santidad. El pasaje de hoy nos dice que sin
santidad nadie puede ver al Señor. Cuando un cristiano no vive en santidad
pierde la oportunidad de disfrutar de la presencia, la paz, el gozo y las
bendiciones de Dios. Por el contrario, aquel que vive una vida de santidad
disfruta de la presencia del Señor y su corazón está lleno de gozo, pues
"en su presencia hay plenitud de gozo", afirma el Salmo 16:11.
Desde el momento que aceptamos a
Jesucristo como salvador, somos justificados y recibimos la salvación de
nuestras almas. En ese momento comienza en nosotros el proceso de
santificación, el cual implica cambios profundos en nuestra mente, alma y
corazón. Este proceso es llevado a cabo por medio de la obra continua del
Espíritu Santo en nuestras vidas, y requiere nuestra activa participación en el
mismo. Esto escribe el apóstol Pedro en su primera carta, en la cual exhorta a
sus lectores a vivir una vida de santidad: "Como hijos obedientes, no os
conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino,
como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra
manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo." (1
Pedro 1:14-16).
Es la voluntad de Dios que
vivamos en santidad. En 2 Corintios 6:17-18, el apóstol Pablo menciona las
palabras del profeta Isaías cuando se dirigió al pueblo de Israel diciéndoles:
“Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no
toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y
vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.” (Isaías 52:11). La Biblia establece claramente
que Dios espera que sus hijos vivamos en santidad. Entonces él derramará sus
bendiciones y su favor sobre nosotros.
Claro que por nuestras propias
fuerzas no podemos vivir en santidad, pues nuestra naturaleza pecaminosa se
opone a que lo logremos, pero si dejamos que el poder del Espíritu Santo se
manifieste en nosotros, entonces podremos. Quizás has tratado en más de una ocasión,
y probablemente has caído una y otra vez. Pero no te desalientes. Nuestro Padre
celestial sabe perfectamente lo difícil que es para nosotros lograrlo. Confiesa
tus pecados, y Dios, que es fiel y justo, te perdonará y te limpiará de toda
maldad, dice 1 Juan 1:9. Toma hoy la firme decisión de vivir en santidad, busca
diariamente el poder que necesitas por medio de la lectura de la Biblia y la oración, y con
la ayuda del Espíritu Santo lo lograrás.
ORACION:
Padre santo, es mi anhelo caminar
en santidad, pues sé que tú deseas que seamos santos así como tú eres santo. Te
rindo mi vida y te ruego que tu Santo Espíritu me de las fuerzas para lograrlo.
En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios Te Habla