Efesios 2:19
“Así que ya no sois extranjeros
ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de
Dios”
Un hombre cuenta; que estaba de
pensión en una ciudad extraña. Se sentía muy solo. Solía pasearse por las
calles por la tarde. A veces, por una ventana sin cortinas veía una familia
reunida alrededor de la mesa o cerca de la chimenea, y él cerca de la ventana
se sentía cerca de esa familia, luego los habitantes al percatarse de su
presencia corrían las cortinas, y él se sentía solo y excluido.
Eso es lo que no puede suceder en
la familia de Dios. Y lo que no debería suceder nunca en la iglesia. Gracias a
Jesús hay sitio en la familia de Dios para todo el mundo. Puede que en el mundo
la gente levanten barreras, las iglesias puede que celebren la comunión
exclusivamente para sus miembros pero Dios no hace eso nunca. Lo malo es que la
iglesia es a menudo exclusivista cuando Dios no lo es.
La iglesia se compara con una
ciudad, y todo pecador convertido ya está libre de pecado. También es comparada
con una casa, y todo pecador convertido es uno de la familia un siervo y un
hijo en la casa de Dios. También se compara la Iglesia con un edificio
fundado en la doctrina de Cristo, entregada por los profetas del Antiguo
Testamento, y los apóstoles del Nuevo Testamento. La Biblia presenta a la
iglesia de Jesucristo como un edificio, y cada creyente es un bloque en ese
edificio. Dios habita ahora en todos los creyentes, llegamos a ser el templo de
Dios por la obra del bendito Espíritu.
Entonces, si nuestras esperanzas
están fijadas en Cristo conforme a la doctrina de su palabra. Nuestro deber es
consagramos a Dios como templos santos por medio de Él, ya que somos morada de
Dios en el Espíritu. Pues es sobre la fe del creyente leal donde se edifica la Iglesia.
Encontramos que personas con toda
clase de relaciones, habilidades, y necesidades son las que conforman la Iglesia o gran familia en
Cristo, por lo que unirse con un propósito común, no es tarea fácil, pero
cuando dejamos que Dios, realice su obra y nos molde, dando a cada ladrillo la
forma necesaria en esa estructura, entonces llegaremos a ser un edificio con
bases firmes y sólidas. Dentro de estas bases tenemos que:
1. Formamos y armamos una gran
familia: Uno de los propósitos de Dios es hacernos formar parte de una familia,
donde hay más hermanos y hermanas para cuidarnos y ayudarnos a crecer. El gran
deseo de Jesús era que sus discípulos llegasen a ser uno.
2. La unidad de la Iglesia debe estar Basada
en Jesucristo, y las enseñanzas de los Apóstoles y Profetas: En esta forma,
Dios ha elegido a su Iglesia como portadora de la verdad y como el lugar donde
Dios ha prometido manifestar su presencia.
3. Procurando su presencia en
medio de nosotros: La Iglesia
solo presentará su unidad cuando se dé cuenta de que no existe para propagar
las ideas de un grupo de personas, sino para ofrecer un hogar en el que pueda
morar el Espíritu de Cristo y en el que todas las personas que aman a Cristo se
puedan reunir en ese Espíritu, para:
- Amarnos unos a otros. Juan 13:34
- Llevar las cargas los unos de
los otros. Gálatas 6:2
- Miembros los unos de los otros.
Romanos 12:5
- Honrando y prefiriéndonos los
unos a los otros. Romanos 12:10
- Gozarnos y llorar los unos con
los otros Romanos 12:15
- Animándonos los unos a los
otros. 1 Tesalonicenses 5:11
- Siendo hospitalarios los unos
con los otros. 1 Pedro 4:9
- Confesándonos nuestras faltas
los unos a los otros. Santiago 5:16
- Servirnos los unos a los otros
Romanos 5:13
- Perdonarnos los unos a los
otros. Efesios 4:32
“Así que entonces, hagamos bien a
todos según tengamos oportunidad, y especialmente a los de la familia de la fe”
Gálatas 6:10.
“Gracia y Paz”
Siervas Valientes de Dios