¿Estás aprovechando
bien tu tiempo?
Efesios 5:15-17
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no
como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son
malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad
del Señor"
Con mucha frecuencia escuchamos decir a alguien: “¡El
tiempo se ha ido volando!” o “¡Es increíble, pero ya está aquí el fin de año de
nuevo! o cualquier otra expresión similar que describe la manera en que han
pasado los días, las semanas y los meses sin apenas darnos cuenta. Es
lamentable, pues debíamos estar conscientes de que entre todos los maravillosos
regalos que Dios nos ha dado, está el tiempo. No sabemos cuánto tiempo nos
queda en este mundo, pero tenemos que entender que cada día es un regalo de
Dios. La pregunta es: ¿Qué haremos con nuestros días? El Salmo 90:12 dice:
“Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón
sabiduría”. Cuando pedimos diariamente a Dios que nos dé sabiduría,
aprenderemos a tomar decisiones que nos llevarán a “aprovechar bien el tiempo”.
Si analizamos como usamos nuestro tiempo cada día,
probablemente nos daremos cuenta que la mayoría lo usamos en el mantenimiento
de la vida. Comemos, bebemos, dormimos, hacemos rutinariamente los quehaceres
diarios, incluyendo trabajar o estudiar, vemos televisión o llevamos a cabo
alguna que otra actividad o entretenimiento. Y así se va un día tras otro, y
pasa un año tras otro, y se nos va la vida sin apenas darnos cuenta. Sobre esto
el apóstol Santiago escribió: “¿Qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que
se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” (Santiago 4:14). Y
David nos dice en el Salmo 39:5: “He aquí, diste a mis días término corto, y mi
edad es como nada delante de ti. Ciertamente es completa vanidad todo hombre
que vive”.
Un famoso escritor escribió: “El promedio actual de
longevidad es de 25,550 días. Ese es aproximadamente el tiempo que vivirás, si
eres una persona común y corriente. ¿No te parece que es muy poco tiempo como
para desperdiciarlo?” De esta manera lo expresa el Salmo 90:10: “Los días de
nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con
todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos”. Al
entender esta realidad podemos aprender que el tiempo que usemos en el reino de
Dios es lo único que tendrá valor eterno y lo que nos permitirá vivir la vida
en abundancia que nos ha prometido el Señor (Juan 10:10).
El pasaje de hoy nos exhorta a que no andemos “como
necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo”. Esto es algo que debemos
tener en cuenta siempre. ¿Qué, pues, debemos hacer? Colosenses 3:23, 24 dice:
“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los
hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque
a Cristo el Señor servís”. Cuando aun las pequeñas cosas las hacemos para
agradar al Señor, cuando somos un testimonio agradable a él y un instrumento
que él pueda usar para ayudar a este mundo perdido, estamos invirtiendo el tiempo
que Dios nos ha dado de una manera sabia, lo cual nos traerá una recompensa no
sólo mientras vivimos sino por toda la eternidad.
Aprendamos a utilizar el tiempo de la mejor manera
posible. Para ello es necesario consultar con el autor del tiempo. El rey David
proclamó: “Señor, en tu mano están mis tiempos” (Salmo 31:15). Depositemos
nuestro tiempo en las manos de Dios. Comencemos con dedicar un tiempo
preferencial todos los días a buscar el rostro del Señor en oración, a leer su
palabra y a meditar en ella. Jesús nos exhorta a hacer de esto una prioridad en
nuestras vidas. En Mateo 6:33 dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y
su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Si sigues estas
instrucciones, comprobarás que el tiempo te rendirá mucho más, y Dios te
recompensará supliendo todas tus necesidades tanto materiales como
espirituales.
ORACIÓN:
Mi amoroso Yahweh Dios, te ruego me ayudes a administrar
mi tiempo de manera que todo lo que yo haga esté de acuerdo a los planes que tú
tienes para mi vida y la vida de mi familia. Ayúdame a comenzar cada día en tu
presencia para que seas tú quien controle todo mi tiempo y así seas glorificado
en mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla