¿CÓMO ESTAS OCUPANDO EL TIEMPO DE VIDA QUE DIOS TE DA?
Filipenses 2:12
“Por tanto, amados míos, como siempre habéis
obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi
ausencia, ocupaos de vuestra salvación con temor y temblor”.
Esta escritura expone el extremo cuidado que debemos
tener en conservar y cultivar el maravilloso regalo que hemos recibido. La
prioridad del cristiano debe ser siempre la vida espiritual pues el éxito o el
fracaso aquí en la tierra depende de cuánto la cuidemos o descuidemos.
Para muchas personas sus días siempre están llenos de múltiples
actividades y ocupaciones, y muchas veces el tiempo no les alcanza para
llevarlas a cabo. Estas ocupaciones pueden ser obligatorias o voluntarias,
buenas o malas, fructíferas o poco productivas, pero cada una de ellas requiere
de un tiempo para realizarla. Por regla general la agenda diaria de muchos cristianos
incluye muchas actividades en el campo material o financiero pero muy pocas en
el campo espiritual. Realmente a muchos nos cuesta mucho trabajo cultivar nuestra
vida espiritual. Pero esto no es extraño, pues una de las tácticas del enemigo
de nuestras almas, el diablo, es precisamente ocuparnos el mayor tiempo posible
con cosas terrenales para que descuidemos las espirituales. El enemigo bien
sabe que un cristiano que se ocupa diligentemente en su vida espiritual es un
cristiano lleno del Espíritu Santo que resulta inmune a sus ataques.
Jesús nos enseña el orden correcto de nuestras actividades
diarias. En Mateo 6:33 nos dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. “Estas cosas” son las actividades
que normalmente ocupan el primer lugar en nuestro calendario, como la comida,
la bebida, el vestido, el transporte, las finanzas y otras por el estilo. Cosas
materiales cuya búsqueda generalmente requiere una gran cantidad de tiempo en
nuestras vidas. El Señor nos asegura que vamos a tener “todas estas cosas”, que
no nos va a faltar nada que sea imprescindible si le damos prioridad a buscar primero
su rostro y a cultivar una relación íntima con él.
El rey David, “varón conforme al corazón de Dios”, fiel
siervo del Señor, pudo decir con autoridad: “Jehová es mi pastor; nada me
faltará” (Salmo 23:1). Y el apóstol Pablo en su carta a la iglesia de Filipos
alaba la obra que ellos estaban haciendo y la generosidad que mostraron en
momentos difíciles por los que Pablo estuvo pasando. Por eso les dice: “Mi
Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en
Cristo Jesús” (Filipenses 4:19). La Santa palabra de Dios nos dice claramente
que cuando ponemos en primer lugar a Dios, él se encarga de suplir todas
nuestras necesidades, tanto materiales como espirituales. Amen.
Es también parte del plan de Dios que separemos tiempo
para nuestra familia (Efesios capítulos 5 y 6). El matrimonio debe apartar
tiempo para ellos solos. Y también es sumamente importante compartir tiempo de
calidad con los hijos mientras los tengamos en casa, pues el tiempo vuela y
cuando menos lo imaginamos parten para hacer sus propias vidas. En nuestro
trabajo, el tiempo debe ser aprovechado al máximo para llevar a cabo nuestras
responsabilidades de manera eficiente. De igual importancia debemos dedicar
tiempo para desarrollar o participar en algún ministerio de la iglesia, donde
sirvamos al Señor usando los dones y talentos que él nos ha dado.
Si establecemos estas prioridades en nuestra agenda
diaria, con seguridad vamos a disfrutar de una vida bendecida. Hagamos una
prioridad principal el dedicar tiempo a la lectura de la Biblia y la oración
diariamente. Esto nos llevará a crear una íntima comunión con el Señor, lo cual
nos capacitará para organizar nuestra vida de manera tal que nuestras prioridades
estén perfectamente alineadas con la voluntad de Dios.
ORACIÓN:
Padre Santo, te ruego que dirijas por medio de tu
Espíritu Santo el orden de mis actividades diarias a fin de ocuparme en tus
cosas en primer lugar, y ayúdame a poner mis otras responsabilidades en el
orden correcto, de manera que tu nombre sea glorificado en mi vida. Por Cristo
Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
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